Un viaje a la Escocia de la familia real británica

De los palacios reales de Edimburgo a las Tierras Altas, los Windsor han mantenido una estrecha vinculación con Escocia, una historia de amor que se mantiene viva a la muerte de Isabel II

Balmoral, residencia de los Windsor en Escocia. Foto: Rico Meier | Unsplash.

Tras un reinado de 70 años, Isabel II fallecía el pasado 8 de septiembre en su residencia de Balmoral. Cercano a la villa de Crathie, a 50 kilómetros de Aberdeen, el castillo victoriano donde tantas veces veraneó es solo un ejemplo de los profundos vínculos de la familia real británica con Escocia, un destino en el que los Windsor han vivido momentos muy especiales que recordamos en esta ruta escocesa.

Empezamos por Edimburgo, capital y puerta de entrada al país. Sede principal del ancestral reino de Escocia, la ciudad alberga dos importantes centros de poder, el Castillo de Edimburgo y el Palacio Real de Holyrood.

Separados -o tal vez unidos- por la Royal Mile, la calle más importante y comercial del viejo Edimburgo, ambos lugares ofrecen experiencias bien diferentes.

El Edimburgo de los Windsor

El Castillo de Edimburgo es una fortaleza construida a la antigua usanza en lo alto de un volcán extinto y en él se custodian en vitrinas a prueba de balas la corona, cetro y espada de los reyes de Escocia, que desde 1603 fueron también los de Inglaterra.

La vista del castillo de Edimburgo domina la ciudad. Foto: Ben Guerin | Unsplash.

La corona, decorada con joyas extraídas de ríos escoceses, se sigue usando en ceremonias especiales en el Parlamento regional, aunque nadie, ni la Reina, está autorizado a ponérsela en la cabeza y, por supuesto, no está permitido sacarla del país.

Por el contrario, el Palacio Real de Holyrood es una residencia con todas las comodidades desde el siglo XV. Su Salón del Trono ha sido estos días la capilla ardiente de la reina, donde permaneció tres días antes de que sus restos se trasladaran a Londres para continuar con la ceremonia prevista en la operación ‘London Bridge’.

Nadie, ni siquiera la reina de Gran Bretaña, está autorizado a poner sobre su cabeza la corona que se guarda en el Castillo de Edimburgo

El palacio está abierto a las visitas excepto cuando hay eventos extraordinarios, como fue el banquete de boda de Zara Phillips, hija de la Princesa Ana, con el jugador de rugby Mike Tindall, y la Holyrood Week, una semana al año en la la que la Isabel II se instalaba en los apartamentos privados del palacio y asistía a diversas recepciones en los jardines con representantes de la sociedad.

Palacio de Holyrood. Foto: Eleni Afiontz | Unsplash.

En el puerto de Edimburgo permanece atracado desde 1996 el Royal Yacht Britannia, el buque que durante 44 años trasladó a la Reina y a sus 300 tripulantes por 153 países.

Accesible al público, la visita al Britannia abarca todas las estancias, desde la sala de máquinas a la suite nupcial, la única con cama matrimonial de todo el yate, usada únicamente con motivo de los viajes de novios de Ana, Carlos y Andrés, los tres hijos de Isabel II y su marido, el Duque de Edimburgo.

St. Andrews

Camino a las Tierras Altas, tomando un desvío hacia el este nos acercamos a St. Andrews, un pueblo de 25.000 habitantes famoso por ser sede de una de las universidades más antiguas y exclusivas del Reino Unido, además de cuna del golf.

El motivo que nos acerca hasta este precioso enclave es que el Príncipe Guillermo, actual heredero del trono británico, eligió estudiar en su universidad, en cuyas aulas conoció a su esposa, Catalina (Kate) Middleton.

El príncipe Guillermo estudió en la Universidad de St Andrews.

Las huellas del primer príncipe heredero que descartó las universidades de Oxford y Cambridge para formarse se pueden encontrar en el Colegio de San Salvador, donde residió antes de alquilar su propio apartamento; así como en establecimientos que frecuentó la pareja real.

El café The North Point y la pastelería Fisher and Donaldsoo -sus bollos rellenos de crema inglesa eran del gusto del príncipe- son dos de los comercios de St. Andrews que presumen de tener a Guillermo y Catalina entre su clientela.

Balmoral y las Tierras altas

Al margen de las crecientes ansias por independizarse del Reino Unido, Escocia no puede ignorar el amor que la familia real británica le ha profesado al menos desde tiempos de la Reina Victoria. Fue ella quien ordenó construir el Palacio de Balmoral, la residencia de verano de la familia y lugar predilecto de Isabel II.

Castillo de Balmoral. Foto: Greg Montani | Pixabay.

Tomando las carreteras que nos llevan a Balmoral, nos adentramos en escenarios de una belleza inigualable. Las Highlands nos trasladan a los mitos celtas, a las aventuras de Brave Heart y los clanes escoceses ataviados con kilts y armados hasta los dientes.

A pesar de la fiereza del paisaje, los pueblos de las Tierras Altas vecinos a Balmoral parecen sacados de inocentes cuentos. Es el caso de Braemar, situado a orillas del río Dee, escenario anual del Braemar Gathering, una exhibición de los deportes rurales de las Tierras Altas, la versión moderna de los torneos organizados por los clanes para seleccionar a los mejores hombres para sus ejércitos.

El encuentro, que se celebra en septiembre, cuenta siempre con la presencia de más de un miembro de la Familia Real, quienes se desplazan desde su residencia de verano en Balmoral, “mi querido paraíso en las Tierras Altas”, tal y como se refería a él la Reina Victoria, quien lo mandó construir en 1848.

Exhibición de deportes tradicionales en Braemar. Foto: Braemar Gathering.

Balmoral es una finca de 20.000 hectáreas que brinda intimidad al Palacio donde la Familia reside los meses de agosto y septiembre.

De abril a julio, Balmoral está abierto a visitas, que pueden pasear por el salón de baile y sus jardines, un coto de caza donde abundan el ciervo rojo y el faisán.

El whisky que bebe la familia real

Al otro lado de la carretera de acceso, a las puertas del palacio, está Crathie Kirk, la iglesia a la que cada domingo estival acude a misa la familia al completo. Se trata de una ceremonia pública, así que con un poco de antelación puedes encontrar un hueco entre royals.

Crathie Kirk, la iglesia donde acude a misa la familia real. Foto: Wikimedia Commons.

También a las puertas de Balmoral está Royal Lochnagar Distillery, una de las más prestigiosas destilerías de whisky escocés. La calidad de su whisky es excelente, algo que acredita el Royal Warrant by Appointment, símbolo que les certifica como proveedor de la Casa Real.

La destilería ofrece catas y cuenta con una tienda en la que se pueden adquirir todos sus productos, incluidas ediciones limitadas que sacan con motivo de celebraciones reales como el Jubileo de la Reina.

Para acabar este viaje, nada mejor que hacer parada y fonda en Ballater, municipio próximo al palacio que acumula el mayor número de tiendas acreditadas con el Royal Warrant by Appointment en sus fachadas.

Deeside Deli & Garden Shop es el proveedor de flores y verduras; George Strachan, de productos de alimentación; Country Wear (15 Bridge St), de artículos de caza y pesca y HM Sheridan, de todo tipo de carnes.

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