Córdoba: cuatro propuestas para descubrir el espíritu del Alto Guadalquivir

La comarca del Alto Guadalquivir ofrece diferentes rutas para conocer su naturaleza, gastronomía, historia y el color de sus pueblos

El color de Cañete de las Torres. Foto Manolo Barragán Orozco | Flickr

La provincia de Córdoba despliega sus paisajes de pueblos blancos, olivares, dehesas, con el Guadalquivir con su presencia dominante; con palacios e iglesias como testigos históricos, tierra de patios y viñedos, de espíritu andaluz y macetas con geranios.

Este territorio se subdivide en seis comarcas, que se pueden recorrer a través de diferentes rutas.

De ellos elegimos cuatro recorridos por la Comarca del Alto Guadalquivir, lindante con la provincia de Jaén, a lo largo de las estribaciones al sur de la Sierra Morena.

En esta comarca tiene gran presencia la cultura del aceite, cuyos sabores se pueden probar en diferentes museos, cortijos y almazaras. Y aquí se produce un excelente ‘oro líquido’ certificado por la DO Montoro-Adamuz.

Pero el protagonista es ese río, que vertebra la vida y el ocio de los pueblos, que abre paso a un entorno de gran belleza como el Parque Cardeña-Montoro, hogar del lince ibérico.

El encanto de los pueblos blancos

Para conocer el espíritu de esta región se sugiere pasar un día entre los pueblos de Bujalance y Cañete de las Torres.

Iglesia de San Francisco en Bujalance. Foto Turismo de Andalucía

En el primero llama la atención una torre inclinada que se compara con la de Pisa, su castillo, su plaza mayor y sus casas señoriales, como la del Palacio Torrevequia, fiel exponente de la arquitectura del sol.

Bujalence y Cañete de las Torres son dos bonitos pueblos que permiten conocer en profundidad el espíritu de este rincón de Córdoba

Allí también se pueden conocer los secretos del aceite en el centro de interpretación de este producto típico.

En Cañete de las Torres se encuentra un castillo recomendado para visitar y un museo etnográfico para explorar en detalle la cultura andaluza. En las dos primeras semanas de mayo este pueblo explota de color y aromas con la fiesta Cañete en Flor. Imprescindible conocerla.

Montoro: el balcón sobre el Guadalquivir

Montoro es un pueblo que se levanta en la margen del Guadalquivir, un privilegiado balcón para contemplar el paso del río. Uno de los puntos más recomendados es el del Hotel Mirador, que permite ver con toda claridad el meandro y el pequeño salto de agua del curso.

Panorámica de Montoro. Foto Turismo de Andalucía

Este pueblo de la Sierra Morena es famoso por su aceite de oliva virgen extra, que se puede probar en catas en las que se conoce cómo las aceitunas se trituran en antiguas almarazas, o en el Museo del Aceite

También la miel autóctona tiene un justo reconocimiento, de mano de productores que mantienen técnicas ancestrales para lograr el dulce manjar.

Y si trata de dulces, no hay que irse sin comprar los mazapanes de La Logroñesa, sobre todo cerca de la Navidad.

El cercano Parque Natural Cardeña-Montoro es buscando por los senderistas, que recuerdan los escenarios donde se rodó la película Entre lobos. Por allí transcurre el sendero GR-48, que conecta a este pueblo con Adamuz.

Museos y más museos

Otros pueblos sugeridos para descubrir son Villa del Río y El Carpio. Los fanáticos de la tauromaquia tienen bien presentes al primero porque allí se encuentra la Casa-Museo que homenajea a Manolete, y también recorre un siglo de historia española a través de la cultura taurina.

Quizás a los visitantes sorprenda que en El Carpio y Villa del Río haya tantos museos

En el lugar también hay otro museo dedicado a Matías Prats, el profesional de la comunicación nacido en 1913.

Torre de Garci Méndez en El Carpio. Foto Turismo de Andalucía

El Carpio tiene valiosos edificios históricos y culturales como el palacio ducal, el museo de Historia, el de Pintura y Escultura y la torre de García Méndez, construida por el alarife Mohamad en 1325.

Entre la sierra y el río

Villafranca de Córdoba, Amaduz y Algallarín son pueblos cuya identidad fue construida entre la sierra y el río.

En otoño sus bosques presentan un hermoso paisaje de aires melancólicos, donde si hay suerte en la Sierra de Adamuz, se podrá escuchar la berrea de los ciervos.

Cabalgando en Villafranca de Córdoba. Foto MP MB | Flickr

Vilafranca es otra de las puertas de entrada en la Sierra Morena, donde habrá que estar muy atento por si se cruza fugazmente un lince ibérico. Es cuestión de suerte.

Allí cerca, en la finca la Sierrezuela, se puede visitar el Observatorios de Aves Planeadoras, para conocer el majestuoso vuelo de estas especies.

También hay otro mirador de aves en el Parque Periurbano de Fuente Agria, que puede ser el punto final a una excursión de senderismo.

En tanto en Adamuz y Algallarín se organizan salidas de piragüismo por el Guadalquivir, donde no hace falta esperar al verano para demostrar la habilidad al remo.

Museo del Aceite en Montoro. Foto Turismo de Andalucía

También desde Adamuz parten varias rutas de senderismo a través de sus Montes Comunales, donde es posible divisar ciervos.

Este pueblo cuenta con el Centro del Olivar de Sierra, otro de los sitios recomendados para probar el espeso y exquisito líquido que se deriva de las aceitunas.

a.
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