Podemos suelta el lastre de Monedero para evitar el hundimiento

Pablo Iglesias busca cómo rehacer el movimiento sin salir salpicado por nuevos escándalos y con la asunción de que no podrá liderar toda la izquierda

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La izquierda española que se autodenomina como consecuente siempre ha tenido un problema. Aunque ocurre en otros países europeos como Francia.

La izquierda a la izquierda de la socialdemocracia acaba peleada, con reproches sobre el purismo de sus propuestas. Y Podemos se ha encontrado con la disyuntiva eterna: alcanzar el poder, ¿pero para hacer qué?

Pablo Iglesias aceptó este jueves la dimisión de Juan Carlos Monedero de todos sus cargos en Podemos. Fue el propio Monedero quien le facilitó la decisión, conscientes los dos de que se había convertido en un problema.

La fiscalización de Montoro

Hay que recuperar los primeros años de democracia para asistir a una erosión tan importante como la que ha sufrido Monedero. Entonces, Alfonso Guerra cargaba un día sí y otro también contra Adolfo Suárez, hasta afirmar que si «el caballo de Pavía entrara en el Parlamento, Suárez se subiría a su grupa». Luego se arrepintió de la frase.

Hay muchas diferencias, claro. Monedero, en todo caso, ha sido objeto de una fiscalización, por parte del propio ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, muy poco común.

La posible financiación irregular de las actividades políticas de Monedero, a través de sus contactos en Venezuela, han acabado haciendo mella. Y Pablo Iglesias, sabedor que podrían surgir nuevas informaciones desde el país caribeño, quiere blindar el partido.

Monedero, según distintas fuentes, asume ese desgaste, que ha vestido con una diferencia de tipo ideológico, y pasará ahora a un segundo plano.

Atracción de los abstencionistas, por el momento

¿Desaparecerá? Fuentes del partido aseguran que no, que su relación con Iglesias es buena y que seguirá ayudando. Pero jurídicamente Podemos se protege. Ha soltado el lastre que se le reclamaba y puede afrontar el ciclo electoral sin ataduras.

Y luego, es cierto, llega la desorientación, la necesidad de enderezar el rumbo. Es arriesgado ofrecer lecciones, como apuntan los expertos, porque ahora la volatilidad es enorme, y los partidos emergentes reflejan ahora la emocionalidad de los ciudadanos. Pero hay también una realidad, la que ofrecen los sondeos. «El partido está bajando, es una tendencia, y puede ocurrir justo lo que se quería combatir», asegura un miembro de la militancia.

Y es que Podemos ha movilizado en gran medida a los abstencionistas, y ahora puede ocurrir que vuelvan a la abstención, según apuntan los expertos consultados.

Gente de la izquierda anticapitalista

En Podemos se han conjugado diversos aspectos. Sus dirigentes, y Monedero es el alma mater, un profesor de ciencia política de 52 años, –es el mayor de toda la cúpula del partido– provienen de la izquierda del PSOE, de Izquierda Unida, o de formaciones como Izquierda Anticapitalista.

Los principales activistas son funcionarios de mediana edad, ligados a sindicatos; intelectuales que se refugian en viejas publicaciones o de nuevo cuño nostálgicas; lectores de Gramsci, ciudadanos que siempre han creído que el PSOE se vendió muy pronto a las recetas liberales del mercado.

Lo que ocurre es que para ganar hay que convencer a gente que no lee esas publicaciones, y que no está especialmente ideologizada, aunque exija un cambio, que le ofrezca trabajo y esperanza y decencia en la vida pública. Y que ve que lo que ocurre en Grecia, con Syriza, y su primer ministro, Alexis Tsipras, que sigue sin convencer a las autoridades europeas, no parece muy atractivo.

¿Por qué el regalo al Rey?

Iglesias lo sabe. Monedero también, aunque muestre que no le gusta saberlo y diga que hay que recuperar el espíritu del 15M, con la fuerza de los círculos de militantes.

Lo dice él, cuando fue, precisamente, según se recuerda «quien optó por un modelo de cooptación, jerárquico, que ha desilusionado mucho a los partidarios de empoderar a los ciudadanos de a pie».

Y Podemos ha tomado partido. Por ello Iglesias corrió para entregarle la saga Juego de Tronos al Rey Felipe VI, que ha obtenido una gran aceptación entre la ciudadanía española, consciente de que hay que entrar en muchas capas sociales para ganar. ¿Pero cuál es el problema?

Cabeza de ratón o cola de león

Monedero, Iglesias, Carolina Bescansa e Iñigo Errejón querían arrasar en las elecciones. El momento emocional, la voluntad de cambio, todo ello les iba a llevar a la Moncloa. Y ahora no está tan claro.

«Han comenzado a asumir que pueden ser el eslabón, pequeño, de una coalición de izquierdas, que lidere el PSOE, y eso es complicado, porque no permite una gran capacidad de maniobra», asegura el catedrático de Ciencia Política de la UAB, Joan Botella, que añade que, además, «se enfrentan a la necesidad de explicarlo a los que habían prometido un asalto al poder».

Predicar con el ejemplo

Bescansa, una socióloga de tono sosegado y didáctico, ha sido la primera en tener clara esa circunstancia. «Habrá que esforzarse para llegar a más ciudadanos», aseguró, tras conocer los resultados en Andalucía, donde Podemos obtuvo 15 diputados, un resultado enorme, pero que no superaba el resultado histórico de Izquierda Unida, con 20 diputados en 1996. Es decir, Podemos e IU, que obtuvo cinco escaños en las elecciones del pasado 22 de marzo, suman aquellos 20 diputados.

En todo caso, Podemos puede decir que ha quedado fuera del partido el primer dirigente que ha tenido problemas. «Hay que predicar con el ejemplo», se precisa desde los círculos de militantes

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