Sánchez guarda silencio sobre el relator pese al malestar del PSOE

El presidente visita el tribunal de Derechos Humanos y defiende la independencia de los tribunales españoles a una semana del arranque del juicio del 1-O

Sánchez, durante una intervención ante el Comité de Ministros del Consejo de Europa. EFE/J.P.Gandul

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Ajeno al aluvión de críticas del PSOE contra sus cesiones al independentismo, Pedro Sánchez se ha desplazado a Estrasburgo, donde ha visitado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y ha pasado por alto la convulsión que viven los dirigentes socialistas por estar dispuesto a incorporar al diálogo con los soberanistas una figura extragubernamental (un relator o un notario, según las versiones).

El presidente socialista de Aragón, Javier Lambán, no ha dudado en continuar aireando el malestar por «el dichoso relator» que, a su manera de ver, está creando «confusión y ha confesado que no se siente orgulloso de las alianzas y acuerdos que el PSOE pueda hacer con los separatistas

Pero Sánchez ha pasado por alto todo este incendio y se ha centrado en realizar en la sede del TEDH un alegato en defensa de la independencia de los tribunales y de la calidad de la democracia española, puestas en duda de forma sistemática por el independentismo, a falta de pocos días de que empiece el juicio del 1-O en el Tribunal Supremo.

Sánchez se entrevistó con el presidente del TEDH, Guido Raimondi, y el del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, y pronunció un discurso ante el Comité de Ministros del consejo, que este 2019 cumple 70 años, en el que reivindicó la construcción europea como fuente de inspiración que «ha hecho de la España de hoy una democracia plena, moderna, avanzada, que asume como propios los principios de la separación de poderes, defiende la independencia judicial y tiene uno de los sistemas más garantistas del mundo».

El presidente se remitió a las «lecciones que el pasado de Europa ofrece sobre los riesgos del nacionalismo «a aquellos que deciden refugiarse en las identidades excluyentes y la xenofobia», y alegó que España es, además de todo lo dicho, «uno de los estados más descentralizados del mundo».

Y, por poner un ejemplo para contrarestar las acusaciones que el independentismo vierte sobre la justicia española, recordó que entre 2013 y 2017 el número de reclamaciones ante el TEDH contra resoluciones judiciales en España estuvo «muy por debajo» de la media europea, y también el número de sentencias condenatorias, seis, y colocó el discurso independentista en el saco de aquellos que se sustentan en las fake news y las «realidades aumentadas», como los que contaminaron el referéndum del Brexit o las últimas elecciones presidenciales norteamericanas.

Dardo de doble sentido

El mensaje de Sánchez, de todos modos, por momentos sirvió igual como dardo contra el independentismo que contra PP, Cs y Vox, que en las últimas 24 horas han redoblado su agresividad contra Sánchez a vueltas con su última cesión a la Generalitat, la de aceptar esa figura bautizada como «relator» para tutelar el diálogo, una concesión que le ha provocado un incendio en su propio partido.

«Cuando se prima la crispación sobre el acuerdo y la ruptura unilateral sobre la búsqueda de consensos, o cuando se defienden formulas simplistas, anacrónicas y ya fracasadas para resolver problemas complejos, la democracia se debilita y se resiente. Y «cuando se recurre a la mentira o a la manipulación» o «se promueven agravios  o nostalgias inventadas», también.

«Es la propia democracia la que está en juego si permitimos que esos relatos divisivos y sesgados se impongan», advirtió. «Si la democracia quiere prevalecer, tiene que enfrentar estos desafíos, con contundencia y con convicción, y hacerlo invocando un relato alternativo, un relato de esperanza frente al miedo al futuro».

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