Sánchez coge el testigo de la reforma laboral de ZP

El Gobierno resucita el debate en torno a la "mochila austriaca", un fondo de capitalización laboral que propone implementar en sectores como la banca

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El Gobierno de Pedro Sánchez ve con buenos ojos implantar un fondo de capitalización al modo de la «mochila austriaca», pero orientado a la jubilación más que al despido, y dirigido a sectores con mayor músculo económico, como la banca. Tanto el PSOE como el PP han apoyado la medida en el pasado, así como los diputados del Pdecat en el Congreso.

La «mochila austriaca» es parte de la reforma laboral de ese país en 2003, en la que se incluyó un fondo de capitalización laboral para cada trabajador, puesto que no existían indemnizaciones por despido. En Austria, cada empresa debe aportar una parte del salario bruto de sus empleados a un fondo individual de los trabajadores.

La «mochila» permite a las empresas despedir a coste cero al trabajador, dado que éste puede hacer uso del capital acumulado en ella, o puede utilizarlo como complemento a la pensión pública de jubilación. Una entidad financiera administra e invierte el dinero de la «mochila» en búsqueda de un rendimiento, con la garantía del Estado.

En España la «mochila austriaca» llegó al discurso político en 2010, cuando José Luis Rodríguez Zapatero la recogió en su reforma laboral pero, sin concretar cómo sería, la pospuso después de que un informe de una comisión de expertos avisara que el coste de aplicarla sería equivalente al 1% del PIB (unos 10.000 millones de euros en aquel entonces).

El PP incluyó la medida en su programa electoral para las elecciones generales de 2011, pero poco más. En 2017, los populares apoyaron en el Congreso una iniciativa del Pdecat que proponía ponerla en marcha antes de 2020, un plan que también quedó en el olvido rápidamente.

Sánchez retoma el debate sobre la «mochila austriaca»

Efe informa de que el Gobierno de Sánchez coquetea con resucitar el debate sobre la «mochila austriaca», pero fuentes de la Moncloa reconocen que es un tema que da para un extenso diálogo porque, primero, su implantación no es fácil (como corroboró en su momento Zapatero), y segundo, requiere de aportaciones empresariales.

Estas aportaciones empresariales serían adicionales a las cotizaciones pagadas a la Seguridad Social. Por esto, el Ejecutivo piensa en que la banca es un buen sector para implantar la medida, dado que los empleados de las entidades financieras suelen contar con planes de pensiones de empresa, cuyas aportaciones podrían pasar a la «mochila».

El regreso de la «mochila austriaca» al debate político se enmarca dentro de la llamada «agenda del cambio» que prepara el Ministerio de Economía con la hoja de ruta del Gobierno para los próximos meses en materia de reformas estructurales. El Ejecutivo dice, empero, que la medida no es una prioridad y que cuenta con objeciones por parte de los agentes sociales.

Los sindicatos han expresado su preocupación de que este modelo termine suponiendo un abaratamiento del despido y el fin del seguro por desempleo. La patronal tiene dudas sobre su financiación y los incencitovs que disfrutarían los empresarios a cambio de sus aportaciones.

El plan de Zapatero que nunca entró en rigor suponía la creación, sin aumentar las cotizaciones empresariales, de un depósito que podrían utilizar los trabajadores en supuestos de despido, movilidad geográfica, formación o jubilación.

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