Viaje a las entrañas del cine de Tarantino

El periodista Ian Nathan nos conduce por un apasionante viaje por la obra de uno de los cineastas más atrevidos y viscerales del cine

Aún se especula sobre la temática o género de la que será la décima película de Traantino. Foto: Ángel Díaz | EFE.

Si con su primera película, Reservoir Dogs, logró enamorar al público y la crítica con dejando a todos pegados a los asientos del cine y sin saber si estaban más horrorizados o cautivados, tras el estreno de Pulp Fiction, el fenómeno se consumó. Desde entonces, y deformando todos los géneros, Quentin Tarantino ha rodado western, terror y películas de guerra, ha hablado de la locura y las relaciones humana, de lenguaje, de violencia, de raza, de ética y de justicia. Un nuevo libro del periodista especializado Ian Nathan nos conduce por un apasionante viaje por su obra.

Quentin Tarantino (Libros Cúpula) no es una biografía. Su autor, crítico de cine, guionista, productor y presentador, además de editor de Empire, la revista de cine más influyente del mundo, como ya hiciera con cineastas de la talla de Wes Anderson, Tim Burton o los hermanos Coen, nos zambulle en un viaje a través de películas, un paseo por la obra de un director tan atrevido como innovador.

Así, vamos explorando la génesis de un estilo particular, desvelando información sobre sus inspiraciones, sus referentes o sus colaboraciones con sus actores fetiche mientras diseccionamos sus trabajos, desde Amor a quemarropa y Asesinos natos, de las que fue guionista, hasta Érase una vez en Hollywood pasando por iconos –o puñetazos- como Pulp Fiction, Kill Bill o Malditos Bastardos.

Cartel de Malditos Bastardos. Foto: Juan Herrero | EFE.

“El mesías de los frikis del cine”

“Su historia se convirtió en un evangelio. De la noche a la mañana, Tarantino pasó del mostrador de una extraña tienda de vídeos de Manhattan Beach, California, donde debatía con los clientes sobre clásicos del cine de culto y autores europeos, a convertirse en la más dinámica de las nuevas voces en llegar al cine desde Martin Scorsese” dice Nathan en el prólogo del libro, una hermosa edición repleta de imágenes, tanto en el set como detrás de las cámaras.

La clave del mito Tarantino es, de hecho, que fue capaz de convertirse en “el mesías de los frikis del cine”.

Tarantino no fue a una escuela de cine sino que fue al cine, como él mismo ha dicho en más de una ocasión. Su voz está hecha de películas y el celuloide corre por sus venas y, pese a ello, es “una paradoja que Hollywood todavía no puede comprender”, capaz de mezclar en sus trabajos basura y humanidad, violencia y risa.

Sus historias son artificiosas, sí, pero parecen reales, como puede verse a lo largo de los 10 capítulos de este libro, cada uno titulado por una cita textual y dedicado a una o varias de sus películas (como guionista o como director) y que desentrañan también muchas de las declaraciones del cineasta.

La clave del mito Tarantino es, de hecho, que fue capaz de convertirse en «el mesías de los frikis del cine»

Con un nombre que su madre, Connie Tarantino, tomó del papel del Quint Asper, el personaje interpretado por Burt Reynolds en la serie La ley del revólver, y de la lectura de El ruido y la furia, de William Faulkner, el niño cinéfilo vio cientos, tal vez miles de películas hasta su adolescencia, muchas contribuirían a generar un cuerpo de referencias y hasta de obsesiones, como la que tenía con el director Brian De Palma.

Fue acomodador de un cine porno, dependiente en un excéntrico videoclub (Video Archives) y actor durante diez años hasta que decidió convertirse en director.

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Fenómeno Quentin Tarantino

El fenómeno Quentin Tarantino, sin embargo, empezaría en una fiesta: en la que conoció al productor Lawrence Bender, a quien dio a leer los guiones de Asesinos natos y Reservoir Dogs, el proyecto que empezaría a tomar forma y en el que conseguirían involucrar a Harvey Keitel.

Esta película, en la que básicamente varios tipos se encuentran en un garaje tras un atraco y sabes que algo salió muy mal, pero no se ve (de hecho, según Nathan, “la excitante emoción de la película está en la anticipación de la violencia, al imaginar lo que se avecina”, encandiló a todo el mundo. No se hablaba de otra cosa.

Epítetos raciales, insultos homófobos, sexismo y todo tipo de improperios que iban contra la corrección política de la época lograron emocionar al público y la crítica. Tarantino se emocionó, según cuenta el autor, “Tenía la intención de hacer añicos la mentalidad de ‘baile tradicional’ del cine de Hollywood”.

La famosa escena del corte de la oreja “fue la prueba definitiva de que podía hacer que el público bailase al son de su compás”. Y eso que Tarantino decía haber hecho esta película “para mí mismo”. Todo el mundo, eso sí, estaba invitado.

‘Pulp Fiction’, la consagración

Tras capítulos explicando la repercusión de cintas en las que participó como guionista como Amor a quemarropa (1993), Asesinos natos (1994) y Abierto hasta el amanecer (1996) de las que el director apunta “Pienso en ellas como antiguas novias”, nos sumergimos en Pulp Fiction (1994), segunda película de Tarantino.

La película que logró renovar al ídolo sexy de la década de los setenta, John Travolta (del que dijo que el talento no se había ido, sino que simplemente había permanecido inactivo), logró sacudir a millones de espectadores (cómo olvidar la inyección de adrenalina tratando de resucitar a Mia Wallace de una sobredosis clavándola una jeringuilla con adrenalina en el corazón).

Quentin Tarantino dirigió a Brad Pitt en ‘Malditos bastardos’ su incursión en las películas de guerra. Foto: Juan Herrero | EFE.

Sobrevivir a su propio culto

“El nombre de Tarantino se convirtió en adjetivo después Pulp Fiction: “uno de cada tres guiones con sangre y ladrones cuyos planes salían mal se clasificaba de repente como ‘tarantinesco’”, apunta Nathan.

Y, sin embargo, Tarantino fue capaz de sobreponerse a su propio mito. Jackie Brown (1997)fue unánimemente elogiada y aunque no logró una gran recaudación, lo que se vivió como un fracaso, se ha convertido después en una de sus películas más significativas.

Kill Bill: Volúmenes 1 y 2 llegaron seis años después. Protagonizada de nuevo por Uma Thurman fue algo así como una “terapia de choque, un festival de Tarantino en forma de película”.

Tras el fracaso de Grindhouse (2007), un programa doble de películas de terror ideado junto a Robert Rodríguez con las que rendir homenaje al cine que ambos apreciaban, llegaría Malditos Bastardos (2009), su particular incursión en el cine de guerra y en el subgénero de películas en las que se mata a Hitler (aunque con dosis de spaghetti western), que cosechó 8 nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Guion Original y el premio a Christoph Waltz como mejor actor de reparto.

En la gira promocional de esta película se le apareció la musa que le permitiría crear Django Desencadenado (2012). Su octavo trabajo, Los odiosos ocho (2015) se encuentra entre sus mejores películas, lo que prueba que el director “ha madurado, pero nunca ha cedido”.

Las musas, después, le condujeron a Hollywood, donde se ubica la trama de Érase una vez en… Hollywood (2019) que mezcla hechos reales (los crímenes de Charles Manson) con ficticios y que es a la vez un viaje en el tiempo a Los Ángeles de 1969, detallista hasta el extremo con vallas publicitarias donde se anuncian las películas exactas que se estaban viendo en ese momento, por ejemplo.

¿Qué podemos esperar de Quentin Tarantino a continuación? Su décima película, Según Nathan, “sigue siendo un acontecimiento capaz de parar Hollywood, con la posibilidad de que sea la última”. Y es que como él mismo ha mencionado en entrevistas «Si cambiase de opinión, se se me ocurriera una nueva historia, podría volver, pero si me detengo en diez, estaría bien como declaración artística.

a.
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