JxCat pide al PSOE dividir el grupo mixto para mejorar sus prebendas

La creación de dos grupos mixtos en el Congreso aumentaría los tiempos de intervención y las subvenciones de las formaciones sin derecho a grupo propio

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No parece que haya entendimiento posible entre el PSOE y Junts per Catalunya (JxCat). Los socialistas, sabedores de que una eventual abstención de los posconvergentes no bastaría para desencallar la investidura de Pedro Sánchez, no quieren multiplicar sus concesiones al soberanismo porque bastante tienen con contentar a ERC. Pero hay algo que ha provocado una inesperada tregua de JxCat, que, tras verse este miércoles con el PSOE, dijo que la reunión había ido «muy bien».

¿Por qué? Porque hay un asunto que nada tiene que ver con ese marco de negociaciones «entre iguales» que reclaman Quim Torra y Carles Puigdemont, y en el que la coalición independentista espera arrancar un gesto del PSOE.

Los posconvergentes, cuyos resultados no les alcanzan para formar grupo propio en el Congreso, aspiran, como muchos otros de los partidos en la misma situación, a que el grupo mixto, hinchado como nunca como consecuencia del insólito nivel de fragmentación de la cámara baja surgido de las urnas el 10-N, se divida al menos en dos. 

Objetivo: dividir el grupo mixto

Para tener grupo propio el reglamento del Congreso establece que hay que disponer de al menos 15 diputados. Si no se da el caso, también se puede conformar siempre y cuando se cuente con un mínimo de cinco escaños y también con el 15% de los votos en cada una de las circunscripciones en las que la formación se ha presentado. Si tampoco se da este caso, también existe la posibilidad de reunir al menos cinco diputados y el 5% del voto a nivel nacional.

Tras el 10-N, en la cámara baja hay 21 diputados de 10 formaciones distintas que no cumplen con esos requisitos, y que conformarían el mayor y más heterogéneo grupo mixto del actual periodo democrático. De ahí que esos grupos pequeños ya hagan números para explorar fórmulas que permitan dividirlo. Si no, les tocaría repartirse entre todos tanto los tiempos de intervención que corresponderían a cada uno de los partidos en los debates parlamentarios. 

Además, hay un último factor y es crucial: el dinero. Además de los 1.645,49 euros al mes por cada diputado, cada grupo recibe una subvención también mensual y fija de 28.597,08 euros, con independencia del número de escaños de que disponga. Así que el si grupo mixto se divide en dos, habría el doble de dinero a repartir por ese concepto. O el triple, si salen las cuentas para formar tres grupos.

Las sumas y restas de JxCat

De entre las múltiples combinaciones posibles, en JxCat contemplan tres opciones que consideran las más viables. La primera es la que exploran varios partidos regionalistas para conformar un grupo diferenciado, en el que podrían integrarse al menos los dos diputados de Navarra Suma, el de Teruel Existe, el del Partido Regionalista de Cantabria y la diputada de Coalición Canaria, que, conjuntamente, sumarían cinco escaños y alcanzarían el 5% de las papeletas emitidas a nivel nacional.

Así, en el grupo mixto quedarían al menos los ocho diputados de JxCat -la fuerza más numerosa-, los dos de Más País, los dos de la CUP, el de Compromís, y el del BNG. En ese escenario, lo que estaría por ver es dónde quedarían el diputado de Nueva Canarias y el del Foro Asturias, que se presentó de la mano del PP.

Con independencia de que se acabe configurando ese grupo regionalista, los posconvergentes han barajado otras dos posibilidades, aunque la primera, la de formar un grupo conjunto con la CUP -una alianza con la que se alcanzaría el requisito del 15% de papeletas en las cuatro circunscripciones catalanas, que es donde ambas formaciones se presentaron-, la formación antisistema la descartó abiertamente el martes.

La última alternativa sería la de explorar la formación de un grupo integrado por JxCat, el BNG, Compromís y alguna otra formación de modo que se alcanzara el 5% de votos a nivel nacional.

Todas esas operaciones dependen de la voluntad de las formaciones que integran el puzzle, que ya han iniciado los contactos para estudiarlas, y que tienen aún cinco días hábiles para presentar a la Mesa del Congreso sus propuestas en ese sentido. Pero también están en manos de la propia Mesa, que es quien tendría la última palabra a la hora de autorizar esas sumas y restas, y que tras la sesión constitutiva de las Cortes quedó en manos de PSOE y Unidas Podemos, que ocupan seis de las nueve plazas de la misma, con tres representantes cada uno.

El precedente de Amaiur

Y no siempre la Mesa ha autorizado maniobras de ese tipo. En JxCat recuerdan el precedente de Amaiur en 2011, aunque se trataba de un caso muy distinto. Entonces, la coalición abertzale obtuvo siete escaños, pero no alcanzó el 15% de votos en Navarra, por lo que optó por posponer la toma de posesión de su diputado por esa circunscripción y plantear la formación de un grupo con los otros seis obtenidos en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, donde sí había alcanzado el mínimo de papeletas requerido.

Pero la Mesa, entonces en manos del PP, vetó la maniobra en base a un informe de los servicios jurídicos de la cámara. La formación elevó el asunto al Constitucional, pero el recurso no fue admitido a trámite.

En todo caso, fuentes posconvergentes aseguran que los escenarios en estudio ya se le han planteado al PSOE, y que por ahora los de Pedro Sánchez de momento solo han expresado que en el improbable caso de que los posconvergentes facilitaran la investidura, no pondrían pegas, siempre y cuando los grupos resultantes del reparto cumplieran con los requisitos exigidos por el reglamento del Congreso.

Pero a lo que aspiran JxCat y el resto de grupos que abogan por la fragmentación del grupo mixto es a que el PSOE y sus socios de Unidas Podemos acaben aceptando igualmente esas operaciones al margen de las negociaciones en pos de los avales para la investidura de Sánchez, que, si hacemos caso de Esquerra —que es a quien priorizan los socialistas a la hora de buscar apoyos—, aún van para largo.

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