En la mente (y las películas) de Stanley Kubrick

El Círculo de Bellas Artes inaugura una exposición con más de 600 piezas que recorren la carrera y el universo de uno de los maestros del cine

Stanky Kubrick, The Exhibition ya ha abierto sus puertas en el CBA de Madrid. Foto: Viktor Kolev.

Ciencia ficción, cine bélico, policíaco, drama, terror o sexo. Fuera cual fuera el género, Stanley Kubrick hizo arte en películas capaces de enganchar al espectador. También de filmar escenas que serán siempre historia del cine. Una gran exposición en Madrid permite adentrarse, hasta el próximo 8 de mayo, en el profundo legado del maniático y obsesivo director de El resplandor o La naranja mecánica.

El Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42) acoge esta muestra internacional que ya se ha visto en el Design Museum de Londres y el CCCB de Barcelona y que aquí llega ampliada con un total de 600 piezas que recorren toda la carrera cinematográfica de uno de los más importantes referentes culturales del siglo XX.

Material audiovisual, fotografías, atrezzo, cámaras, maquetas, objetivos, guiones, ilustraciones, storyboards, cartas o vestuario integran esta muestra, que anima no solo a bucear en el cine, sino en el cerebro de un genio.

La exposición cuida al detalle la recreación del ambiente de sus películas. Foto: Viktor Kolev.

Además, se ha puesto especial énfasis en la recreación del ambiente de sus películas. Así, podemos recorrer el icónico pasillo de El resplandor, ponernos al frente de HAL 9000, la supercomputadora de la nave Discovery de 2001, una odisea en el espacio o fantasear con las misteriosas máscaras de Eyes wide shut.

La trascendencia de Kubrick

Para entender su trascendencia como director de cine, Stanley Kubrick: The Exhibition, que está enfocada tanto para seguidores del director como para el público general, plantea un recorrido no exento de sorpresas y que parte de una premisa arriesgada: cómo sería adentrarse en el cerebro del director.

La silla de director de Kubrick, el disfraz de simio de ‘2001: una odisea del espacio’, los vestidos de las niñas de ‘El resplandor’ o el Korova Milk Bar en ‘La naranja mecánica’ se pueden ver en la muestra

Desde sus inicios como fotógrafo en Look y sus primeros pasos tras la cámara con sus documentales (fue su padre, Jakob Kubrick, quien le regaló su primera cámara Graflex y quien le enseñó a jugar al ajedrez, dos aficiones que moldearían forma de mirar al mundo), nos zambullimos en sus películas de aprendizaje como El beso del asesino para diseccionar los largometrajes que fueron construyendo su prestigio: Lolita o Teléfono rojo: Volamos hacia Moscú y sus grandes obras maestras, 2001: una odisea del espacio o El resplandor.

El pasillo de ‘El resplandor’ recreado en el CBA. Foto: Viktor Kolev.

También hay espacio para películas que nunca llevó a cabo, como Napoleón (en la exposición vemos la carta de rechazo de Audrey Hepburn, a quien Kubrick había ofrecido el papel de Josefina) o Los papeles arios, sobre el Holocausto, de la que vemos anotaciones para el guion, planes de rodaje, fotografías de localizaciones y diseños de vestuario. Se dice que lo abandonó de forma definitiva cuando Spielberg estrenó La lista de Schindler (1993).

En cualquier caso, materiales que perfilan su infinito potencial creador y que dejan ver aspectos formales y líneas temáticas de sus películas.

En la muestra también se pueden ver planes de rodaje, guiones o cuadernos de notas en los que se vislumbra hasta qué punto era minucioso Kubrick

Obsesiva atención al detalle

Entre los objetos más emblemáticos de la carrera de Kubrick que forman parte de la exposición, comisariada por Isabel Sánchez, se cuentan desde la desde la silla de director, al disfraz de simio de 2001: una odisea del espacio (1968), pasando por el vestuario o la icónica mesa del Korova Milk Bar en La naranja mecánica (1971).

Atrezzo de las películas. Foto: Viktor Kolev.

Además, la máquina de escribir o los vestidos de las inquietantes gemelas de El resplandor (1980) o hasta la capa del doctor Bill Harford durante la secuencia de la orgía en Eyes Wide Shut (1999).

También puede verse parte de la correspondencia del director, así como como planes de rodaje, guiones o cuadernos de notas en los que se vislumbra cómo Stanley Kubrick fue conquistando el control total de su obra.

También cómo de obsesivo podía llegar a ser controlando cada mínimo detalle de los planos o los decorados.

Por supuesto, también una buena selección de material audiovisual con algunas de sus escenas icónicas, ya sea una de las elipsis temporales más llamativas en la historia del cine, la que vemos en 2001: una odisea del espacio, o la mítica secuencia censurada de las ostras y los caracoles de Espartaco.

Planes de rodaje, cartas y otros documentos originales muestran la forma de trabajar de Kubrick. Foto: Viktor Kolev.

Tampoco faltan aquellas escenas que forman ya parte de la memoria colectiva de varias generaciones de cinéfilos, como el coronel Dax recorriendo las trincheras en Senderos de gloria o los nobles, muy maquillados y con pelucas, jugando alrededor de una mesa bajo la luz de las velas en Barry Lyndon.

En paralelo a la muestra se han programado actividades como conferencias y un ciclo en el que se proyectarán once de sus trece largometrajes en el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes.

Las máscaras de ‘Eyes Wide Shut’. Foto: Viktor Kolev.

Cómo ver ‘Stanley Kubrick: The Exhibition’

La muestra Stanley Kubrick: The Exhibition, disponible del 21 de diciembre al 8 de mayo, puede visitarse de martes a domingo de 10.00 a 21.00 horas (lunes cerrado excepto festivos).

Tiene un precio de 14 euros la entrada general (mayores de 13 años), y de 5 euros para niños de entre 4 y 12 años (de 0 a 3 años es gratuita). Además, hay descuentos del 15% para socios del Círculo de Bellas Artes, desempleados, estudiantes, mayores de 65 años, miembros de familia numerosa, poseedores de Carné Joven y personas con discapacidad en un grado igual o superior al 33%.

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