Un homenaje a los niños indígenas de Canadá, premio World Press Photo 2022

Amber Bracken se hace con el prestigioso premio de fotografía con una imagen de vestidos rojos sobre cruces que recuerda a los 215 niños indígenas enterrados junto a una residencia de Kamloops, en Canadá

El World Press Photo of the Year es para esta foto de Amber Bracken.

Vestidos de color rojo cuelgan de unas cruces a lo largo de una carretera. Es el homenaje a los niños que murieron en la Escuela residencial indígena de Kamloops, en la Columbia Británica (Canadá), una institución constituida para forzar la asimilación cultural de los niños indígenas y que le ha valido a Amber Bracken este año el World Press Photo.

La imagen, publicada en The New York Times, es una de esas que se graban en la memoria, que incomoda, que revuelve. Es, según la presidenta del jurado del prestigioso concurso de fotografía, Rena Effendi, “un ajuste de cuentas con la historia de la colonización, no solo en Canadá sino en todo el mundo”.

Homenaje a las víctimas del “genocidio cultural”

El internado junto al que se encontrar el pasado año las tumbas sin marcar de 215 niños indígenas estaba dirigido por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y era una de las numerosas instituciones gubernamentales gestionadas por órdenes religiosas en las que niños aborígenes eran internados a la fuerza y sufrieron abusos físicos, emocionales y sexuales como parte de un sistema de “reeducación” para eliminar la cultura indígena.

Tras conocerse el premio World Press Photo 2022, la fotógrafa lamentó en una entrevista con Efe el “genocidio cultural” de poblaciones indígenas porque se ha “logrado hasta cierto punto suprimir sus idiomas, cultura y ceremonias”.

Amber Bracken se alza con esta imagen con el primer premio del World Press Photo 2022.

El sistema de residencias escolares fue impuesto por las autoridades canadienses a finales del siglo XIX para eliminar la cultura aborigen del país. De acuerdo a este sistema, los niños indígenas eran sacados a la fuerza de sus comunidades y enviados a internados situados en algunos casos a centenares de kilómetros de sus familias. Se estima que unos 4.000 menores murieron por las condiciones insalubres.

Se estima que unos 4.000 niños aborígenes murieron en Canadá por las condiciones insalubres en las residencia escolares

“El gobierno de entonces dijo que trataba de ‘matar al indio que había en el niño’, de quitar la indigeneidad, despojarlos de su cultura y asimilarlos a la occidental, y pensaron que la mejor manera de hacerlo era llevándolos a estas residencias. Pero tratar de aclimatarlos a la cultura occidental no puso fin al racismo que ya existía hacia los indígenas”, explica Bracken.

Salvar los bosques con fuego

En la categoría de Reportaje Gráfico del Año, el jurado de World Press Photo ha distinguido un trabajo del fotoperiodista australiano Matthew Abbott, publicado en National Geographic, que reivindica la práctica conocida como quema fría o quema a baja tempertura (cool burning) empleada por los indígenas australianos para salvar los bosques y controlar posibles incendios.

Reportaje Gráfico del Año, ‘Salvar los bosques con el fuego’, de Matthew Abbott.

Según este sistema de quemas estratégicas de malezas y arbustos, el fuego se mueve lentamente, de forma controlada, y elimina la acumulación de materiales que potencialmente serían combustible para alimentar llamas más grandes.

La población nawarddeken de la región australiana de Arnhem Occidental lleva decenas de miles de años practicando estas quemas controladas que los que gestiona un territorio de 13.900 km2.

Hoy, los guardabosques siguen empleando el conocimiento tradicional en combinación con tecnologías contemporáneas prevenir incendios forestales.

World Press Photo al Reportaje Gráfico del Año para ‘Salvar los bosques con el fuego’, de Matthew Abbott.

Distopía amazónica

El fotoperiodista brasileño Lalo de Almeida es el ganador del Premio al Proyecto a Largo Plazo con su trabajo fotográfico Distopía amazónica, que “retrata algo que no solo tiene efectos negativos en la comunidad local sino también a nivel mundial”, según Effendi.

Premio al Proyecto a Largo Plazo, ‘Distopía amazónica’, de Lalo de Almeida.

Las imágenes de Almeida buscan denunciar cómo la selva amazónica está bajo la amenaza de la desforestación, la minería, el desarrollo de infraestructuras y la explotación de otros recursos naturales, amenazas que cobran impulso bajo las políticas regresivas en lo ambiental del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Desde 2019, la devastación de la Amazonía brasileña, en la que habitan más de 350 grupos indígenas, se ha acelerado. La degradación de la región, como evidencia el trabajo del fotoperiodista, no solo tiene efectos devastadores sobre el ecosistema amazónico, sino que también tiene un elevado impacto social sobre sus habitantes.

La sangre es una semilla

En último lugar, el Premio al Formato Abierto ha sido para la fotoperiodista ecuatoriana Isadora Romero y su documental fotográfico La sangre es una semilla, que ilustra los esfuerzos de científicos y comunidades ancestrales para conservar la agrobiodiversidad en Ecuador.

Premio al Formato Abierto, ‘La sangre es una semilla’, de Isadora Romero.

El trabajo, “con muchas capas de narrativa, en términos de su uso de audio, vídeo, imágenes fijas y secuencias”, según el jurado, cuestiona la desaparición de semillas, la migración forzada, la colonización y la subsecuente pérdida del conocimiento ancestral.

El vídeo se compone de fotografías digitales y analógicas, algunas de las cuales se tomaron con películas de 35 mm caducadas, sobre las que más tarde dibujó el padre de Isadora.

Retrata un viaje a la población ancestral de Une, en la provincia ecuatoriana de Imbabura y el trabajo con la comunidad de Camuendo Chico y científicos de Quito para buscar el punto de confluencia entre la sabiduría ancestral y la científica, entre los recuerdos de la tierra y de los “guardianes de semillas” que cultivaban diferentes especies hoy perdidas y los modernos bancos de germoplasma en los que se trabaja para generar semillas fuertes sin modificaciones genéticas.

El premio para estos 4 trabajos es de 1.000 euros como ganadores regionales además de otros 5.000 euros adicionales como galardón por sus trabajos, que, además, recorrerán el mundo en diferentes exposiciones, llevando las denuncias reflejadas en sus fotografías más allá del país donde fueron publicadas.

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