El pensamiento único se impone con más dureza en Catalunya Ràdio

El despido del periodista Jordi García-Soler es otra muestra de que las opiniones independientes no tienen lugar entre los medios catalanes

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Después de diez años de emisiones, Catalunya Ràdio decidió quitar de su parrilla el programa ‘Converses’, que era dirigido y conducido por Jordi García-Soler. Aunque la dirección de la emisora le dijo que el cese es por motivos económicos, el periodista rechaza el argumento: sostiene que hace años sólo le pagaban 350 euros por cada emisión semanal, y que le obligaban a cotizar como autónomo.

García-Soler relaciona el levantamiento con su «desaparición absoluta» de las tertulias de Catalunya Ràdio, TV3 y 324, y con la suspensión de su programa ‘Memoria Selectiva’, «que era el único espacio dedicado a la canción catalana, y que no ha sido sustituido».

Sin voces independientes

Independiente no es sinónimo de independentista. Más bien al contrario, porque los dirigentes de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), de la que depende Catalunya Ràdio, refuerzan la teoría del pensamiento único entre sus contenidos y aplicado a los trabajadores.

La nueva presidenta de la Corporación, Núria Llorach, es licenciada en Psicología, pero ha sido miembro del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), y tras ocho años como consejera de este organismo, llegó a la presidencia gracias a la protección política de Convergéncia.

Llorach hereda la complicada gestión de Brauli Duart, que renunció hace una semana y dejó a los medios catalanes con pérdidas económicas y enfrentados a una pérdida de audiencia inédita. Para evitar el derrumbe de los números rojos, la primera medida de Llorach fue pedir un aumento de 26 millones en el presupuesto de la corporación, para pasar de 304 a 337 millones de euros para este año.

En la primera semana de marzo, el Sindicato de Periodistas de Cataluña acudió al Consejo de Europa para impugnar los nombramientos de Jaume Peral en TV3 y de Saül Gordillo en Catalunya Ràdio. El pedido tuvo el eco de la eurodiputada de Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (Alde) Teresa Giménez Barbat, quien elevó una pregunta al organismo por considerar que estos nombramientos ponen en «peligro» la libertad en los medios públicos catalanes.

Doble rasero

Tanto la CCMA como el CAC tienen una doble vara para medir las opiniones que se encuadra en su línea de pensamiento. Cuando Empar Moliner simuló la quema de una Constitución, Núria Llorach y el director de TV3, Jaume Peral, defendieron la puesta en escena en nombre de la libertad de expresión.

El CAC estuvo lento de reflejos cuando en 2012 se denunció que el programa Bestiari Il·lustrat simulaba el fusilamiento de una caricatura de Juan Carlos I (apenas pidió un aumento de los controles a TV3 un mes más tarde). Pero fue muy rápido cuando emitió informes alertando de las opiniones de los medios conservadores Intereconomía y 13TV, que hicieron analogías entre la Diada de 2013 y las manifestaciones de la Alemania nazi.

 

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