El timo del jamón triunfa ante la dejadez de las autoridades

La Comunidad de Madrid admite que hay irregularidades en el etiquetado de los jamones de Comapa, que siguen a la venta en los supermercados

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Las autoridades pertinentes han detectado irregularidades en el etiquetado de varias marcas de Comapa, una de las empresas centrales de la trama del jamón podrido –con investigaciones en curso en Extremadura y Valencia– y ahora también señalada por vender cárnicos que pueden confundirse por productos con sellos de calidad diferenciada amparados por la normativa europea. Sin embargo, la detección de anomalías no impide aún su puesta en venta en supermercados.

La última vez que un organismo competente confirmó la presencia de estas irregularidades fue en mayo del año en curso; es decir, hace menos de cuatro meses. El día 20 de ese mes, el Área de Calidad Alimentaria de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid informó a la Asociación de Productores de Jamón de Trevélez de la apertura de un expediente administrativo a Comapa por las «deficiencias en el etiquetado» de sus marcas Sierra Alpujarra y Trevedul.

Se trata de dos de las decenas de marcas comerciales que maneja Comapa. Ambas afectan el negocio y el prestigio de los jamones con sellos de calidad diferenciada que se producen en la Alpujarra granadina. Los jamones Sierra Alpujarra se curan y envasan en localidades fuera de la Alpujarra, según una denuncia de Facua presentada en agosto; y Trevedul tiene un nombre que remite a Trevélez (tierra de codiciados jamones) pese a que se elabora fuera de ese pueblo.

Las autoridades están informadas de la trama de jamones de Comapa

El timo del etiquetado de estos jamones de Comapa no solo pasa por generar confusión respecto de si están relacionados con los renombrados productos a los que sus etiquetas hacen referencia, al igual que el diseño del producto y hasta de sus páginas web. Además de eso, la empresa –controlada por Vall Companys– tampoco informa al público de que se trata de cerdos criados y sacrificados en Polonia, ni son transparentes sobre el proceso de curación de los mismos, que suele ser de menor calidad.

El Área de Calidad Alimentaria de la consejería madrileña de Sanidad sin duda se suscribe a la presencia de irregularidades, que asegura que ya «se habían detectado en el marco de las labores de control oficial realizados», por lo que ha procedido a la apertura del expediente administrativo a Comapa. Sin embargo, según dicen desde las asociaciones de productores jamoneros, no se les ha informado de ningún otro movimiento contra Comapa, que sigue vendiendo los productos por la libre.

Economía Digital contactó con este departamento de la consejería de Sanidad pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta. La presidenta del consejo regulador de Jamón de Trevélez, Pilar Álvarez, explicó este lunes que están «agotando la vía administrativa» pero exigen que el proceso sea «más eficiente y más inmediato, no que se alargue en el tiempo». «¿Hasta cuándo va a durar esto?», se preguntó Álvarez, señalando que los jamones siguen a la venta en supermercados como Carrefour, Consum y Ahorramás.

«El uso de esta marca hace mucho daño al producto, a los productores y a la comarca en general, porque el consumidor lo identifica con el lugar en general. Venden jamones que no se han elaborado en la Alpujarra ni con los métodos tradicionales», lamentó la presidenta del consejo regulador, quien a su vez es la secretaria de la Asociación de Productores de Jamón de Trevélez, que adicionalmente gestiona la marca de garantía Jamón de la Alpujarra, también en la misma zona.

Alpujarra es un vocablo protegido por la Junta de Andalucía como una marca de garantía diferenciada, pero al estar la sede de Comapa en Madrid las denuncias que llegan al ámbito andaluz son trasladadas a la comunidad de la capital. Por su parte, Jamón de Trevélez está tutelado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP), amparada por la normativa europea contra cualquier tipo de «engaño a los consumidores en cuanto al verdadero país de origen o lugar de procedencia de dicho producto».

La IGP de Jamones de Trevélez tiene siete productores y la marca de garantía de la Alpujarra diez. Las empresas que quieran vender cárnicos con estas marcas deben inscribirse y pasar una auditoría para certificar que reúnen los requisitos para producer jamones de esta categoría, que no suelen ser low cost. Los jamoneros de la zona aseguran que Comapa no tiene impedimento para inscribirse, pero que no lo ha hecho, por lo que «lo único que pedimos es que le pongan otro nombre».

«Los productores venden cada año pero están preocupados de ver que se vende este producto tan bajo de precio y calidad», comentó Álvarez, que a su vez lamentó que el proceso para resolver el problema «está tardando mucho tiempo» mientras el producto «sigue estando en el mercado». «Parece que la empresa prefiere pagar las sanciones económicas», explicó la presidenta del consejo regulador, que añadió: «No sé hasta qué punto la sanción será enorme».

Multa de 15.000 a Comapa por el  jamón que parece «de Trevélez»

Los jamoneros de Trevélez tienen una década de presionar a Comapa para que desista de usar nombres que aluden a productos cuya calidad y estándares de producción no ha conseguido equiparar. Un escrito a la Dirección General de Ordenación e Inspección de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, con fecha del 27 de octubre de 2009, desembocó en la apertura de un expediente sancionador a Comapa.

Ese órganó acordó en marzo de 2010 «imponer una sanción por una infracción grave cuyo importe asciende a 15.025,30 euros», cuando Comapa era una sociedad anónima y no limitada, como está registrada actualmente. El consejo regulador del Jamón de Trevélez informó de que el departamento de Consumo de Granada también abrió un expediente sancionador a Comapa en el año 2018, tras una denuncia suya, mas se desconoce la cuantía de la misma.

En junio de este año, la Junta de Castilla y León abrió un expediente sancionador a la empresa Cien por Cien Pata Negra SL, porque su nombre destacaba en el etiquetado de sus jamones y llevaba a creer que se trataba de productos de pata negra cuando en realidad incumplen las exigencias legales de la denominación. Vamos, algo muy similar a lo que hace Comapa con algunas de sus marcas, que suelen dar a entender algo que sus productos no representan.

Comapa es el principal distribuidor de ibéricos de España, pero su nombre quedó manchado en 2018 con la investigación del fraude del jamón podrido, en la que han sido imputados algunos de sus directivos. Participada desde entonces por Vall Companys, Comapa desde abril está bajo el control del gigante catalán mientras se resuelve su preconcurso de acreedores, presentado en el primer semestre del año, acuciada por las deudas ante la banca y los proveedores.

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