Giró fracasa en su plan de atar los presupuestos antes de entregarlos al Parlament

El Govern fía el futuro de las cuentas a los anticapitalistas, que convocarán a las bases este fin de semana para decidir si presentan una enmienda a la totalidad, pese a la mano tendida de socialistas y comunes

El conseller de Economía, Jaume Giró. Julio Díaz (JxCat)

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El optimismo del Govern para atar un acuerdo con la CUP antes del día 9 se desvanece. El Govern aprueba este martes las cuentas catalanas sin haber conseguido que los anticapitalistas se comprometan a apoyar los presupuestos de la Generalitat para el año 2022, aunque la batalla ahora es evitar que presenten una enmienda a la totalidad.

Los antisistema quieren forzar al Ejecutivo con propuestas de máximos tanto en el desafío independentista como en las políticas sociales. La CUP exige una ruptura de ERC con el PSOE, la celebración de un nuevo referéndum en Cataluña y también un giro social ante aquello que les recuerda demasiado a la antigua sociovergencia.

“Estamos más cerca del ‘no’ que del ‘sí’”, explicó la diputada de la CUP Eulàlia Reguant en una entrevista en Catalunya Ràdio a 72 horas de la negociación. Una negociación imposible de reencauzar antes de este martes, porque aunque los anticapitalistas le dieran el ‘sí’ al Govern con las cuentas, quien tiene la palabra al final son las asambleas.

La CUP convocará a las Asambleas Abiertas Parlamentarias, las bases del cúmulo de organizaciones que componen a la formación, este próximo sábado para preguntarles sobre si deben presentar una enmienda a la totalidad –que cerraría el proceso– o seguir con la tramitación parlamentaria hasta la votación final de las cuentas.

El futuro de los presupuestos, en manos de las bases de la CUP

El futuro de los presupuestos están en manos de las asambleas de la CUP, las mismas que aprobaron por la mínima el acuerdo de investidura entre ERC y los anticapitalistas que posibilitó a Pere Aragonès ser escogido como presidente de la Generalitat. También, las que provocaron el empate que desembocó en el «paso al lado» de Artur Mas para designar a Puigdemont.

Los republicanos y los junteros han vuelto a interpelar a su potencial socio, al asegurarle que son «el único escenario que contemplan». «Estamos en un periodo de negociación, no está cerrado. La CUP debe pasar por sus mecanismos internos, que respetamos», ha asegurado la portavoz de Junts, Elsa Artadi.

Una posición que ha defendido también Marta Vilalta. La portavoz de ERC ha asegurado que el pacto con la CUP es el «más coherente» e insiste en que se han dado bastantes pasos hacia adelante en sus demandas, que permitirán «seguir transformando y hacer real el pacto de investidura».

Uno de los asuntos que más les dividen son los macrorproyectos, como el Hard Rock en Tarragona o los Juegos Olímpicos en el Pirineo. La CUP ha exigido al Govern que renuncie al evento deportivo, algo que no comparten «al 100%» desde ERC, que sin embargo se ha comprometido a hacer una consulta territorial para decidir si se presenta la candidatura.

Lo que decidan los anticapitalistas el próximo fin de semana a través de sus asambleas puede marcar el rumbo de la mayoría independentista. Es ahí donde los socialistas y los Comuns entran en juego como potenciales socios de ERC y Junts para aprobar las cuentas del año 2022.

El PSC se ofrece «a cambio de nada»

El PSC sigue ofreciéndose como alternativa a la CUP de forma reiterada. Los socialistas catalanes han pedido al Govern que se aleje de la «radicalidad» de los anticapitalistas y abracen la «centralidad», frente a la «inestabilidad» que los antisistema generan también con sus asambleas.

Los socialistas han mejorado la oferta, al considerar que son unas cuentas imprescindibles. «A cambio de nada, a cambio de que Cataluña tenga presupuestos», ha asegurado Moreno. Los socialistas intentan así romper la mayoría de la investidura de Pere Aragonès, con cuyo partido tienen una alianza estratégica en Madrid ante los Presupuestos Generales del Estado.

Otro potencial apoyo de los presupuestos es Catalunya en Comú, que ya apoyó las últimas cuentas justo antes de la pandemia. Los morados han asegurado que su «única condición es sentarse a negociar». Todas las instituciones necesitan presupuestos», ha defendido el portavoz de la formación, Joan Mena.

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