¿Quién quiere a Carme Chacón?

El PSC defiende el derecho a decidir, pero mantiene su crítica a Artur Mas

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“Distorsiona, y mucho, y de forma periódica”. Esa aseveración no es sólo de un dirigente del PSC. La comparten muchos. Incluso los que quieren bien a Carme Chacón, los que destacan sus virtudes y la siguen viendo como un activo importante. Pero Chacón, promocionada por determinados círculos políticos y periodísticos de Madrid, ha conseguido irrumpir en el PSC de forma notable, impidiendo que el mensaje de los socialistas catalanes llegue a la opinión pública con nitidez.

Chacón no gusta en el PSC. ¿Sus tesis, en cambio, son bien recibidas entre algunos cuadros y dirigentes? Sí, pero la diputada del PSC en el grupo del PSOE en el Congreso ha atacado a la propia organización. Y eso, en un partido que se entiende como una gran familia, con un importante sentido de pertenencia, irrita profundamente. ¿Por qué?

La ‘sucesora’ de Zapatero

Carme Chacón, la que fuera la mejor situada para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero, al frente del PSOE, y que representa un ya pequeño círculo de aquel socialismo que quería aparecer como modernizador y republicano –¿Quién se acuerda ya de que uno de los inspiradores de ZP era Philip Pettit?– se ha quedado en tierra de nadie.

Ni con el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, ni con el PSC de Pere Navarro. Con algunas aspiraciones de buscar el liderazgo del PSOE en unas futuras primarias, pero con casi ningunas para liderar el PSC.

La cuestión es que a Pere Navarro se le acusó, cuando accedió a la primera secretaría del PSC, de querer prestar todo el apoyo de los socialistas catalanes a Chacón, para que liderara el PSOE. Y, de hecho, todo el PSC apostó por ella, incluso antes de Navarro.

Una política «extraña»

Chacón perdió frente a Rubalcaba en el 38 congreso del PSOE en Sevilla, en febrero de 2012, por apenas 20 votos. No pudo ser la primera secretaria general del PSOE.

Y, hasta ahora, se ha ido pronunciando públicamente con cuentagotas, “con una forma de hacer política extraña, con apariciones siempre muy medidas”, –no suele ofrecer ruedas de prensa, tampoco lo hacía como ministra– como asegura un dirigente del PSC, que recuerda que el marido de Chacón es Miguel Barroso, primer secretario de estado de Comunicación de Zapatero. Y, valedor, por tanto, de toda la carrera política de Chacón.

¿Navarro, una ‘chaconista’ en el fondo?

¿Pero qué se dirime entre Chacón y Navarro? Chacón pide contundencia contra el Govern de Artur Mas, y Navarro, –lo haga con mayor o menor acierto–, lo está haciendo. Chacón pide no secundar el proceso independentista de Mas, y Navarro es, precisamente, lo que está haciendo.

El tema de fondo es que el PSC se comprometió y se presentó a las elecciones con el derecho a decidir como una de sus banderas. Y el problema de Navarro es que no sabe cómo dejar claro que se puede defender una consulta, pero, al mismo tiempo, criticar que Mas está construyendo ya “estructuras de estado”.

No es un sector, es el PSC

Laia Bonet, ex secretaria del Govern, crítica con la dirección del PSC, –se quedó fuera de las listas al Parlament– rechaza, sin embargo, las tesis de Chacón con contundencia, al recordar, precisamente, que lo que defiende Navarro, y lo que Chacón denomina como “cierto sector” favorable a implicarse en el proceso por el derecho a decidir “no es tal, sino que es el propio partido, mediante uno de los compromisos electorales más destacados del programa de las últimas elecciones al Parlamento”.

Es decir, Chacón puede tener simpatizantes. El diputado y ex ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, es uno de ellos, pero antepone, como la mayoría, las decisiones del partido, adoptadas en sus distintos órganos de dirección.

Rechazo a Mas y a su proyecto

¿Y la crítica a Mas? Existe. Chacón reprocha a Navarro que se preste al camino emprendido por CiU y ERC. Pero el propio Navarro dejó claro, tras la reunión de los líderes políticos con Artur Mas en el Palau de la Generalitat, que no secundará un “proceso de independencia por fascículos”.

Y el portavoz parlamentario del PSC, Maurici Lucena, a quien se le acusó de ser un tapado de Chacón, –es un hombre bien conectado con lo que fue el maragallismo– respondió contra los planes del Govern. Lucena fue claro. “Las posiciones a favor o en contra de la consulta son legítimas, pero no lo es que se prefigure el resultado a través de actuaciones políticas a favor de la independencia de Catalunya”.

Chacón, para los periodistas de Madrid

Y el PSC sitúa en esas actuaciones la creación de una Hacienda propia, las actividades del Diplocat (servicio exterior) y la creación del Consejo Asesor para la Transición Nacional.

Ahora será necesario ver si Chacón es bien recibida en Madrid, por el PSOE, o sólo por esos mismos círculos políticos y mediáticos que quieren que sea el ariete en contra de Mas en Catalunya.

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