¿Qué ha cambiado en Cataluña para que los soberanistas pierdan el 20D?

Los sondeos dan la victoria a Podemos o a Ciudadanos en esta comunidad, mientras que el secesionismo pierde fuelle

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El 27 de septiembre hubo elecciones en Cataluña. Los independentistas no arrasaron, pero lograron un buen resultado: mayoría absoluta en el Parlament con 72 escaños y el 47,5% de los votos emitidos. Suficiente, a su juicio, para iniciar un proceso de secesión.

Sólo cuatro meses después, en las elecciones del próximo 20 de diciembre, se producirá un giro radical y las fuerzas no independentistas obtendrán en Cataluña una holgada mayoría, según indican la mayoría de las encuestas.

Victoria de Podemos o Ciudadanos

En Comú-Podemos o Ciudadanos ganarán los comicios en esta comunidad. Es posible que el PSC aguante el tipo y pierda sólo un par de escaños al pasar de los 11 actuales a nueve. El PP se desplomará pero logrará representación con unos cinco diputados.

A ERC le irá bien en cualquier caso, porque ahora tiene tres representantes y puede obtener nueve o diez. Pero ningún sondeo prevé que los diputados republicanos sumados a los de Democràcia i Llibertat, antigua CDC, superen a los del bloque no secesionista.

Tiempo y mensaje

¿A qué se debe este cambio? Son muchos los factores que influyen en el giro del electorado catalán hacía el unionismo. Para empezar, «cada elección tiene su tiempo y su mensaje», resume el sociólogo y director gerente de la empresa demoscópica Feedback, Jordi Sauret.

El mensaje de las elecciones catalanas era el de la confrontación entre los partidarios y los oponentes a la independencia de Cataluña. El de las generales es otro: «se trata de ver quién y cómo influye en el Gobierno de España».

El error de no repetir la coalición

Democràcia i Llibertad y ERC se han retirado de la carrera de la influencia, juegan su partida en Cataluña y es poco lo que tienen que decir en el conjunto de España, sobre todo, ante la aparición de los partidos emergentes. El 20D acabará con el bipartidismo, pero también con la antigua lógica que daba a las fuerzas nacionalistas la llave de la gobernabilidad de España.

Además, las listas de Francesc Homs y Gabriel Rufián han cometido el error de no ir juntas, como hicieron el 27S con la coalición de Junts pel sí. Juntos ganarían las elecciones y podrían presumir de su victoria, pero separados, ERC y Democràcia i Llibertat no serán más que dos de los muchos partidos que obtienen representación en un panorama político muy atomizado.

El factor de la CUP

Sauret apunta otro elemento que ha de tenerse en cuenta. «No todos los que votaron a Junts pel sí en septiembre son independentistas. Aproximadamente un 25% de los que eligieron esa lista sólo querían que Cataluña tuviese más fuerza en Madrid». Ahora esos votantes pueden elegir otra de las muchas opciones políticas que se presentan a las elecciones.

Quien no se presenta a estos comicios y sí lo hizo en las autonómicas es la CUP. Y eso también tendrá sus consecuencias en el vuelco electoral. La CUP logró 339.000 votos, pero no se los repartirán entre los dos partidos independentistas.

El referéndum de Pablo Iglesias

Al votante de la formación anticapitalista también le tiran las propuestas de izquierda radical, por eso es muy posible que buena parte de esos votos acaben en la bolsa de En Comú-Podem, o sea, de Podemos, que día a día sube en las encuestas gracias al poder de convocatoria de Ada Colau.

Y también gracias a la última propuesta de Pablo Iglesias. El líder podemita promete celebrar un referendo independentista en un  año si gana las elecciones. «Esa promesa es una buena apuesta por parte de Iglesias para su campaña en Cataluña, porque no pierde nada por hacerla y puede ganar unos cuantos votos de la CUP», apunta Sauret.

Elementos a favor de Podemos

De hecho, las últimas encuestas señalan a En Comú-Podem como fuerza ganadora en Cataluña. Y es que los de Iglesias juegan con varios elementos a su favor: tienen muy fidelizado a su votante, pueden atraer a votantes del PSOE de toda la vida, sumarán también una buena bolsa de sufragios de electores jóvenes de izquierdas y a esos de la CUP que no vean claro apostar por CDC o Esquerra.    

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