Los bandazos de Pedro Sánchez sobre Cataluña en 10 vídeos

El líder del PSOE ha protagonizado giros de todo tipo respecto a Cataluña hasta su diagnóstico final: un "conflicto político" (para satisfacción de ERC)

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¿Qué piensa Pedro Sánchez de la situación en Cataluña y cuáles son sus propuestas políticas? Alguien podría pensar que el problema de esta pregunta es que la respuesta es muy amplia. En realidad no. El problema es que las respuestas de Sánchez son contradictorias y siempre están condicionadas a sus necesidades.

El Sánchez que alcanzó la secretaría general del PSOE en 2014 no tiene nada que ver con el que se abrazó a Albert Rivera en 2016 ni con el que ahora busca los apoyos de ERC para su investidura. Su discurso sobre Cataluña ha cambiado tanto como sus urgencias. El resultado es que es difícil saber qué piensa en realidad el presidente en funciones porque lo piensa todo.

Basta con fijarse, simplemente, en la evolución de su posición sobre Cataluña en las últimas semanas, entre la campaña electoral y los días posteriores a los comicios del 10-N. No queda rastro del discurso contundente contra el independentismo que caracterizó sus actos de campaña –no solo en el debate y en sus declaraciones, sino en los viernes anti-soberanistas de los consejos de ministros de la temporada electoral–. Ahora imperan los mensajes de diálogo y concordia.

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La incoherencia del líder socialista sobre Cataluña tiene cola. A lo largo de los últimos se ha referido a Cataluña como «nación» y, en consecuencia, a España como «estado plurinacional». Hasta que dejó de hacerlo y Cataluña pasó a ser una comunidad o una parte del territorio.   

Lo mismo ocurrido con la propia situación política desde que estalló el procés. Era una crisis, luego un problema territorial, luego un problema de convivencia y, desde que busca el respaldo de ERC, un conflicto político.

Repasamos en 10 vídeos las diferentes actitudes que Sánchez ha tenido con respecto a Cataluña, en orden cronológico, desde diciembre de 2014 (el año en el que llegó por primera vez a la secretaría general del PSOE) hasta este mes de noviembre.

Cataluña, según el Sánchez pre Moncloa

«No estoy en contra de que votéis», decía Sánchez en el programa Salvados. «Quiero que votéis dos veces: una nueva Constitución y un nuevo Estatuto», dijo. El periodista Jordi Évole le preguntó si una reforma constitucional solucionaría el problema, a lo que el líder socialista respondió: «Será difícil pero yo creo que es la solución».

«Cataluña es una nación y el estado de Cataluña es el Estado español». En mayo de 2017, en una entrevista con eldiario.es, Sánchez reivindicó su «derecho a evolucionar y madurar esas posiciones». «Mi posición ahora es más completa, no distinta», añadió, asegurando que «la definición de España como nación de naciones es el mejor punto de encuentro» para «abordar de una manera mucho más audaz la naturaleza de nuestro país».

El 31 de mayo 2018, en el debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy, Sánchez explicó al entonces presidente del Gobierno que el problema catalán tenía raíz en un Estatut recurrido por el Tribunal Constitucional, que no fue votado por los catalanes. «Ese problema político no se resuelve escondiéndose detrás de los tribunales y de las togas», afirmó, acusando a Rajoy de confrontar territorialmente para llegar a La Moncloa. «Hay un problema político que tenemos que resolver», insistió, a las puertas del Ejecutivo.

De la moción de censura al 28-A

Tras convertirse en el presidente del Gobierno con el apoyo de ERC y JxCat, Sánchez propuso celebrar un referéndum en Cataluña, pero no por la autodeterminación, sino por el autogobierno. «La votación no puede ser por la independencia o la autodeterminación, sino que tiene que ser por un fortalecimiento del autogobierno de Cataluña que, en definitiva, a mi juicio, es lo que mayormente aglutina al conjunto de la sociedad catalana», dijo en una entrevista en la Cadena SER en septiembre de 2018.

Tras la reunión de Pedralbes del 20 de diciembre de 2018, Sánchez manifestó que «entre el 155 perpetuo que algunos quieren y la unilateralidad que algunos proclaman creo que hay un espacio donde se encuentra la mayoría social de Cataluña y del país». Entonces, apostaba por «pasar de la voluntad de diálogo al diálogo real», pero también admitiendo que «la solución a la crisis catalana va a durar años», según dijo en una entrevista de La Vanguardia.

«La tarea que tenemos es construir espacios de diálogo, acuerdo y confianza y lealtad institucional. Dentro de la Constitución podemos encontrar una solución a la crisis política en Cataluña», añadió, además de volver a proponer la refoma del Estatut. «Creo que podría ser la solución».

En el debate electoral de cara a las elecciones del 28-A, Sánchez recetó que «Cataluña tiene que hablar con Cataluña». «Hemos propuesto una mesa de partidos para resolver el problema de fondo de convivencia en Cataluña. No va a haber ni independencia ni referéndum ni quiebra de la Constitución española», defendió, pero dentro de la carta magna estaba dispuesto a dialogar «con todas las fuerzas políticas».

Sánchez y Cataluña ante la repetición electoral

El más notable cambio de actitud de Sánchez con respecto a Cataluña tuvo lugar en los seis meses comprendidos entre las elecciones del 28-A y las del 10-N, cuando su discurso se volvió cada vez más duro contra el independentismo. La crisis catalana fue parte del debate de su fallida investidura, y allí comentó que, «si hablamos de la crisis territorial derivada del pulso soberanista, nosotros consideramos que el problema en Cataluña es un problema de convivencia, no de independencia».

Tras la sentencia del procés, el 14 de octubre pasado, Sánchez aseguró que se abriá una «etapa nueva» en las relaciones Cataluña-España. Y su guerra abierta contra el independentismo cogió fuerza. En una declaración institucional ese lunes, cuando comenzó una temporada de disturbios en Cataluña por las condenas del Tribunal Supremo a los líderes del 1-O, Sánchez apartó sus críticas al Estatut y dijo: «El autogobierno catalán se reconoce y se expresa en el estatuto de autonomía de Cataluña, que fue quebrantado por el independentismo».

El 4 de noviembre, en el debate electoral del 10-N, tanto Rivera como Casado interpelaron a Sánchez sobre si planeaba pactar con los independentistas tras las elecciones. No quiso responder. «Si estamos en una repetición eelectoral es porque Rivera y Casado votaron en contra del gobierno progresista», reprochó. Cuando se le preguntó si Cataluña es una nación, se remitió a los estatutos de autonomía en los que se refiere a las nacionalidades.

Sánchez tras el 10-N (y ante la negociación con ERC)

La resaca electoral ha venido acompañada de pocas apariciones públicas de Sánchez. Pero el 14 de noviembre, cuando era evidente que había que negociar con ERC para facilitar su investidura, Sánchez pasó de los viernes antisoberanistas y el enojo con el independentismo, a decir: «Nosotros vamos siempre a ofrecer diálogo dentro de la Constitución y de la legalidad democrática».

Señaló que el preacuerdo de coalición con Unidas Podemos indica que «los primeros que tienen que hablar son los catalanes». «Hay una mesa de partidos en el Parlament que tiene que ser activada», dijo, manifestándose «en favor de encontrar una solución política a esta crisis territorial. No lo vamos a resolver en un mes o dos meses».

Y, como capítulo extra, pero también como elemento relevante para entender el giro de Sánchez con respecto a Cataluña, un último vídeo del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, refiriéndorse al desafío independentista como un «conflicto político», para satisfacción de su probable socio ERC.

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