Mas blinda a CiU de la desobediencia civil que exige Junqueras

El President desea un acuerdo con Esquerra para gobernar juntos tras el 9N y elaborar una candidatura unitaria para unas plebiscitarias en 2015

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La frontera es el 9 de noviembre. Si el President Artur Mas lograr contener la presión de Esquerra, y de colectivos de izquierda, como la CUP, o la plataforma Guanyem, que dirige Ada Colau, –toda la izquierda alternativa pide movilizaciones a favor del derecho a decidir– entonces tendrá una oportunidad de éxito: una.

Mas trata de contener los deseos de desobediencia civil que existen en el propio seno de CiU, aunque más arraigados en Convergència Democràtica. El President, que siempre ha asegurado que se limitaba a “acompañar” el movimiento independentista, se ve ahora en la tesitura de respetar cuestiones que eran obvias hasta hace muy pocos meses: “las urnas no pueden estar en la calle, porque, por definición, están dentro de las instituciones”, asegura un dirigente convergente, que ve en el 9N la verdadera prueba de fuego sobre el proceso soberanista.

El President comparte esa definición, que va en contra de los cantos de sirena de Oriol Junqueras, de su mensaje de incitar la desobediencia civil. No puede apoyar que “se pongan las urnas en la calle”, como ha defendido el recientemente nombrado coordinador general de Convergència, Josep Rull. Y por ello, no ha dejado en los últimos cinco días de clamar, ya fuera en el propio consejo nacional de CDC, –criticando con dureza a ERC, o en entrevistas periodísticas –en la revista El Temps— a favor de realizar una consulta “con todas las garantías”.

Consenso y unidad

Para ello, Mas ha forzado a esclarecer el mensaje. Y el propio Rull se ha refererido ahora a la necesidad de “hacer bien” la consulta. También la portavoz de CDC, la alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, defendió este martes que cualquier paso que se decida, cuanto el Constitucional suspenda cautelarmente la consulta, se tomará por consenso. “Nuestra posición es llegar a un consenso y unidad entre las diferentes fuerzas políticas que apoyen la consulta del 9N para tener la solución que permita, dentro de las garantías democráticas, realizar esta votación”, afirmó este martes.

Se trata de un eufemismo. O de una retórica necesaria, desde la dirección de Convergència, para decir, de otro modo, que Mas no citará a los catalanes a las urnas si no existe, posteriormente, un reconocimiento de lo que se decida. Y con ello, Mas rechaza de lleno el mensaje de Oriol Junqueras. El presidente de ERC, “de forma ventajista”, según algunos cuadros de CDC, reclama una desobediencia civil, porque entiende que, llegados a este punto, “no se puede negar a los catalanes que voten”.

A la espera del Tribunal Constitucional

Mas se se ha persuadido de seguir un guión paso a paso. Y no quiere saber nada hasta que, de forma efectiva, el Constitucional suspenda la consulta. El Parlament tiene previsto aprobar la ley de consultas el 19 de septiembre. Y firmará el decreto del referéndum el 22, de forma solemne.

A partir de ahí surgirán diferentes posibilidades. Mas cree, según fuentes de Convergència, que podría establecerse una pequeña grieta que permitiera la votación: que el Constitucional tomara una decisión en pocos días favorable a ella, o que el Gobierno del PP decidiera cerrar los ojos.

Es difícil que eso ocurra. Pero Mas se niega, hasta ahora, a ir más allá. Y tampoco desea que cuadros o dirigentes de Convergència insistan en que habrá votación sí o sí.

La militancia, excitada

Sin embargo, “el peligro existe”, se asegura, porque en el seno de CDC hay dirigentes, y una parte de la militancia así lo pide, que defienden forzar la situación. Para ello, se considera que la movilización en la Diada puede ser decisiva. Pero, sobretodo, las movilizaciones que se puedan producir cuando el Constitucional suspenda la consulta y hasta el 9 de noviembre.

El deseo de Mas, por tanto, es agotar todas las posibilidades. Y si no se puede celebrar el 9N, tratar de alcanzar un acuerdo con Esquerra Republicana, o con los partidos que se presten –ICV y la CUP, que pactaron con CiU la fecha y la doble pregunta de la consulta– para seguir gobernando y buscar el mejor momento para convocar elecciones anticipadas.

Antes de las municipales, si ERC quiere

Y, pese a que el sueño de Mas sería agotar la legislatura, el guión pasaría por elaborar una candidatura única en febrero de 2015, –también con la incorporación de personalidades del ámbito socialista– para convocar los comicios antes de las municipales de mayo.

¿Accederá Esquerra, o mantendrá su retórica para favorecer sus intereses electorales? Es lo que se pregunta una parte de la dirección de CDC, agotada de la presión constante de los republicanos.

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