Los fichajes de Sánchez que desquician a Torra (y II)

Repasamos los nombres del equipo de Pedro Sánchez que menos han gustado al Govern y el conjunto del independentismo

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Primera parte

El nombramiento de Josep Borrell, el primer escogido por Pedro Sánchez para su gabinete, ya fue percibido como un jarro de agua fría por el independentismo, apenas tres días después de haber dado apoyo a la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Carmen Calvo, escogida como vicepresidenta tras haber negociado el 155 por parte del PSOE, y José Luis Ábalos, tampoco gustaron, como apuntamos en la primera parte de este repaso a los mensajes nada halagüeños que Sánchez ha enviado ya con nombres y apellidos a los independentistas. Pero hay más. Los reseñamos a continuación.

Fernando Grande-Marlaska (Interior)

Enmarcado en el sector conservador de la judicatura, Fernando Grande-Marlaska, que fue aupado al Consejo General del Poder Judicial por el PP, ejerció de azote de Batasuna al reemplazar a Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional. Grande-Marlaska envió a prisión a Arnaldo Otegi, como el ex líder de Batasuna recordó este jueves, y la izquierda abertzale le acusa de haber hecho oídos sordos a las denuncias por torturas a detenidos.

De hecho, el teniente de alcalde de Barcelona Jaume Asens, abogado y enmarcado en el ala independentista de los comuns de Ada Colau, recordó ayer jueves en Twitter que en seis de las nueve ocasiones en las que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha condenado a España por casos de torturas, las víctimas eran detenidos que estaban bajo su custodia.

Artadi le puso como ejemplo de los ministros “inquietantes” que dijo que pueblan el gabinete de Sánchez

Grande-Marlaska también fue quien inició el caso contra dos independentistas catalanes por haber quemado fotos del rey, y que supuso una nueva tarjeta de Estrasburgo a España,a la que el TEDH obligó a devolver la multa pagada por los condenados y a indemnizarlos con otros 9.000 euros.

El nuevo titular de Interior también se opuso a la recusación de dos magistrados del caso Gürtel por su cercanía al PP, y archivó el caso del Yak-42. En su estreno como portavoz del Govern, Elsa Artadi no hizo referencia explícita a ninguno de estos casos, pero sí le puso como ejemplo de los ministros “sorprendentes e inquietantes” que dijo que pueblan el gabinete de Sánchez.

Màxim Huerta (Cultura y Deporte)

No parecía a priori la del novelista y periodista Màxim Huerta una elección que pudiera hacer enfadar al gobierno catalán. Pero si la hemeroteca la carga el diablo, la huella digital en las redes sociales es un infierno en el que se puede hacer arder a cualquiera.

De entre los tuits más o menos tronados que se han rescatado para ridiculizar y atacar a Huerta, había algunos en los que  se metía con el procés, como uno del pasado octubre en el que escribió “las tertulias del procés ya son de chascarrillo. Del miedo a la risa”.

El que más ha soliviantado a los soberanistas es un tuit de 2010 en el que deponía lo siguiente: «Me cago en el puto independentista»

Pero el que más ha soliviantado a los soberanistas, y el que se ha utilizado para tacharlo de xenófobo en una especie de revancha por los ataques a Torra a raiz de sus escritos, es uno mucho más estridente, de 2010, en el que deponía lo siguiente: “Me cago en el puto independentista”. Junts per Cataluña (JpC) pidió sin éxito a Sánchez que rectificara y no nombrara a Huertas ministro con el argumento de que sus tuits «le desacreditan» para el cargo.

La paradoja, llegados a este punto, es que los mismos que alegaban que los textos del president estaban sacados de contexto, salgan ahora en tromba sin importarles nada el contexto del de Huerta. Que, por cierto, es eurovisivo: el tuit era un desahogo por la irrupción de Jimmy Jump, espontáneo profesional, que saboteó la actuación de Daniel Diges, el representante español ese año en el concurso musical.

Teresa Ribera (Transición Ecológica)

Nada tiene que ver la nueva ministra de Transición Ecológica con el procés, que se sepa. Pero eso no ha evitado que JpC, a la hora de enumerar nombres que no le gustaban, incluyera en la lista a Teresa Ribera. En este caso, por su participación en el escándalo del caso Castor, “que tanto dinero nos costó a los ciudadanos”, dijo la portavoz de los puigdemontistas en el Parlament, Gemma Geis.

En 2009, fue Ribera, en tanto que Secretaria de Estado para el Cambio Climático del gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero, quien avaló la declaración de impacto ambiental del proyecto de una filial de ACS para instalar el almacén de gas que tuvo que ser paralizado tras provocar centenares de temblores de tierra en la provincia de Castellón. La indemnización que tuvo que pagar el gobierno a la empresa, ahora anulada por el Constitucional, superó los 1.350 millones de euros.

Iván Redondo (Director del Gabinete de Presidencia)

El último de los nombres que producen escozor al Govern Torra y al soberanismo en general no es un ministro, sino el diseñador de la estrategia que de manera fulgurante y por sorpresa tumbó a Rajoy.

Iván Redondo, hombre de confianza de Sánchez ahora fichado para La Moncloa como jefe de gabinete del presidente, fue antes de acercarse al líder socialista un estratega del PP, que asesoró al expresidente extremeño José Antonio Monago y al actual jefe de filas de los populares en Cataluña, Xavier García Albiol.

Él es quien estaba detrás de la polémica y xenófoba campaña “Limpiando Badalona” que llevó a García Albiol a la alcaldía

Como se ha enfatizado ahora en numerosos medios de línea soberanista, él es quien estaba detrás de la polémica y xenófoba campaña que en 2011, bajo el lema de “Limpiando Badalona” y a base de vincular inmigración y delincuencia, llevó a García Albiol a la alcaldía de la que entonces era la tercera ciudad de Cataluña.

 

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