Cuando los menús son una obra de arte

Un libro de Taschen analiza la evolución del diseño de los menús de los restaurantes europeos, que acompañaba a las tendencias visuales y gastronómicas

Hay menús que son una discreta muestra de elegancia. Foto Taschen

Si hay platos que son una obra de arte visual (lo del gusto y el aroma lo dejamos aparte), es lógico que también haya menús que estén a su altura.

Algunas cartas de restaurantes presentan un diseño que puede destilar elegancia, otros despliegan un arcoíris cromático y están los que se suben a la última ola de las tendencias gráficas.

Así se ve en el voluminoso libro de Taschen Menu Design in Europe, un viaje por la historia de la gastronomía del continente desde principios del siglo XIX hasta fines del pasado.

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Viaje gastronómico y visual

Escrito por Steven Heller (autor de 120 libros de diseño e ilustración) y editado por Jim Heimann (antropólogo cultural e historiador, además de editor de Taschen), el libro no es un compilado de platos y precios, sino la representación de “una experiencia gastronómica memorable, presentada con tanto cuidado y atención al detalle como la comida en sí”, describen.

Este largo centenar de menús es también un análisis de la evolución del diseño gráfico, y también se puede tomar para analizar cómo evolucionó la alta gastronomía en los últimos dos siglos.

Menú de Maxim’s de 1910. Foto Taschen

De la extravagancia a la sencillez

Desde que la cocina francesa se impuso como el modelo europeo, en el siglo XIX, la necesidad de una presentación más formal de los platos, que derivó en una variedad de cartas que se movían “entre la extravagancia y la sencillez”.

Los más de 100 menús representan la evolución del diseño gráfico y de la forma de comer en la alta gastronomía

Por ejemplo, en el de Le Grand Vefour de París de 1891 desplegaba un complejo diseño troquelado, reflejo de los años de glamour de la Belle-Époque; mientras que en el del Royal Palace Hotel de Londres de 1932 recuerda los años del jazz.

El del sofisticado Lasserre parisino de los años ’50 sorprenderá por su sencillez surrealista mientras que el famoso Maxim’s, en el menú de fin de año de 1910, tiene un minimalismo inédito a pesar de los dibujos propios del art-nouveau.

Elegancia art-nouveau en el restaurante Obremont. Foto Taschen

Como obras de arte contemporáneo

Hay menús que podrían exhibirse en un museo de arte contemporáneo, como el de la coctelería húngara Siófok de 1969 o los programas del Silvester, restaurante del Berlín oriental en 1959.

Hay menús que podrían exhibirse en un museo de arte contemporáneo, como los de los países de Europa del Este en los años ’50 y ‘60

En los menús del transatlántico SS Belgeland de 1929, de la compañía Red Star Line, se ven elegantes muestras art-nouveau para los banquetes en homenaje a Lincoln, Washington y el Día de San Patricio.

Menús de la República Democrática de Alemania. Foto Taschen

Desde menús militares a los banquetes de nobles

En este despliegue de estilos se va desde restaurantes de estrellas Michelin hasta menús militares del ejército alemán en la Segunda Guerra, pasando por el listado de platos de banquetes de nobles británicos.

Menú de la coctelería Siófok, de Hungría. Foto Taschen

Analizando en detalle los menús se encuentran platos que habían sido la cumbre de la sofisticación, como la carne de pato de la Tour d’Argent en 1952, ilustrado con un bodegón de aves acuáticas.

Es un viaje por el tiempo donde la gastronomía y el diseño gráfico van de la mano, para leer y saborear.

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