El presidente cierra las heridas socialistas de 2017

El presidente usa la remodelación del Gobierno para tender puentes con los sectores críticos del PSOE y fortalecer al partido en el Ejecutivo

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión del último Comité Federal del partido. EFE/Chema Moya

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión del último Comité Federal del partido. EFE/Chema Moya

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Pedro Sánchez ha definido a su nuevo Consejo de Ministros, tras la crisis de Gobierno realizada este sábado, como más «joven» y «cercano» a la sociedad. Más allá de esos adjetivos del presidente, el nuevo Ejecutivo es, sobre todo, más socialista, con la incorporación de más cargos del PSOE, en detrimento de los perfiles independientes. Una maniobra que persigue un objetivo claro: cerrar las heridas abiertas en el socialismo desde 2017, si bien algunos barones no estarán contentos.

Las primarias que dieron la victoria de Pedro Sánchez frente a Susana Díaz dejaron al partido dividido en dos, con importantes barones regionales posicionados en contra del nuevo secretario general. La moción de censura a Rajoy, el regreso del PSOE al Gobierno, y las victorias electorales de 2019 lograron enfriar esa ruptura, pero las voces críticas han vuelto tras el 4-M y los indultos.

En los últimos dos meses, Sánchez ha tenido que hacer frente a durísimas críticas procedentes de sus propias filas, protagonizadas por presidentes autonómicos como Emiliano García-Page, Javier Lambán, y Guillermo Fernández Vara.

Mientras, en el seno del Gobierno, las tensiones entre Carmen Calvo y José Luis Ábalos con Iván Redondo iban a más, y la situación empezaba a ser insostenible.

Busca reconciliar a todo el PSOE dando el peso del Gobierno al partido

Por todo ello, el presidente ha decidido protagonizar una crisis de Gobierno que, según altos cargos del PSOE y del Ejecutivo consultados por Economía Digital, tienen dos mensajes claros: «Por un lado ha querido recordar que el que manda es él, frente a las luchas de poder desde dentro del Gobierno. Y, por el otro, busca reconciliar a todo el PSOE dando el peso del Gobierno al partido«.

Los socialistas se imponen a los independientes

Las mismas fuentes destacan la salida del Ejecutivo de Iván Redondo, Arancha González Laya y Pedro Duque como toda una declaración de intenciones: «Los tres han sido fuertemente criticados, desde dentro del PSOE, por no pertenecer al partido. Ahora, esos cargos los ocupan personas con carné, tal y como muchos reclamaban desde hace tiempo».

El hecho de situar a Óscar López como nuevo director de Gabinete significa, para muchos, que el PSOE vuelve a la sala de máquinas de Moncloa. Un objetivo que cargos actuales e históricos del partido, aún con mucha influencia sobre Pedro Sánchez, llevan persiguiendo desde el inicio de la legislatura.

José Manuel Albares, el sucesor de González Laya en Exteriores, es militante del PSOE desde 1999, mientras que Diana Morant, nueva ministra de Ciencia en el lugar de Duque, acumula dos cargos orgánicos: la presidencia del Comité Nacional del PSPV y la secretaría general del PSPV de Gandía.

El nombramiento de Morant es interpretado por dirigentes socialistas como un último guiño de Sánchez a José Luis Ábalos, cesado como ministro de Transportes: «Es probable que le haya consultado ese nombramiento». También se considera un gesto hacia Iván Redondo la elección de Félix Bolaños, mano derecha del ex director de Gabinete en Moncloa, como nuevo ministro de Presidencia.

Guiños a los ‘susanistas’ y a los críticos

Los guiños más importantes de Sánchez, en todo caso, van dirigidos a aquellos barones regionales y cargos orgánicos que se han mostrado críticos con su gestión o que, incluso, mostraron abiertamente su respaldo a Susana Díaz en las primarias socialistas de 2017.

Pedro Sánchez, acompañado por el presidente de Aragón, Javier Lambán, en Zaragoza / EFE

Así se interpretan en clave interna los nombramientos de Isabel Rodríguez como ministra Portavoz y de Política Territorial y de Pilar Alegría como ministra de Educación. Ambas apostaron claramente por Susana Díaz hace cuatro años y, desde entonces, solo habían ocupado puestos en el ámbito autonómico, bajo el paraguas de Emiliano García-Page y Javier Lambán.

Las fuentes consultadas por Economía Digital afirman que Sánchez, a través de estos nombramientos, busca un acercamiento, o al menos una rebaja de las tensiones existentes, con dos de los barones regionales más críticos con su gestión: «El objetivo es que tanto Page como Lambán se lo piensen a la hora de criticar a un Gobierno donde están dos personas impulsadas por ellos mismos«.

El PSC, la otra clave

Unificar al PSOE antes del congreso federal de octubre es una prioridad de Sánchez para blindar su liderazgo al frente del partido, pero el presidente del Gobierno es consciente de que también debe tener al PSC contento de cara a ese cónclave, en el que se renovará la ejecutiva.

Quizá por ese motivo, el PSC también ha salido reforzado con esta remodelación del Ejecutivo, en la que Miquel Iceta ha cambiado de cartera pero mantiene asiento en el Consejo de Ministros; y Raquel Sánchez ha entrado como ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

La elección de la alcaldesa de Gavà se interpreta también como una decisión de Pedro Sánchez para ganar una ‘baza negociadora’ más con Cataluña en la mesa de diálogo. A Raquel Sánchez, como titular de Transportes, le tocará negociar con el Govern la futura ampliación de El Prat, uno de los asuntos que el Gobierno quiere llevar a la cumbre de septiembre.

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