Domiciano, el emperador que los historiadores quisieron que odiásemos

Una exposición en Roma analiza desde nuevas perspectivas la figura del emperador Domiciano, que pasó a la historia como un tirano cruel que quería convertirse en divinidad

Una exposición en Roma arroja nueva luz sobre la figura del emperador Domiciano. Foto: EFE.

Fue el tercer y último emperador de la dinastía Flavia, que acabó al morir Domiciano sin descendencia, en el año 96 de nuestra era y, para la posteridad, quedó retratado como un tirano cruel y paranoico, a la altura de los odiados Calígula o Nerón. Ahora, una exposición en Roma ahonda en su figura y desvela las luces y sombras en torno a Domiciano.

Tácito, Plinio el Joven y Suetonio son algunos de los historiadores sobre cuyos relatos se construyó la imagen de Domiciano como uno de los emperadores más odiados de Roma. La historiografía moderna ya dudó de sus críticas por considerarlas poco objetivas, una línea que continúa esta muestra que inauguran los museos Capitolinos y que arroja luz sobre su papel en la construcción de la Roma Imperial tal y como la conocemos hoy.

El emperador que quiso ser divinidad

Domiciano emperador. Odio y amor es el nombre de la exposición, comisariada por Claudio Parisi Presicce, Maria Paola Del Moro y Massimiliano Munzi, que busca desentrañar la vida y el gobierno del hombre que estuvo al frente del imperio romano entre el 81 y el 96 d.C.

La muestra integra 100 esculturas, bustos y maquetas. Foto: Antonello Nusca | EFE.

En total, un centenar de bustos, frescos, mármoles y maquetas de museos tanto italianos como internacionales (entre ellos el Louvre y el British Museum) dispuestos en Villa Caffarelli sirven para tejer una historia que se mueve entre el amor y el odio que envolvieron al emperador durante los 15 años que estuvo en el poder, tras suceder a su hermano Tito.

“Es un personaje hecho de luces y sombras, y esta rica exposición permite descubrir desde su nacimiento a su muerte y su sucesivo decreto de condena de la memoria que no fue suficiente para borrar su legado”, apunta Munzi.

La figura de Domiciano estuvo marcada por las duras críticas que le profesaron los historiadores de la época y que dieron pie a la visión de un tirano que quería convertirse en divinidad y que perpetuaron su vinculación con el mito del ‘dominus deus’ o ‘Dios en la Tierra’ hasta la contemporaneidad.

Esta idea, explorada en una primera exposición sobre el emperador organizada en Leiden (Holanda), toma un giro radical en Roma, donde su legado se ve en algunos de los más importantes sitios de la ciudad, como el estadio de Domiciano, donde actualmente se encuentra la plaza Navona, o el monumental arco dedicado a las hazañas de su hermano Tito al lado del Coliseo.

Foto: Antonello Nusca | EFE.

Pan y circo

“Hemos querido modificar este acercamiento y centrarnos en la dicotomía entre amor y odio de Domiciano. Una parte de la sociedad romana era favorable al emperador, seguramente el ejercito que fue gratificado con una subida de salarios y el pueblo, ya que invirtió mucho en espectáculo”, señala el arqueólogo y comisario de la muestra.

Por su construcción de importantes edificios en Roma como el Foro de Nerva, los historiadores actuales consideran a Domiciano como un destacado urbanista

Domiciano dedicó gran parte de su vida en exaltar el legado de la dinastía Flavia, iniciado por su padre Vespasiano y continuado por Tito, lo que dejó para el futuro el enorme busto dedicado a este último que se puede ver en una de las salas y un templo dedicado a su dinastía, que terminó con su muerte sin descendencia.

Foto: Antonello Nusca | EFE

También construyó importantes edificios como el Foro de Nerva, el penúltimo de los foros imperiales construidos y terminado por su sucesor, que le dio su nombre, así como otros edificios públicos que marcaron el paisaje urbano de la Roma actual, motivo por el que se le considera un destacado urbanista.

15 salas para descubrir a Domiciano

Debido a su temprana edad en el momento de subir al poder, 30 años, Domiciano se dejó llevar por la exuberancia y un deseo de reorganizar la administración que le generaron el recelo y un conflicto con la aristocracia senadora que defendía el ‘status quo’.

Busto de Domiciano con hojas de acanto.

Por ello, tras su muerte, el Senado decretó la condena de la memoria para borrar todo su legado que, sin embargo, logró sobrevivir a través de estatuas de bronce, monedas y otros objetos como los expuestos en esta muestra que se extiende a través de un total de 15 salas y cinco grandes áreas temáticas nos permiten conocer el contexto y las complejidades que envolvieron al emperador tanto durante su vida como tras su muerte.

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