Cangas: viaje por los heroicos vinos de montaña de Asturias

Un puñado de bodegas batallan en un paisaje tan duro como hermoso. Pero que despliega una sugerente ruta por sus bosques y ríos para conocer sus tintos y blancos

La villa de Cangas de Narcea. Foto Urti2009 | Pixabay

A diferencia de la cercana Galicia, Cataluña o Andalucía; Asturias no es una región a la que se la identifique con una tradición de vinos. Pero esta comunidad autónoma cuenta con una denominación de origen que agrupa a un puñado de bodegas y cuyas visitas se combinan en una ruta que transcurre por bosques y antiguos monasterios.

Este es el vino de la tierra de Cangas, originario de la comarca de Cangas de Narcea; producto que se remonta a la época romana y que fue heredado por los monjes benedictinos en el siglo XI.

Palacio de Omaña, en Cangas del Narcea. Foto Joan – CC

El vino de Cangas

A pesar de que la filoxera a fines del siglo XIX estuvo a punto de liquidar para siempre a la producción vitivinícola, actualmente un puñado de bodegas aprovechan el microclima de los concejos de Cangas del Narcea, Ibias, Grandas de Salime, Illano, Allande y Pesoz para elaborar un vino ligero, de buen gusto, con una cierta traza a madera, producido con vides de mencía, y también con uvas autóctonas como las de carrasquín, berdejo y albarín.

Esta última, con las variedades negrín y blanco, es la que sobresalen en calidad sobre las demás.

Viñedos cerca de Pesoz. Foto Museo Etnológico de Pesoz

Las bodegas que han resistido una y otra vez

La resistencia que han tenido las bodegas familiares ante las plagas y los granizos y las dificultades para lograr la calidad en un entorno húmedo y frío como son las montañas de la cornisa cantábrica, han calificado a la producción local de ‘heroica’.

Tras la plaga de la filoxera un puñado de productores de Cangas del Narcea mantiene viva la llama del vino asturiano

Su designación en 2014 como denominación de origen protegida fue el reconocimiento tras el duro camino recorrido. Y aunque solo abarque la producción de 50 hectáreas, es una distinción a estas bodegas que cultivan por encima de los 500 metros en terrazas de declive pronunciado.

Las bodegas que integran la DOP son Monasterio de Corias, Dominio de Ibias Clalalet, Antón Chicote, La Verdea, Las Danzas, Señorío de Ibias, Vidas, Vitheras y Martínez Parrondo.

Los escarpados viñedos de Cangas. Foto Monasterio de Corias

El monasterio de Corias

La primera es la más importante por producción e historia. Diríamos que si hay que establecer un kilómetro cero de los vinos locales es el monasterio de San Juan Bautista de Corias, que data del siglo XI.

Conocido como el Escorial asturiano, se encuentra en la margen del río Narcea y tras dejar de ser edificio religioso, escuela y cárcel desde 2013 renació como hotel de la cadena Paradores.

Además de su claustro y la bonita biblioteca decimonónica en el sótano se pueden descubrir las ruinas de la iglesia del siglo XI.

Monasterio de Corias. Foto Paradores

La visita al pueblo de Cangas

En la visita a la villa de Cangas se pueden ver los palacios de las familias nobles que regían los concejos, como las de Uría, Peñalba, Llano, Toreno, Pambley y Omaña (sede de la oficina de Turismo), acota Francesc Ribes en el libro Paseos entre viñedos.

Pero el mayor encanto histórico se encuentra en el barrio de Entrambasaguas, al que se llega por un puente medieval (aunque se lo conozca como ‘Puente romano’); aunque también hay que conocer el llamativo puente colgante que cruza el río Narcea.

El museo y paseo del vino

Viajando unos minutos al sur por la carretera AS-213, a la vera del río Naviego, está el núcleo de Santiso, donde entre bodegas familiares se encuentra el recomendado Museo del Vino de Cangas de Narcea; donde se puede conocer la larga historia del vino asturiano.

Vistas del barrio de Entrambasaguas. Foto Carmen Alonso Suarez – CC

El Museo del Vino de Cangas de Narcea permite conocer los siglos de historia que tiene el vino asturiano

Desde allí parte un bonito Paseo del Vino, recorrido por un bosque ribereño que finaliza entre los viñedos de Las Barzaniellas.

Otro museo recomendado es el Etnológico de Pesoz, con objetos donados por agricultores locales y que detalla la producción tradicional del vino local.

En las visitas a las bodegas se puede aprender los secretos de una producción manual, que tiene que descartar métodos mecánicos por lo escarpado del terreno; en un paseo entre sarmientos y hojas en medio de un hermoso paisaje.

Puente colgante sobre Cangas del Narcea. Foto Joan – CC

Bosques y robledales para descubrir

Este entorno comparte su belleza con el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, bosques antiguos de 567 kilómetros cuadrados, donde además de la población de osos pardos y lobos también hay ejemplares de corzos, jabalíes, zorros y rebecos.

En el centro de interpretación que hay en las antiguas caballerizas del monasterio de Corias, al que se sugiere visitar antes de recorrer estos bosques de montaña, catalogados como Reserva de la Biosfera.

Otra opción para los amantes de la naturaleza es conocer la reserva natural de Muniellos, donde se encuentra el mayor robledal de España y uno de los más grandes de Europa.

Pero para conservar su frágil ecosistema solo se permiten 20 visitantes por día, por lo que hay que reservar citas previamente en el centro de interpretación que está entre las parroquias de Moal y Oballo.

Bosque de Muniellos. Centro de Cangas. Foto DOP Cangas de Narcea

Si hay que elegir una fecha para visitar estas tierras es en octubre, ya que del 7 al 21 en Cangas del se realiza llega la Fiesta de la Vendimia, en que los carros a caballo llenos de uva desfilan por el pueblo para dejar los frutos en la plaza de la Oliva, frente a la basílica, para seguir el ancestral rito ser pisadas mientras resuenan las gaitas y los tambores.

Una oportunidad para reencontrarse con las tradiciones y brindar con los vinos de Asturias.

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