ERC enfría la crisis con Junts per Catalunya en la semana de Sánchez

Esquerra opta por rebajar la tensión con JxCat para dejar que todo el desgaste ahora sea para el PSOE y Podemos antes del pleno de investidura

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El adelanto electoral por el que aboga ERC y del que Junts per Catalunya (JxCat) no quiere oír ni hablar sigue cortocirtuitando la relación entre los dos socios cada vez peor avenidos que integran el govern de Quim Torra. Pero tras el encontronazo de la semana pasada, culminado este lunes con un puñetazo sobre la mesa de los posconvergentes, unos y otros pretenden correr a partir de ahora un tupido velo sobre el tema. O bien hasta el próximo choque o bien hasta que toque ponerlo en serio sobre la mesa. Es decir, una vez el Supremo dicte sentencia en la causa del procés.

Es lo que quedó claro con el intercambio de mensajes públicos que se lanzaron unos y otros para arrancar la semana en modo resaca tras un domingo en que siguieron las convulsiones, precisamente porque el que el presidente de la Generalitat, entrevistado en Público, trató de atajar el debate recordando que solo él tiene la potestad de convocar elecciones y subrayando que no tiene ninguna intención de hacerlo.

Ni ahora ni cuando se pronuncie el Supremo, porque la  “respuesta de país” que Torra propone dar a las sentencias no pasa por avanzar unos comicios al Parlament sino por “volver a ejercer el derecho de autodeterminación”.  Y el expresidente del grupo de ERC en el Congreso, Joan Tardà, le replicó advirtiéndole que para prolongar la legislatura necesitará también “el consentimiento” de ERC.

JxCat y ERC: el intercambio de golpes

A ese intercambio de golpes se sumó este lunes Eduard Pujol. El portavoz adjunto de JxCat en el Parlament saltó a la palestra para remarcar que la convocatoria electoral está exclusivamente en manos de Torra. Eso ya lo había hecho el mismo domingo su correligionaria Laura Borràs, diputada en el Congreso, pero Pujol remató añadiendo unaexigencia de “respeto institucional” para con el president.

Hubo más pullas a Tardà provenientes de los posconvergentes. Como la del también diputado en el Parlament Pep Riera, que se remitió al primero de los grandes encontronazos entre JxCat y ERC que han marcado la legislatura, el del amago fallido de investidura de Carles Puigdemont, frenado por el presidente del Parlament, Roger Torrent, uno de los hombres fuertes de Esquerra, que optó por desconvocar el pleno de investidura tras el veto del Constitucional, para disgusto de los posconvergentes, que no se lo han perdonado. “Sabes muy bien que solo el presidente del Parlament puede convocar un pleno de investidura”, le dijo Riera a Tardà. “Y tú que lo sabes todo, ya sabes cómo lo hizo el  president Roger Torrent el 30 de enero de 2018”.

Pero, pese a las andanadas, ERC optó por no mantener el pulso, agachar la cabeza y frenar la escalada. La portavoz de la formación, Marta Vilalta, rebajó la trifulca a un legítimo intercambio de opiniones, pese a que la de Torra es la del presidente de un gobierno bipartito cuyos dos integrantes discrepan en ese punto.

La portavoz de Esquerra admitió que quien tiene la potestad de convocar elecciones es el presidente de la Generalitat, algo que ella misma calificó de “evidente”, y se limitó a plantear que cuando le toque valorar un posible adelanto electoral, sea posible “debatirlo” en el seno del govern, porque la respuesta a la sentencia, alegó, tiene que ser “el máximo de compartida”.

Los de Junqueras optan así por rebajar ahora la inflamación que ellos alimentaron al afirmar que el acuerdo entre JxCat y el PSC en la Diputación de Barcelona suponía “un antes y un después” en la relación entre los dos socios en la Generalitat, en palabras de la propia Vilalta hace una semana. La portavoz dice ahora que se refería a la quiebra de la confianza entre las dos formaciones, que, efectivamente se produjo, y que precisamente por eso lo que ahora toca es trabajar para reconstruirla. Y las afirmaciones de Tardà, un peso pesado en Esquerra que ya había afirmado previamente que, con la sentencia del Supremo, las elecciones serían ya “inaplazables”, se quedan, como las de Torra, en simples opiniones a título particular, que su partido no suscribe, pero tampoco desautoriza.

Tras esa aparente victoria fácil concedida por ERC a JxCat lo que se esconde es puro cálculo. La  confianza entre ambas formaciones hace mucho que está bajo mínimos, y los pactos post 26-M, tanto en la Diputación como en numerosos ayuntamientos, no son sino otro episodio de su perpetuo desencuentro, pero en Esquerra asumen que no se puede mover ficha hasta que haya sentencia. Mientras, entienden en la dirección del partido, basta con cargarse de razones y dejar a Tardà y al diputado en el Congreso Gabriel Rufián como francotiradores de pullas.

Al fin y al cabo, los pronósticos que van arrojando las encuestas les dan la razón. Sin ir más lejos, este mismo lunes los republicanos se desayunaron con un sondeo de El Periódico que les vaticina una holgada victoria electoral con entre 40 y 41 escaños (es decir, 8 o 9 más que ahora) a costa, precisamente, de sus socios, que perderían 9 o 10 de  sus 34 diputados.

JxCat y ERC sí coinciden sobre Sánchez

Mientras, conviene poner el foco en otros incendios con el epicentro lejos de la plaza Sant Jaume. Como, sin ir más lejos, el del bloqueo de las conversaciones para la investidura de Pedro Sánchez, en el que JxCat y ERC coinciden en ver una nueva muestra de la incapacidad del presidente del Gobierno en funciones para dialogar con otras fuerzas políticas.

“El diálogo y el señor Sánchez son conceptos que no ligan. Es incapaz de negociar y de proponer propuestas factibles sobre la mesa. Ya lo demostró con los presupuestos”, dijo Pujol. Sánchez “está actuando de forma irresponsable” y “no ha hecho ninguna reflexión” ni ha sabido leer los resultados electorales, dijo Vilalta. Al menos, en eso hay consenso en el govern Torra.

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