¿Puede el PP perder las elecciones generales?

Los expertos señalan que, pese a todos los escándalos, seguirá en primera posición y que el problema será garantizar la gobernabilidad

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Los planes de Mariano Rajoy se han visto truncados. El sociólogo de cabecera, Pedro Arriola, tenía un plan. De hecho, respondía a una idea interiorizada por el propio Presidente del Gobierno. Pero todo se ha desbaratado.

Con cuatro años de tiempo, si se acometían las reformas económicas en los dos primeros, si se resistía lo suficiente, la pequeña mejora de la economía llegaría en el año electoral, al final de la legislatura, en 2015. Y, por tanto, si todo escampaba, –incluyendo los escándalos relacionados estrictamente con el PP como el caso Bárcenas– el PP podría mantener la mayoría absoluta o, por lo menos, podría conseguir una victoria holgada en las próximas elecciones.

Esquemas rotos

Todo eso son ya planes superados. El papel lo aguanta todo. Pero la transformación que está viviendo España, en todos los ámbitos, obliga a revisar lo aprendido. El caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid, y la gestión confusa –como poco– del caso de la enfermera contagiada por Ébola, han roto todos los esquemas.

El PP, según diversas encuestas, está perdiendo apoyo electoral. En algunas comunidades, que eran bastiones de los conservadores, se hunden, como en la Comunitat Valenciana, y, con gran probabilidad, perderán el poder. En la última encuesta, publicada por El País, el PP pierde 23 de los 55 escaños que tiene en Valencia. Y la suma de los partidos de izquierda, con la irrupción de Podemos, sería insalvable.

Esa encuesta de Metroscopia es ilustrativa de lo que puede ocurrir en unas elecciones generales. El PP baja, y mucho, pero sigue en primer lugar. El PSOE resiste como segunda fuerza, Podemos se planta en la tercera plaza, y le siguen Compromís y EUPV, la Izquierda Unida de Valencia. Con diferentes actores, en el ámbito de todo el Estado, esas proporciones podrían ser similares.

El PP, nadie a su derecha

¿Por qué el PP podría seguir encaramado a esa posición? Joan Botella, catedrático de Ciencia Política en la UAB, señala la gran diferencia de España con el resto de países del entorno europeo. Y es que a la derecha del PP “siguen sin aparecer fuerzas políticas con algún peso real”. No existen. El partido VOX, que impulsaron Jaime Mayor Oreja y Alejo Vidal-Quadras en las elecciones europeas, no acaba de cuajar. En cambio, a la izquierda del PSOE, ha aparecido Podemos con una fuerza enorme, que, aunque todavía sin organización, ha diagnosticado perfectamente las fallas del sistema político e institucional.

Botella, sin embargo, no cierra esa puerta de forma definitiva. “Precisamente, como ocurre ahora, cuando un partido ya no se ve como el gran ganador, cuando se intuye que tiene enormes problemas, es cuando surgen competidores en su propio espacio”. Es decir, Botella no descarta que en los próximos meses surjan opciones políticas de extrema derecha, que quieran anidar en el electorado del PP.

Sin crecimiento económico asegurado

Arriola ha cambiado ahora sus pronósticos, según fuentes del PP. El crecimiento económico ya no está asegurado, porque haga lo que haga España las cosas dependen de los motores de la economía europea. Y Francia titubea en exceso, y Alemania ha comprobado ya que una economía orientada únicamente a la exportación tiene sus límites. Todo ello combinado con una situación geoestratégica confusa y peligrosa, no garantiza que España crezca lo suficiente a lo largo de 2015 como para mostrar, por parte del Gobierno, una mejora clara producto de su gestión.

Con todo ello, ¿qué es lo que puede esperar el PP? Botella considera que los conservadores podrían lograr una victoria en las próximas generales que les deje algo por encima de los 100 diputados. “Sería una catástrofe, habrían ganado, pero con una situación muy complicada”, asegura.

Aprovechar la ley electoral

Oriol Bartomeus, politólogo, profesor de la UB, señala un matiz importante en ese pronóstico. Con la ley electoral en la mano, contando con una feroz competencia entre el PSOE y Podemos, el PP podría obtener algunos escaños más, producto de esa división en la izquierda. En circunscripciones, –la mayoría ofrecen cinco o menos diputados– donde el PP y el PSOE quedaban empatados, ahora el PP podría obtener alguna ventaja. Y sumando en todos esos pequeños distritos, lograr una distancia mayor.

La otra paradoja de lo que podría ocurrir, y Arriola está atento a eso, es que, en la práctica, como apunta Bartomeus, el PP tendría una mayoría cómoda. Porque ¿se unirán fuerzas políticas tan dispares como PSOE, Podemos, UPyD, Ciudadanos,
CiU, PNV o IU contra el PP?

Acuerdo con un PSOE moribundo

Por ello, aparece por una rendija lo que vislumbra Arriola y el PP desde hace meses: un acuerdo con un PSOE que salga muy tocado de las elecciones, muy erosionado por Podemos. Sería “una gran coalición”, que, de hecho, no lo sería tanto, porque ninguno de los dos partidos de ámbito estatal estaría ya en las posiciones de hace unos años. Sería un pacto para salvarse, y tratar de gobernar.

Se trataría de evitar, salvando las distancias, una especie de Frente Popular que se podría fraguar como alternativa, teniendo en cuenta el nacionalismo vasco y catalán.

Porque la gran novedad es Podemos, que ahora mismo los expertos no saben cómo calibrar. El periodista Antonio Franco, ex director de El Periódico de Catalunya, que se ha acercado a Podemos y comparte su intento de cambiar el propio sistema político, –eso es muy ilustrativo en un hombre que había defendido con autoridad al PSOE– asegura que “es la única fuerza política, que, para personas que se sienten de izquierdas, es capaz de transformar la realidad”.

Franco entiende que el papel de Podemos en la política española “será crucial”, y que se deberá aceptar cambios “profundos y estructurales” en la manera como quieren participar en política los españoles.

Podemos, y la ley electoral

Una de las incógnitas es saber cómo le afectará a Podemos la ley electoral, la ley d’Hondt, que castiga especialmente al partido que llega en tercera posición, debido al exiguo tamaño de las circunscripciones electorales, que son en España las provincias.

Hay experiencias de partidos con el 10% de los votos, o con el 20% de los sufragios. En el primer caso, suelen tener menos diputados que votos. En el segundo, más diputados que votos. Pero Podemos se podría situar en un punto intermedio.

“Si es segunda fuerza política en distritos como Valladolid, Navarra o Cantabria –que aportan cinco diputados—su representación puede ser muy alta”, asegura Botella.

El peso del mundo rural

Bartomeus no lo ve tan claro. “Es difícil que Podemos se cuele en provincias rurales, donde el PP cerrará filas, y el PSOE echará el resto”. Pero puede ocurrir, porque todo lo que sucede en el ámbito político y económico en España, con continuos escándalos que afectan a las propias reglas del juego institucional, están llevando a los electores hacia formaciones como Podemos, como apunta Botella.

Con todo ello, el PP podría ganar las elecciones, aunque con unas dificultades enormes para gobernar, las mismas que tendría el conjunto de la oposición, y que llevarían a España a una situación nunca vista desde la transición.

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