Las diez calles más bonitas de Córdoba

Algunas son tan angostas que apenas puede pasar una persona, otras están todo el año llena de flores. Y están las que presumen de una elegancia señorial. Estas son algunas de las calles más encantadoras de Córdoba

El encanto de las calles de Córdoba es único. Foto Turismo de Andalucía

El aroma de los naranjos, ese color que desprenden los geranios de la Judería, el tono dorado del atardecer de Guadalquivir, son momentos mágicos que solo se pueden sentir en Córdoba.

Sus calles y avenidas tienen un encanto único, lugares que no solo hay que inmortalizarlos con las fotos de rigor, sino que hay que recorrerlos con calma, dejando que el espíritu andaluz se apodere lentamente.

Según las propuestas de Turismo de Córdoba, veamos algunas de sus calles más bonitas.

Avenida del Alcázar

Empezamos con un bonito paseo ribereño junto a la margen derecha del Guadalquivir, como es el de la Avenida del Alcázar, que se extiende del Puente Romano al de San Rafael.

Su nombre proviene por el Alcázar de los Reyes Cristianos, donde una parte de su antigua muralla está a la vista.

No se pierdan el sector junto al río que ofrece hermosas vistas de los paréntesis de naturaleza que son Los Sotos de Albolafia.

Calle Cabezas

Las casas blancas de los siglos XIII al XVI, con marcos beige y los balcones de hierro negro se replican en esta pequeña calle que nace en el Arco del Portillo, en la Judería, donde se divisa la llamativa Casa de los Marqueses del Carpio.

Calle Comedias, en la Judería. Foto Turismo de Córdoba

El nombre esconde una leyenda escabrosa: se dice que aquí vivía Gustios González, quien en una fiesta le enseñaron las siete cabezas de sus hijos.

Calleja de la Hoguera

A pasos de la Mezquita-Catedral de Córdoba, esta pequeña calleja conserva el sinuoso trazado musulmán, donde algunas viviendas fueron construidas por encima y lo que da la sensación de estar en un túnel urbano.

En ella se encuentra la Universidad Islámica Averroes, especializada en filología árabe, cultura andalusí y ciencias del Islam.

Calleja de la Hoguera. Foto Turismo de Andalucía

Calle de la Feria

También conocida como Calle de San Fernando, lo interesante es el recuerdo de la historia urbana que se esconde.

La calle del pañuelo, tan angosta cuyo ancho corresponde al de este accesorio, se convirtió en un motivo turístico en sí mismo

A lo largo del siglo XIX varios gremios de oficios se congregaban en esta arteria y las perpendiculares, que heredaron sus nombres en el catastro municipal.

Esta calle, tapizada de naranjos, se la conoce así porque aquí se realizaba la feria a beneficio del Hospital de Amparo, pero en 1862 se le cambió el nombre de San Fernando en honor al rey que tomó Córdoba de los árabes.

Calleja de las Flores

También en la Judería se encuentra esta pequeña calle que, gracias a los balcones llenos de geranios y otras flores, se convirtió en una de las postales más buscadas de Córdoba.

Reformada en los años ’50 por el arquitecto Víctor Escribano, una suave pendiente conduce a una plazoleta llena de encanto, donde si se gira se obtiene una bonita vista de la torre de la Mezquita-Catedral.

Calle de las Flores. Foto Turismo de Córdoba

Calleja del Pañuelo

Levante la mano quien no cruzó por esta angosta calleja y no hizo la prueba de medirla con un pañuelo.

Esta minúscula vía que nace en la Plaza de la Concha se convirtió en un destino turístico en sí mismo, donde se percibe el aroma de un naranjo que hay al final junto a una pequeña fuente de cerámica.

Calle del Pañuelo. Foto Turismo de Córdoba

Calle Céspedes

Otra de las vías que unían la parte alta de la ciudad con la Mezquita-Catedral, también era conocida como Calle del Baño porque aquí se encontraban los baños árabes.

El color violeta oscuro de las buganvillas tapiza de alegría la Cuesta del Bailío, donde se encontraba una de las puertas de la antigua muralla

Además de ver las típicas macetas con geranios aquí se pueden ver algunos de los patios más bonitos de Córdoba.

Cuesta del Bailío

Esta era una de las antiguas entradas a la muralla que comunicaba la Medina con la Ajerquía, los arrabales de la antigua ciudad andalusí.

La Cuesta del Bailío, con el color de las buganvillas. Foto Turismo de Córdoba

La Casa del Bailío y su fachada renacentista, en uno de sus extremos, brilla tanto como las abundantes buganvillas que crecen junto al antiguo huerto de los Capuchinos.

Aquí se encontraba el Arco del Portillo, que fue derribado para ensanchar el paseo peatonal.

Paseo de la Ribera

Este paseo comienza en la Cruz del Rastro y llega hasta la Ronda de los Mártires.

Algunas calles son como túneles urbanos. Foto Turismo de Córdoba

Antes conocida como Paseo de los Curtidores, es uno de los lugares elegidos para escapar de las altas temperaturas que asolan Córdoba.

Allí se concentran numerosos restaurantes y bares, con sus terrazas que miran al Guadalquivir.

Calle Gondomar

Salimos de las calles que recuerdan al pasado medieval y caminamos por una llena de vida comercial, bautizada así por los Condes de Gondomar.

Calle Gondomar. Foto Turismo de Córdoba

En su trazado se pueden ver interesantes edificios modernistas, como la fachada del colegio de la Milagrosa.

Calle Claudio Marcelo

Más modernismo se encuentra a lo largo de la calle Claudio Marcelo, donde el tramo de la Corredera a la Plaza de las Tendillas ha visto una importante remodelación de varias fachadas e interiores.

También llamada Calle Nueva, allí se concentran siete antiguas casas burguesas diseñadas por Adolfo Castiñeyra, el arquitecto modernista más importante que tuvo Córdoba; junto a otros inmuebles levantados entre 1912 y 1927.

En el lugar se pueden ver las columnas del templo romano construido durante el imperio de Claudio, a quien se homenaje con la calle.

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