Guía para descubrir el cosmos sin salir del Museo del Prado

Un nuevo itinerario expositivo en El Prado creado en colaboración con el CSIC invita a comprobar cómo la percepción (y la plasmación) del cosmos variaba a la par que avanzaba la ciencia

El Prado estrena un nuevo itinerario ‘con gafas de astrofísica’. Foto: Chema Moya | EFE.

¿Qué tienen que El Bosco, Rubens, Murillo, Zurbarán, Patinir o Tiepolo con la astrofísica? Fuera o no elemento central, los artistas han reflejado el cosmos en sus obras a lo largo de la historia. Pero la luna, las estrellas y el resto de los astros no fueron siempre igualmente representados, sino que su plasmación fue influida por los avances de la ciencia.

Con este punto de partida, el Prado estrena una nueva mirada a su colección a través de un itinerario expositivo diseñado por Montserrat Villar, doctora en astrofísica en el CSIC, que propone un viaje a través de los siglos para descubrir cómo el arte y la ciencia se han entrelazado y enriquecido.

El cosmos en las obras del Prado

Bautizado como Reflejos del cosmos, este nuevo acercamiento a su colección permanente pone el foco en la fascinación por el cosmos y la necesidad de interpretar sus señales, de comprenderlo y predecirlo que han experimentado todas las culturas desde hace miles de años, pero también de cómo ha ido evolucionando nuestra percepción del universo y nuestro lugar en él.

El tercer día de la Creación (exterior del Tríptico del jardín de las delicias) El Bosco, h. 1490-1500, Museo Nacional del Prado.

¿Un ejemplo? La luna fue perfecta hasta el siglo XVII, pero gracias a Galileo y a cuadros como el de la Inmaculada Concepción de Rubens desde ese siglo no sólo la ciencia demostró que era irregular, con montañas y valles, sino también el arte.

Hasta el próximo 16 de octubre podrá verse en la pinacoteca nacional este itinerario, una suerte de recorrido artístico con gafas de astrofísica que busca también presentar nuevas formas de ver el arte, según explica el director del Prado, Miguel Falomir, que ve en estos recorridos una nueva vía de organizar exposiciones donde el protagonismo lo tengan profesionales de “otras ramas del saber” que ayudarán a ver los cuadros con “otros ojos” en una “mirada distinta, inusual pero rigurosa”.

En concreto, esta exposición -que ha contado con el apoyo de American Friends of The Prado Museum- está dividida en cuatro secciones: El mito de la Tierra plana, Mitos en las estrellas, Cuando la Luna perdió su pureza y La revolución del telescopio.

El cosmos: una fascinación de milenios

“Siempre hemos mirado a las estrellas y las hemos leído para descifrar los aconteceres de la tierra. Hemos querido responder a las preguntas de si es el cosmos infinito, si tiene fin, o cuál es el lugar del ser humano en el cosmos. El arte ha sido fundamental en preservar el conocimiento del cosmos y quiero mostrar esas sinergias”, explica Villar.

Monserrat Villar es la doctora en astrofísica que ha ideado el recorrido. Foto: EFE.

Y no solo se constata la fascinación, sino también el intento de plasmar en cada época el conocimiento que se tenía del universo, un conocimiento tamizado por aspectos como la política o la religión.

El recorrido se inicia con el mito de la tierra plana medieval (ya que no era tal según la astrofísica) a través de cuadros como El tercer día de la Creación de El Bosco, Las siete Artes Liberales de Giovanni dal Ponte o El paso de la laguna Estigia de Joachim Patinir.

La forma en que Rubens pinta el cosmos deja ver que estaba al tanto de los avances del conocimiento sobre el cosmos logrados por Galileo

En la segunda sección vemos una aproximación a escenas mitológicas para ver cómo en las constelaciones el ser humano ha contemplado los mitos: “es como si leyéramos esas ansías o temores de las distintas culturas, lugares y épocas”.

Aquí los cuadros elegidos son Perseo liberando a Andrómeda de Pedro Pablo Rubens y Jacques Jordaens, Diana y Calisto, también de Rubens y Ariadna, de un anónimo italiano del siglo XVIII, sobre la constelación conocida como Corona Boreal.

Perseo liberando a Andrómeda, Pedro Pablo Rubens y Jacques Jordaens, 1639-41, Museo Nacional del Prado.

Los avances de Galileo en forma de cuadros

El recorrido sigue poniendo en el centro la luna y cómo su manera de interpretarla cambió en el siglo XVII con la llegada del telescopio y de Galileo Galilei.

“El telescopio mostró que la luna era un cuerpo impuro, con montañas y valles, y esto tuvo implicaciones en la política”, señala Villar, quien destaca también cómo Rubens, al contrario que otros pintores de la época, optó por representar la luna de esa manera imperfecta en el cuadro La Inmaculada Concepción.

Y lo hizo, sostiene la científica, porque este pintor estaba al tanto de los avances del conocimiento sobre el cosmos logrados por Galileo y sus contemporáneos.

Junto a este lienzo están también otros como La Inmaculada Concepción de Zurbarán o Vista de Venecia desde la isla de San Giorgio, de Gaspare Vanvitelli, donde se hace eco del fenómeno de las mareas en la ciudad italiana, consecuencia de la atracción gravitatoria del sol y la luna.

La Inmaculada Concepción Giambattista Tiepolo, 1767-69, Museo Nacional del Prado.

La revolución del telescopio

El recorrido finaliza con cuadros que demuestran la revolución que supuso el telescopio, que introdujo el propio Galileo a partir de 1609, donde queda patente cómo cambia la visión del cosmos con la llegada de este instrumento y cómo se desplaza a la tierra y al ser humano del centro del universo para colocar en su lugar el sol.

Como muestra de ello, lienzos como Saturno devorando a un hijo de Rubens, con tres estrellas en la parte superior del lienzo que dejan patente el conocimiento del artista de los avances de Galileo, que había descubierto los anillos de Saturno, o El nacimiento de la Vía Láctea, del mismo pintor, donde ilustra el chorro de leche que sale disparado del pecho de Juno y se dispersa en lo que parece una multitud de estrellas, tal y como Galileo había contemplado la Vía Láctea a través del telescopio.

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