Forcadell desoyó al TC en nombre de «los derechos fundamentales»

La expresidenta del Parlament dice que el Constitucional está politizado, que no podía censurar debates legislativos y que la DUI fue simulada

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La expresidenta del Parlament Carme Forcadell admitió durante el interrogatorio al que la sometió este martes la fiscalía en el Tribunal Supremo que desobedeció las resoluciones del Tribunal Constitucional que prohibían la tramitación en la cámara catalana de varias propuestas independentistas porque, a su juicio, esos autos estaban vulnerando la separación de poderes, la soberanía del Parlament y varios “derechos fundamentales” de los diputados, como el de la libertad de expresión o el de inviolabilidad parlamentaria.

En un abrupto intercambio con la fiscal Consuelo Madrigal a cuenta de la votación por parte del pleno del Parlament de las conclusiones de la comisión de estudio del proceso constituyente, vetadas por el TC, Forcadell acabó embarullándose en reproches al Alto Tribunal, y justificó su desobediencia con el argumento de que en una cámara legislativa no puede haber más límite que “el respeto a los derechos humanos”, y de que no podía permitir “que la censura entrara en el Parlament”. “No podemos prohibir el debate”, insistió.

“¿El intérprete supremo de la Constitución es usted o el TC?”, le espetó la fiscal. La expresidenta del Parlament respondí que “el Constitucional, por supuesto”, pero acto seguido apostilló la supuesta politización del Constitucional, al que acusó de haber aplicado criterios políticos en los últimos años en varias sentencias referidas a Cataluña, como la que recortó el Estatut en 2010.

El pleno del 6-S

El duelo se desencadenó a cuenta de la votación por parte del pleno del Parlament, en la primavera de 2017, de las conclusiones de la comisión del proceso constituyente, vetadas por el TC, pero los argumentos se reprodujeron a la hora de abordar la tramitación exprés, en el pleno del 6 y el 7 de septiembre del mismo año, de la ley del referéndum y la ley de desconexión, que poco después serían suspendidas por el TC.

Antes de esa tramitación, también hubo avisos de los propios abogados del Parlament, que recordaron que podrían estar vulnerándose las advertencias del Constitucional, pero Forcadell hizo oídos sordos a los servicios jurídicos de la cámara.

La expresidenta del Parlament  también justificó la negativa a solicitar un dictamen previo sobre ambas normas al Consejo de Garantías Estatutarias, como pidió la oposición, con el argumento de que no era “ni preceptivo ni vinculante”. Y, en todo caso, insistió en que esa y otras decisiones, como las modificaciones in extremis del orden del día para introducir la tramitación de las normas, no fueron suyas, sino que las tomó el pleno, en el que el independentismo disponía de mayoría absoluta.

El simulacro de la DUI

Forcadell también se sumó a la ya larga lista de acusados que han admitido el carácter meramente simulado de la declaración de independencia del 27 de septiembre de 2017. La expresidenta del Parlament insistió en que se trataba de una «declaración política», es decir, «sin consecuencias jurídicas», y que de hecho solo fomaba parte del preámbulo de dos resoluciones y, por tanto, nunca se votó. Si ella la leyó en voz alta, remarcó, fue para otorgarle mayor «relevancia política».

La admisión del simulacro propició otro de los momentos más tensos del cara a cara con Madrigal, que repuso: «Entonces, ¿qué fue? ¿Una farsa, un sainete?» «No sé si usted considera que la política es una farsa o un sainete. Yo no», replicó Forcadell, antes de que el presidente del tribunal, Manuel Marchena, cortara la discusión.

La fiscalía, errática

El interrogatorio volvió a estar punteado por numerosos errores e imprecisiones de la fiscalía, cuyas torpezas y divagaciones se han convertido en norma y hasta en motivo de chanza en las redes sociales.

Madrigal situó a la coalición Junts pel Sí entre los firmantes de la hoja de ruta independentista suscrita por partidos y entidades en marzo de 2015, pese a que la coalición aún no existía; le atribuyó a la acusada tuits cuya autoría esta negó y que la fiscal fue incapaz de mostrar por no tenerlos a mano, y le hizo preguntas de tipo abiertamente político, como si creía que el 47% de votos que consiguió JpS en las elecciones de septiembre de 2015 era “un resultado positivo” en clave plebiscitaria.

Con el de Forcadell se completaron los interrogatorios a los 12 acusados en el juicio del procés, que este jueves arrancará la fase de declaraciones de los más de 500 testigos citados. Entre los primeros en desfilar ante el tribunal están el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy; la que fue su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría; el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, o el expresidente catalán Artur Mas.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp