La exsenadora Marta Pascal rompe la estrategia del PSC

La renuncia de Pascal al Senado acerca aún más a la excoordinadora del Pdecat al espacio del 'catalanismo moderado' que Miquel Iceta aspira fagocitar

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El PSC sabe cómo se quiere vestir en las próximas elecciones catalanas, pero en la última semana han surgido contratiempos de vestuario. La apuesta por el ‘catalanismo moderado’ de Miquel Iceta ha sido más que evidente en lo que va del año: desde la defensa del catalán como lengua vehicular en la escuela hasta su rechazo frontal a una calianza constitucionalista en Cataluña, está claro que los socialistas catalanes quieren profundizar en pactos como el que firmaron con Units per Avançar para las elecciones autonómicas de 2017 y las municipales de 2019.

Pero las contradicciones de trabajar con el PSC se antojan insostenibles para Units. El pacto de los socialistas con Unidas Podemos en el Gobierno central, aunado al flirteo de Iceta con los comunes de Ada Colau, ponen a prueba los límites de la nueva UDC. Y, si bien el secretario general de la formación, Ramon Espadaler, aún no da por roto su pacto con el PSC, el pasado 22 de febrero confirmó su intención de explorar nuevos acuerdos con grupos más cercanos al espacio de centro en el que se sitúa, y en los que Marta Pascal tiene altas inversiones.

Units acordó ya «profundizar» en las conversaciones que mantienen con el denominado «grupo de Poblet», formado por críticos del Pdecat como la misma Pascal o Carles Campuzano. La excoordinadora general del Pdecat –que este lunes informó de su dimisión como senadora de JxCat y dijo que aún no se plantea abandonar la formación posconvergente– asistió de forma discreta en octubre pasado a la reunión fundacional de El País de Demà, la plataforma catalanista promovida por los arrepentidos del procés en el Monasterio de Poblet.

Espadaler reconocía hace una semana que «hay una mayor sensibilidad y proximidad en cuanto a planteamientos y visión de país» con El País de Demà y «el entorno de Poblet», abriéndose así a «trabajar otras alternativas electorales» al margen del pacto con el PSC. Y con la dimisión de Pascal a su escaño en el Senado –por su manifiesta imposibilidad de seguir «poniendo voz» a un JxCat con el que ya no puede discrepar más–, el «grupo de Poblet» se acerca aún más al espacio de Units, lo que a su vez aleja a Iceta de su borrador electoral.

La estrategia de Iceta

En diciembre pasado, apenas dos meses después del acuerdo fundacional del «grupo de Poblet», Miquel Iceta puso de manifiesto sus intenciones de rodear al PSC de formaciones catalanistas incómodas con la deriva del procés. Aunque el líder de los socialistas catalanes prefirió no hablar de partidos sino de «espacios políticos», sonaban entonces nombres como Lliures, Lliga Democràtrica y, claro, El País de Demà. Era el «round dos» de la lista de Junts pel Seny que intentó impulsar en 2017 en Cataluña y a la que al final solo se sumó Units.

A Marta Pascal y a los críticos del Pdecat que se reunieron en Poblet, Iceta quiso enviar entonces un mensaje: «Que sepan que les tenemos en cuenta, que hemos leído su documento y nos interesa». Y, a grosso modo, expuso su estrategia de forjar alianzas con «fuerzas políticas en procreso de creación, como la Lliga Democràtica, a los amigos y amigas que se encontraron en Poblet, personas que buscan su espacio político» para «reorientar el rumbo de Cataluña, superando la política de bloques».

La pelota está del lado de Units que, pese a jurar «lealtad» al PSC más allá de las diferencias, debe decidir si pacta con «el grupo de Poblet», Lliures o la Lliga, o si –como la quiere la Lliga– las fuerzas deciden forman una coalición para acaparar todos los votos «moderados» y entrar en el Parlament sin estar Units fundido con el PSC.

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