Los 7 mejores tabancos para beber, comer y vivir Jerez

Antiguos despachos de vino, los tabancos son hoy la mejor forma de degustar los vinos de Jerez en lugares que destilan encanto y magia flamenca

El Pasaje es uno de los tabancos más antiguos de Jerez.

Ciudad de caballos y toros, de flamenco y el motor, de albercas y fuentes, vestigios andalusíes y palacios barrocos, sin duda es el vino, su jerez o sherry, el responsable de que Jerez de la Frontera se conozca en el mundo entero (con permiso de Lola Flores, que también nació aquí).

Además de visitar bodegas centenarias tras los pasos de personajes como Leopoldo Alas Clarín, Harold Lloyd, Jean Cocteau, Winston Churchill, Ayrton Senna, Roger Moore o Steven Spielberg, otra buena forma de acercarse a la cultura de estos preciados vinos son los tabancos.

Antiguos despachos de vino, aquí se adquiría tradicionalmente vino a granel y también se podía degustar, generalmente acompañado de algo para picar (poco más que altramuces y cacahuetes).

Si por algo es conocido en Jerez es por su vino. Foto: Turismo de Andalucía.

Hoy los tabancos siguen vendiendo vino, pero son también tabernas, lugares perfectos para tomarse un fino (o un oloroso, amontillado, palo cortado, cream, moscatel o Pedro Ximénez) con unas tapas e incluso para escuchar flamenco (y eso que antiguamente se prohibía específicamente ‘el cante’ en estos lugares).

Recorremos los tabancos imprescindibles de Jerez.

Tabanco El Pasaje

A punto de cumplir 100 años (abrió sus puertas en 1925), Tabanco El Pasaje es uno de los despachos de vino más antiguos de Jerez. Toda una institución (está catalogado como Espacio Tradicional de la Cultura Jerezana por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico), es uno de los tabancos que no hay que dejar de visitar en la ciudad.

A escasos metros del Mercado, Correos y del Teatro Villamarta, en la calle Santa María, está regentado por Antonio Ramírez y entre sus principales atractivos se cuenta un espectacular amoroso de Bodegas Maestro Sierra, que se sirve directamente de las botas.

Tabanco El Pasaje. Foto: Turismo de Andalucía.

De sabor añejo y mucho duende, también ofrece tapas y raciones que sirven en papel de estraza e incluso menús cerrados de tapeo con vino que son el complemento perfecto a sus espectáculos de flamenco.

Tabanco El Guitarrón de San Pedro

Aunque se inauguró muchas décadas después, en 2012, también es ya un referente en Jerez el Tabanco Guitarrón de San Pedro (Bizcocheros, 16), que encontramos frente a la iglesia de San Pedro.

Fruto de la absoluta pasión por los jereces de la barcelonesa Mireia Dot y el jerezano José Antonio Reguera, es un lugar para comprar y degustar por copas sus vinos a granel, cuenta con una de las cartas más amplias y diversas de la ciudad (más de 100 referencias de vinos de Jerez, con interesantes vinos viejos).

Foto: El Guitarrón de San Pedro.

También presume de buenas tapas y raciones, la mayoría elaboradas con recetas y productos de la provincia de Cádiz, entre ellas quesos y chacinas de El Bosque o ahumados y conservas de Barbate.

Además, tiene una nutrida agenda cultural, que incluye desde lecturas poéticas a exposiciones, monólogos y ciclos musicales y, por supuesto, flamenco.

Tabanco Plateros

Mucho más moderno (algo más de una década) tiene Tabanco Plateros, que mantiene el nombre de la plaza de su primera ubicación, aunque hoy lo encontramos en la calle Algarve, una vía peatonal que desemboca en la plaza La Yerba.

Además de servir vino a granel recuperando y conservando antiguas tradiciones, este tabanco ha apostado también por el aperitivo, concretamente la hora del vermú, en la que confluyen en torno a sus mesas altas y barras diferentes generaciones de jerezanos y visitantes.

Foto: Tabanco Plateros.

Para degustar sus jereces de la Cooperativa de las Angustias y otras bodegas, servidos en catavinos directamente desde la bota, cuentan con una buena selección de tapas entre las que no hay que perderse el riquísimo queso payoyo, chicharrones, morcilla, butifarra o chorizo.

Tabanco Las Banderillas

En el barrio de San Miguel, que tantos artistas ha dado al flamenco, Las Banderillas (Caballeros, 12) es otro de los lugares históricos que no hay que perderse en esta ruta de tabancos.

Con estética y ambiente tradicional, entrar aquí es como trasladarse a otra época, con su andanada de botas desde las que sirven y venden jereces.

Foto: Tabanco Las Banderillas.

Si optamos por tomarlos in situ, es buena idea acompañarlos por alguna de sus tapas basadas en productos locales, especialmente el rabo de toro y el aneto (un filete de pollo relleno con jamón y queso y después empanado), pero también chicharrones, chacinas, quesos y pescados.

Tabanco San Pablo

Sin movernos de San Miguel, hay que pasar también por el mítico San Pablo, otro de los tabancos más antiguos de Jerez, fundado en 1934 como luce orgulloso en su fachada por Manuel Muñoz Peña -el tío Manuel-, cuentan que gracias a un premio que ganó en la lotería, y hoy regentado por los hermanos Jesús y Juan Manuel Muñoz, de la misma familia.

Foto: Tabanco San Pablo.

Sus botas desde las que se sirven directamente los vinos son parte de la historia de Jerez y no hay que dejar de probar sus tapas, con unos destacables tortillones, albondigones y riquísima ensaladilla, perfectas con los vinos de bodegas del Real Tesoro.

Tabanco La Pandilla

Con mucha solera, Tabanco la Pandilla inició su andadura en 1936 en el barrio de San Pedro (Valientes, 1) por lo que su historia ha transcurrido en paralelo a la de la ciudad y los vinos de Jerez.

Además de disfrutar de su autenticidad, con cartelería de época y un ambiente especial, y de los jereces de Sánchez Romate, hay que tirar de carta de tapeo, con buenos quesos y embutidos.

Foto: Tabanco La Pandilla.

Tabanco Las Garrafas

Nos despedimos de esta ruta de jereces (mejor si la hemos dividido en varios días, más que nada por el número de copas que habremos tomado) en el tabanco Las Garrafas, en la calle Compañía de María.

Su historia no deja de ser curiosa, ya que lo abrió un operario de astilleros, Sebastián Vega, en un local que había sido almacén, taller de bicicletas y hasta dependencia de una funeraria y donde su abuelo hacía vino de Jerez.

Foto: Tabanco Las Garrafas.

El local es casi un museo del jerez, con fotografías y objetos que remiten a la elaboración del vino pero también un buen sitio para degustar finos y tapas caseras, así como para asistir a sus eventos y actividades, desde música en vivo y exposiciones a lecturas de tarot.

a.
Ahora en portada