La ventana más moderna (y elegante) para ver los glaciares del Tirol

El estudio Noa finaliza la construcción de un moderno mirador que se integra de maravillas con el paisaje montañoso en el límite de Italia con Austria

Mirador Tirol. Foto: Noa

Entre los picos del valle de Schnalstal, en la parte italiana del Tirol, un mirador parece flotar en entre el hielo y la nieve. La plataforma, de acero corten, se convierte en una moderna ventana donde mirar al pasado.

Es que desde esta construcción, ubicada a 3.251 metros de altura, uno puede observar el lento paso de los glaciares, lenguas de hielo que necesitan generaciones para que se conviertan en arroyos.

“Desde aquí una gota decide si morirá en el Mar Negro o el Mediterráneo”, dicen en el estudio Noa – Network of Architecture.

El mirador se encuentra, como indica el cartel, a 3.251 metros. Foto: Noa
El mirador se encuentra, como indica el cartel, a 3.251 metros. Foto: Noa

Integración con el paisaje

Este estudio buscó dar una forma dinámica a la estructura y que no interfiera con el paisaje. El mirador está 50 metros cuesta arriba del exclusivo hotel Grawand, uno de los pocos establecimientos que se encuentran por encima de los 3.000 metros en Europa.

Un mirador que se extiende al vacío apunta al sitio donde se encontró Özil, el hombre de la Edad de Cobre que se conservó durante miles de años en el hielo

La plataforma, con su estructura de acero, integra a la cruz que se encontraba desde hace décadas en el emplazamiento.

La plataforma mira a los glaciares que dividen a Italia de Austria. Foto: Noa
La plataforma mira a los glaciares que dividen a Italia de Austria. Foto: Noa

El sector se sostiene con pilotes en los puntos donde hay un apoyo, lo que da la sensación de que está sostenido por delgados hilos o, desde cierto ángulo, que se encuentra en el aire.

Esta percepción acompaña al sentido de libertad que buscan los alpinistas y visitantes al hotel Grawand, dicen en el estudio de arquitectura.

Efecto de las planchas

El mirador mantiene la línea de la topografía de los picos con una serie de delgadas columnas de acero, que se despliegan en una elegante curva.

Esto crea un efecto, digamos, mágico, como una apertura y un cierre que sigue la línea del valle.

La nueva construcción integró a la antigua cruz de metal. Foto: Noa
La nueva construcción rodea a la antigua cruz de metal. Foto: Noa

Desde el mirador

En un sector se creó una estructura geométrica que permite que el espectador dirija su mirada a un sitio que ha sido clave en la investigación de la época prehistórica.

Se trata del lugar donde fue hallado Ötzi, el hombre del hielo hallado por casualidad por dos alpinistas alemanes.

Esta plataforma, también de acero corten, presenta tonalidades en marrón oscuro, gris y negro, que se confunden con las rocas de las montañas.

Una serie de planchas metálicas se integran al paisaje. Foto: Noa.
Una serie de planchas metálicas se integran al paisaje. Foto: Noa.

La superficie asoma al vacío, y desde allí uno tiene la sensación de que el tiempo ha quedado detenido.

La momia congelada

Es que ese paraje es un libro abierto de historia: el excelente estado de conservación de Ötzi, muerto hace más de 5.500 años, permitió conocer con lujo de detalle cómo comían, se vestían y calzaban las tribus que poblaban el centro-sur de Europa en la Edad de Cobre.

En un principio las autoridades austríacas se volcaron a investigar a la momia, pero como el hallazgo se produjo a pocos metros de la frontera, pero del lado italiano, Ötzi quedó en poder del país vecinos, y se exhibe en el Museo de Arqueología del Tirol del Sur.

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