Así ha sido el desalojo de dos inmuebles de Sareb en Barcelona: pasarán a ser un parque y un ‘edificio plurifamiliar’

La gestora de activos venderá El Kubo y La Ruina a un inversor externo, que deberá de cumplir con lo que dicta el plan urbanístico de la ciudad

Los edificios de la Sareb y la operativa policial durante las primeras horas del desalojo. EFE/Quique García

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La Bonanova, uno de los barrios más acaudalados de Barcelona, madrugaba este jueves con un amplio dispositivo policial dispuesto a desalojar los mediáticos edificios de El Kubo y La Ruina. Tras cinco horas de operativa, los Mossos de Escuadra consiguieron desocupar los inmuebles sin incidencias remarcables, más allá de la detención de siete allanadores por desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, resistencia y desobediencia.

Una vez despejados, ¿qué pasa con estos icónicos edificios? El Kubo y La Ruina son propiedad de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) desde 2018 y 2019 respectivamente. El llamado banco malo se constituyó en 2012 para dar salida a los activos tóxicos de los bancos rescatados tras la crisis de 2008. Su mandato es desinvertir en estos activos heredados de las cajas de ahorro para devolver la deuda pública, por lo que, como el resto de sus edificios, el objetivo primordial es vender los inmuebles de la Bonanova.

Eso sí, fuente de la compañía controlada por el Estado a través del FROB, aseguran que el primer paso será evitar que los activos vuelvan a ser ocupados. La propietaria de los inmuebles accedió a los edificios una vez contaba con el visto bueno de la policía catalana para desplegar un dispositivo de seguirdad. A grandes rasgos, Sareb tapiará los accesos, instalará alarmas y desplegará agentes de seguridad en la zona para garantizar que nadie vuelva a entrar.

Un okupa con una bandera negra en el tejado de El Kubo. EFE/Quique García

Una vez asegurados, la compañía empezará a trabajar en su venta. La empresa pondrá en marcha las negociaciones para encontrar a un comprador con el fin de desprenderse de ambos activos en un paquete conjunto, dado que son contiguos y están conectados. La empresa tiene la obligación de “maximizar” sus operaciones, para devolver al Estado la deuda cuanto antes, pero la venta de El Kubo y La Ruina no supondrá “ningún pelotazo” que le reporte una millonada como se les ha acusado.

Pese a que en el distrito barcelonés de Sant Gervasi, donde se ubica la Bonanova, el precio medio del metro cuadrado es de 5.417 euros, Sareb no sacará grandes ganancias de esta operación. Por un lado, los terrenos en los que se ubica El Kubo están catalogado como “parque y jardín de nueva creación de carácter local” en el Plan General Metropolitano (PGM), la hoja de ruta urbanística de Barcelona y su área metropolitana. En este sentido, lo más probable es que el actual edificio, que antes de ser propiedad de la Sareb albergaba oficinas, sea derrumbado y expropiado por el consorcio barcelonés con el objetivo de instalar zonas verdes.

La Ruina se puede rehabilitar, pero no ampliar

Por este motivo, el inversor que compre estos activos a Sareb solamente podrá conseguir algún tipo de plusvalía con lo que saque de rehabilitar La Ruina, reduciendo el atractivo de compra de ambos activos. En el caso del segundo inmueble, el edificio de estilo modernista no se tirará abajo, sino que, también según el plan urbanístico, se convertirá en una “edificación aislada plurifamiliar”. En la normativa municipal, este tipo de calificaciones urbanísticas contemplan usos residenciales, comerciales, sanitarios, religiosos y culturales, recreativos, deportivos, industriales y oficinas.

Dicho de otra forma, su futuro dependerá del uso que quiera darle el futuro propietario. En cualquier caso, La Ruina ocupa solamente unos 190 metros cuadrados y no se podrán edificar más metros, de modo que desde Sareb creen que lo más probable es que se instale algún tipo de chalet. Sobre el valor de la operación, la empresa presidida por Javier Torres se rige por unos tramos de precios que dependen del tipo el activo y de la zona en la que se ubica para cerrar las transacciones de la forma más objetiva posible.

La operativa policial durante las primera horas del desalojo. EFE/Quique García

El Kubo y La Ruina llevan ocupados desde 2016 y desde 2019 respectivamente y sus desalojos se han tramitado en dos procesos judiciales distintos. De hecho, el desahucio del primero estaba previsto para el mes de marzo, pero los Mossos solicitaron aplazarlo para poder llevar a cabo una sola operación, dado que los dos edificios están conectados y el lanzamiento debía hacerse de forma conjunta por motivos de seguridad. Fue entonces cuando el juez dictó el 30 de noviembre como la nueva fecha.

Sin embargo, los inmuebles empezaron a llenar titulares cuando fueron la comidilla de unos y otros durante las elecciones municipales del pasado mes de marzo. A lo largo de estas fechas, los okupas y representantes de la polémica empresa Desokupa convocaron manifestaciones paralelas con unos 500 participantes en ambas partes, que finalizaron con ataques a los comercios por parte de los antisistema.

Una grúa, una jaula y cientos de agentes

Todos esto incrementó la tensión con los vecinos, que han llegado a aplaudir la acción de la policía durante el desalojo de este jueves. Eso sí, también existen ciudadanos del barrio más escépticos con la acción policial, que defiende que antes de los encontronazos con Desokupa, no tenían conflictos con los allanadores.

Toda polémica ha llegado a su fin este jueves con la ejecución del desalojo, iniciado cerca de las cinco y veinte de la madrugada. La operativa de la policía de la Generalitat se produjo sin graves incidentes, aunque los okupas lanzaron líquidos y objetos, entre ellos bolsas de acero y bengalas, a los agentes. Además, los antisistema habían colocado vallas y objetos para dificultar el acceso a la policía.

Los Mossos utilizaron por primera vez una jaula para ejecutar el desalojo. EFE/Enric Fontcuberta

Los Mossos controlaron primero El Kubo, donde detuvieron tres jóvenes que se encontraban en la terraza y a un cuarto que se había colgado de la fachada del edificio. Después entraron en La Ruina, donde arrestaron a tres okupas más.

Durante el operativo, la policía utilizó por primera vez una jaula de hierro de protección para acceder a los edificios, un artilugio ideado para evitar que los agentes resulten lesionados en situaciones como esta. Por otro lado, también colaboraron con los Bomberos de Barcelona y la unidad de montaña para utilizar una grúa con el fin de bajar a los ocupas atrincherados en la terraza.

Tras el lanzamiento, el Centro Social Ocupado La Ruina convocó una manifestación para este sábado a las 19 horas en la plaza Alfonso Comín de Barcelona, en el distrito de Gracia, un kilómetro de distancia de los inmuebles ya desalojados. A la convocatoria están llamados todo el movimiento okupa de la ciudad.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta