Primarias del PSOE andaluz: Juan Espadas intensifica la campaña para vencer a Susana Díaz

La dispersión del voto, el poco conocimiento del alcalde de Sevilla en Andalucía oriental y el mal momento que vive Pedro Sánchez dan aire a la expresidenta de la Junta

La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, durante una rueda de prensa en la sede del partido en Sevilla. EFE

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“Hasta el rabo todo es toro y no hay que subestimar las posibilidades de rearme de Susana Díaz entre el voto rural de la militancia del PSOE andaluz”. El análisis lo firma un veterano dirigente socialista alineado en el sector renovador de una de las agrupaciones más decisivas en la provincia de Sevilla, la de Mairena del Aljarafe, que pone el énfasis en otra sentencia que se está empezando a escuchar en el seno de las dos principales candidaturas: “Hay partido y no hay que dar nada por hecho”.

Porque si bien “el viento a favor lo lleva el candidato del cambio”, según esta misma fuente, lo cierto es que en las últimas horas se ha llamado a rebato a los principales colaboradores que participan en la campaña de Juan Espadas para redoblar esfuerzos y corregir errores ante distintos factores que podrían hacer perder respaldos en este proceso de primarias en el seno del PSOE andaluz al que, el próximo 13 de junio, están llamados casi 45.000 militantes.

Estos factores serían la dispersión del voto con la entrada de dos nuevos nombres en liza, la falta de conocimiento del alcalde de Sevilla en Andalucía oriental y el apoyo de Ferraz en un momento desinflado para Pedro Sánchez tras la debacle de las elecciones madrileñas.

Frente a eso, el punto fuerte de la candidatura de Susana Díaz es, sin lugar a dudas, el profundo conocimiento de la naturaleza del partido y de cada una de sus agrupaciones, conocimiento que lleva poniendo en práctica desde principios de año.

Así, según el calendario oficial de las primarias, los precandidatos tienen hasta el próximo 25 de mayo para la recogida de los avales necesarios para participar en el proceso orgánico (un mínimo del 2% y un máximo del 4% del censo), es decir, unas 900 firmas de militantes, un primer paso que, al menos en las redes sociales donde muchos de ellos están haciendo público su decisión, está sirviendo de termómetro de la situación y de testeo de lealtades.

Una campaña apela a la militancia de base, otra a la unidad

Cuando sólo falta un mes para la jornada electoral en el seno del PSOE andaluz, el sector renovador hace una lectura de los fallos y aciertos de esta campaña en la que su candidato, a diferencia de la secretaria general, ha dado el paso hace apenas una semana.

En primer lugar, la entrada de dos nombres más que aspiran a representar a su partido en las próximas elecciones autonómicas podría ser anecdótica aunque no de igual modo en los dos casos: por un lado, se presenta el médico granadino natural de Guadix Manuel Pérez García, un clásico de los procesos internos en todas las primarias que ha convocado el PSOE desde 2008.

También se presenta Luis Ángel Hierro, aunque su caso es diferente. Este ex diputado y profesor de Economía Pública de la Universidad de Sevilla ya se presentó ya en 2011 al Congreso Nacional que ganó Alfredo Pérez Rubalcaba y está vinculado al sanchismo desde los inicios de la aparición en escena del actual secretario general. En su caso, Hierro ha trazado una campaña que apela al militante que pedía una tercera vía verdaderamente renovadora.

Si bien Pérez García apenas reunirá avales siquiera para la presentación de la candidatura, el discurso de Hierro sí puede arañar un número significativo de respaldos que dejaría entrever que el sector crítico y contrario al status quo de Susana Díaz no está tan cohesionado como parece. Al respecto, Hierro está haciendo una discreta pero continuada gira por agrupaciones locales de distintas provincias que, según las fuentes socialistas consultadas, “no hay que desmerecer”.

Cabe señalar en este punto que si el próximo 13 de junio, el candidato más votado no obtiene al menos el 50% del respaldo del censo de militantes, los estatutos contemplan la repetición en segunda vuelta de la votación entre los dos candidatos más votados.

Por eso, el margen que Hierro logre arañar puede que sea poco en términos numéricos pero no insignificante. Con todo, el verdadero enfrentamiento se libra estos días entre Susana Díaz y Juan Espadas con estrategias que, como sus personalidades, son radicalmente opuestas.

Susana Díaz ha seguido fiel al estilo de campaña que lleva haciendo desde el tiempo en que negaba con rotundidad a los medios que estuviera en campaña por las primarias de su partido. Esto es, jornadas maratonianas con una especial atención al ámbito rural donde el PSOE concentra desde antiguo un verdadero anclaje sobre el terreno con casas del pueblo integradas de forma natural en el paisaje local.

En estas poblaciones su discurso es el de presentarse como la candidata de la militancia, no del aparato, tal como hizo Pedro Sánchez en las primarias de 2017 donde, entonces, los papeles estaban invertidos. Ella era aparato y él, la víctima de él que se presenta libre de ataduras ante la militancia.

Según su discurso reciente –no durante los meses que ha hecho gala de una buena relación con el presidente del Gobierno-, Díaz sería una suerte de líder que ha vivido en los últimos años asaeteada por el aparato en Madrid y nacida al margen de las estructuras orgánicas que, sin embargo, son las que han moldeado su personalidad y trayectoria a lo largo de los años.

Con el lema de “Positive Energy”, leyenda que se leía en la camiseta que lució durante la rueda de prensa en la que anunció la convocatoria anticipada de primarias, la secretaria general hace valer sus puntos fuertes, es decir, el profundo conocimiento de la naturaleza de las agrupaciones y un discurso de cercanía que busca convencer a los militantes que deben seguir confiando en su liderazgo en el PSOE andaluz.

Frente a este estilo de campaña, Juan Espadas ha trazado su estrategia apelando a la unidad que debe reflejar el partido integrando, como se vio en la presentación de su proyecto el pasado domingo en Granada, a sanchistas de primer cuño, a susanistas históricos, a militantes de bases y a aquellos que se está subiendo a una ola “que suena pero no termina de romper”, ilustra una fuente consultada.

Según la tesis de Espadas, los resultados de las urnas del próximo 13 de junio deben ser rotundos para escenificar un proyecto cohesionado que logre recuperar el Gobierno de la Junta de Andalucía, actualmente, y por primera vez tras 37 años, en manos del bloque de derechas del Parlamento andaluz.

A la luz de las distintas voces del sector crítico con el que ha hablado Economía Digital, varios serían los errores que estarían haciendo perder cierta solidez a la campaña de Espadas en la que ya dicen abiertamente “no hay que relajarse”.

Aliados en Moncloa

En primer lugar, si bien Pedro Sánchez todavía no se ha pronunciado de manera pública acerca de este proceso, aunque la hemeroteca es reflejo de su opinión acerca de Díaz, lo cierto es que personas de la estrecha confianza del Presidente del Gobierno han respaldado públicamente al alcalde de Sevilla, caso de Carmen Calvo, vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz o Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso y muñidor desde el principio de los tiempos del sanchismo en Andalucía

En un momento en que desde distintos ámbitos socialistas se critica la errática campaña de las elecciones madrileñas y el fiasco de sus resultados en una estrategia diseñada directamente desde Moncloa, “un apoyo explícito de Ferraz no vendría tanto a sumar como a enfriar demasiado el ánimo”, explica una fuente consultada. “Este partido es muy, muy complicado, y el militante es soberano con su voto. La militancia está hasta el gorro de imposiciones, las de antes y las de ahora”, subraya esta misma voz.

Por otro lado, entre los puntos fuertes de Espadas está el agrado con el que ha sido recibido en ámbitos de importancia, caso de los sindicatos, especialmente de UGT, sindicato hermano del PSOE. Precisamente ayer, en el Congreso en el que se reeligió como secretaria general de la UGT de Andalucía a Carmen Castilla, el alcalde de Sevilla fue recibido a gritos de “Presidente, presidente” por una parte de los asistentes.

En la balanza, el hecho de ser un alcalde con una gestión notable, capaz de concitar acuerdos a derecha e izquierda es un punto a favor en su cartel pero sin embargo su grado de ascendencia y conocimiento no tiene la hondura que se espera de un líder que aspira a ser la referencia todos los militantes de su territorio. Es decir, Espadas es un desconocido en muchos ámbitos y, además, procede de la capital de Andalucía.

Eso en una comunidad con la amplitud geográfica de la andaluz sumado a los endémicos recelos entre las provincias orientales y las occidentales es uno de los factores que estarían complicando su campaña.

Conscientes de esta rémora, Espadas se está fajando a la hora de presentar su proyecto con un discurso municipalista, basado en el papel que tendrán los ayuntamientos, las administraciones más cercanas al ciudadano, en la salida de la crisis provocada por el coronavirus. La fotografía reciente de Espadas con destacados 30 alcaldes socialistas de Andalucía, algunos de ellos recién conversos del susanismo, caso de Gabriel Cruz, alcalde de Huelva, ha sido uno de sus puntos fuertes en lo que va de campaña.

Precisamente, que se deje ver junto a destacados susanistas, muchos de ellos en las estructuras orgánicas y ejecutivas que ha liderado la ex presidenta de la Junta de Andalucía hasta ahora, no está siendo bien recibido por parte de todos los que hoy se alinean en el sector crítico.

“Si estamos hablando de un proyecto renovador, no puede ser que Juan se deje fotografiar con quienes han sido parte del problema que hizo a Susana desconectar de la realidad durante los últimos años”, confiesa un diputado socalista que, pese a todo, promete su voto Espadas.

Factores que, sumados en su conjunto, y a un mes de que se abran las urnas, dejan a día de hoy abiertos todos los resultados: la continuidad de Susana Díaz o no. Y con ello, también en parte, una reprobación o no del modo en que Pedro Sánchez está dirigiendo el PSOE.

Hay partido.

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