Yolanda Díaz aprovecha el cisma con Defensa para reimpulsar su perfil crítico

La vicepresidenta no ha rehuído el cuerpo a cuerpo con Robles en esta ocasión, a pesar de que Moncloa intenta calmar los ánimos. Díaz presenta su plataforma este viernes

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. EFE/Mariscal

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Lo verdaderamente novedoso, y lo que realmente ha sorprendido del último cisma en el seno del Gobierno, es que, en esta ocasión, la cabeza de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha cambiado de posición: no porque defienda algo que no hiciera tradicionalmente, no. Díaz ha entrado al trapo, al puro choque, contra el ala socialista. Y esto sólo lo ha conseguido el crédito de 1.000 millones para Defensa aprobado este martes.

Algo ha cambiado para Díaz, que este viernes presenta su plataforma de escucha, Sumar, en un acto público al que ha pedido que no acudan los representantes de las opciones políticas a la izquierda del PSOE. El perfil institucionalista que ha esgrimido en los últimos tiempos, sin faltar a las decisiones colegiadas, se terminó con el final de la cumbre de la OTAN. Ella no es dada al ruido, tampoco a airear sus desavenencias. Hasta ahora.

Este nuevo rol crítico de la vicepresidenta segunda deja el día a día del Ejecutivo algo más revuelto de lo que tradicionalmente está. Pero en Moncloa no quieren subir los decibelios, aunque anden estupefactos por los movimientos de Díaz y su actitud de confrontación, ya no sólo con la ministra de Defensa, Margarita Robles, sino con el socio mayoritario del Gobierno, con el que ha revivido la mesa de seguimiento del pacto de coalición. La última vez que se hizo fue para una medida tan trascendental como la reforma laboral, que fue aprobada por un error de un diputado del PP.

«Lo importante no es la coalición»

Este bandazo ha sorprendido en Moncloa, aunque fuentes del Ejecutivo reconocen que no se enteraron por la prensa, sino que fueron avisados previamente de que se iba a convocar este órgano. Pero va en contra del mensaje que quiere enviar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que quiere lucir la acción de su legislatura y demostrar, y presumir frente a todos los grupos parlamentarios, de por qué su Ejecutivo y su mandato no es débil ni debilitador para España.

Así lo escenificará en el Debate sobre el estado de la Nación, convocado para los próximos días 12, 13 y 14 de julio. Moncloa ya está tratando de difundir que hay que «normalizar las diferencias en una coalición». Lo hacen en privado, sí, pero también en público. En esta misma línea se mostró este martes en rueda de prensa la ministra portavoz, Isabel Rodríguez.

En palabras de Rodríguez, «la coalición no es un fin en sí mismo». «Este Gobierno se debe a España, a aquellos que se encuentran desamparados cuando en la mesa del Consejo de Ministros hay opciones que no defienden los intereses de las clases medias y trabajadoras. El valor de la coalición es en términos de avance», insistió, a preguntas de los periodistas.

Moncloa no le compra los argumentos a Díaz

Aunque esto no implica una incomparecencia ante las acusaciones que Unidas Podemos lanzó de «deslealtad». La actitud de Díaz y de la confederación que representa no gustaron ni un pelo sobre la aprobación de un crédito extraordinario de 1.000 millones de euros para el Ministerio de Defensa.

Moncloa asegura que disponían de toda la información y que no se incluyó en el orden del día del Consejo de Ministros en el último momento, como aseguraban los morados, sino que, al haberse expuesto el pasado jueves en la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios por parte de Hacienda tras la petición de Defensa, pasó al órgano colegiado ministerial sin deliberación porque, en base a la manera habitual de organización, se consideró «ya trabajado» [el llamado índice verde].

Es por ello que desestiman el argumento de que Díaz desconocía la materia, porque sabía las cifras concretas. Pero la tensión no puede aumentar: la coalición y el Gobierno deben terminar la legislatura -finales de 2023- por un empeño personal del presidente. Sin la ministra de Trabajo y sin Unidas Podemos, Sánchez es consciente que se da un tiro en el pie. No tiene otra geometría con la que jugar, y su electorado no lo entendería.

Sintonía Díaz-Belarra

Aunque lo más sintomático es que este quizás haya sido este el momento de mayor sintonía entre Yolanda Díaz y la líder de Podemos, Ione Belarra, también ministra de Asuntos Sociales. Normalmente alejadas en sus postulados, el gasto en Defensa es un punto en común, la primera vez en semanas que se aprecia un frente común de las dos, a excepción de la campaña de las elecciones andaluzas.

Ambas consideran que no es momento de aumentar esa partida, sino de apostarlo todo a la inversión social. Sobre todo, visto el contexto económico, con una inflación galopante y los precios de la energía desbocados, y el empeoramiento previsto de cara a septiembre, de la mano, principalmente, de la subida de los tipos de interés.

Pero Moncloa ha adquirido un compromiso, no sólo con la OTAN sino con la UE, y «es un compromiso personal del presidente, en el horizonte de 2029», precisan las fuentes. Sobre todo, porque «la seguridad no está garantizada». «Es importante avanzar en seguridad para garantizar nuestro modelo de convivencia y esto lo representa la OTAN y los gastos en Defensa. Es cuestión de sentido común», creen.

Sin embargo, parece haber cierta voluntad de destensar. Fuentes de Moncloa indican que «no tiene nada que ver el gasto en defensa con gasto social. El horizonte del 2% es así. La inversión en políticas sociales se puede compensar«, apostillan, siempre y cuando que no se deslegitime «la voluntad de inversión en defensa». «La situación es grave. Estamos en guerra. Es sensato invertir ahora en seguridad».

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