Aragonès vence a Borràs y se perfila como nuevo presidente de la Generalitat

El candidato de ERC, Pere Aragonès, celebra con alivio su victoria por la mínima sobre Junts per Catalunya

Pere Aragonès celebra el resultado electoral de ERC junto a Oriol Junqueras

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ERC esquivó este domingo por 35.000 votos su gran maldición, la de quedarse a las puertas de la presidencia de la Generalitat en el último suspiro. Batió Esquerra a Junts per Catalunya por la mínima, por un solo escaño (33 vs 32), suficiente para que Pere Aragonès se perfile como futuro presidente de la Generalitat.

No ganó ERC las elecciones —lo hizo el PSC—, pero tiene las mejores cartas para liderar un gobierno independentista de la mano de Junts per Catalunya. Necesitará, no obstante, un apoyo más, sea el de la CUP (9 escaños) o el de los Comuns (8) para alcanzar la mayoría de 68 diputados en el Parlament.

Asegura Aragonès que quiere liderar lo que él denomina un «gobierno amplio», pero en realidad solo los soberanistas caben en un proyecto político del que solo se conocen dos ejes: autodeterminación y amnistía para los condenados por el 1-O.

Sus presuntos socios no van a poner sencillas las cosas. La candidata de Junts, Laura Borràs, se encargó de recordar a ERC que el independentismo ha obtenido más del 50% de los votos por primera vez en unas elecciones y subrayó que este hito «debe tener consecuencias».

Pero no se adivinan esas consecuencias porque Aragonès no ha querido cruzar la línea de legalidad durante tres años como vicepresidente de la Generalitat, ni tampoco ha prometido hacerlo en adelante.

Aragonès se dirige a Pedro Sánchez

No quiere hacer el dirigente de ERC nada parecido a lo que hizo el inhabilitado Quim Torra: ni colgar pancartas desafiando resoluciones judiciales ni boicotear la mesa de diálogo soberanista con el Gobierno. Propone, de hecho, lo contrario.

Así que cuesta adivinar el rumbo del presumible gobierno independentista porque las apuestas estratégicas de ERC y de Junts guardan importantes contradicciones.

Ambos admiten en privado sus diferencias y animadversiones, pero nadie quiere romper la cuerda. Se detestan pero se necesitan. Y en esas circunstancias continuará inmersa Cataluña, si no media algo inesperado que conduzca al bloqueo político y a la repetición electoral.

Apenas confirmada la victoria de ERC sobre Junts, compareció Aragonès ante los medios, escoltado por Oriol Junqueras, para dirigirse en castellano al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que emplazó a hallar una salida al «conflicto político» entre Gobierno y Generalitat.

Una larga negociación para la investidura

Ni ERC ni Junts quisieron entrar, al término del resultado, en grandes reflexiones al término de la jornada electoral. Esquerra respiró con más alivio que euforia, puesto que los republicanos temían un sorpasso de última hora de Junts.

Junts, por su parte, trató de disimular su derrota por la mínima hablando de «empate técnico» con ERC y enmascarando su resultado con el del conjunto del independentismo.

En realidad, no se adivina una negociación sencilla respecto a la hoja de ruta del gobierno independentista. La CUP ya ha contactado con ERC y Junts para poner en marcha conversaciones y concretar la apuesta por la autodeterminación.

Por el momento, solo hay un pronóstico compartido: «No va a ser sencillo, esto va a durar algunas semanas». Y un solo catalizador: la pandemia requiere un gobierno.

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