Pamplona existe más allá de los Sanfermines

Pamplona es una ciudad que ofrece una perfecta combinación entre historia, arte y lugares cosmopolitas. Olvídate de los encierros y vaga libre por la capital navarra

Ayuntamiento de Pamplona. Foto.: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

Hace casi un siglo, el periodista y escritor americano Ernest Hemingway, puso a Pamplona en el mapa internacional al publicar su novela Fiesta (cuyo título original fue The Sun Also Rises). Hemingway había quedado totalmente prendado de la capital de Navarra y de su fiesta de San Fermín.

Ciertamente, al visitar Pamplona las probabilidades de enamorarte de ella son realmente altas, pero no sólo por sus conocidas fiestas populares.

Recorro las calles de esta antigua e histórica urbe con parsimonia y los ojos bien abiertos, descubriendo plazas, calles, bares, museos y comercios que parecen pasar desapercibidos para aquellos que transitan con prisas.

Catedral de Santa María en Pamplona. Foto: Amaya Alcelay | Turismo de Navarra.

Una Pamplona alternativa, diferente, coqueta y encantadora. Una Pamplona que deshoja las flores que crecen en los jardines, junto a sus murallas medievales, sabiendo que el resultado final será un “Me Quiere” irrefutable.

Una Pamplona de acordes musicales

Mis primeros pasos los doy como si fuera una de las ratas que caen hipnotizadas por el encanto del flautista de Hamelín.

Pamplona es música en casi todas sus acepciones. Prueba de ello la obtengo al acercarme al auditorio del Baluarte, donde la Orquesta Sinfónica de Navarra deleita al público de una manera sólo comparable a la que lo hacen las cálidas e impresionantes voces del Orfeón Pamplonés, cuyo número de miembros y años de longevidad superan el centenar en ambos casos.

Baluarte en la Plaza Jauregia. Foto: Ayuntamiento de Pamplona.

Los navarros son amantes de la música clásica, en parte debido a la influencia de figuras como el violinista Pablo Sarasate –a quien la reina Isabel II llegó a regalarle un violín Stradivarius– y el tenor Julián Gayarre, quien triunfaría, a finales del siglo XIX, en los escenarios de óperas tan importantes como la de San Petersburgo, la de Viena o la Scala de Milán.

En el Civivox Condestable, alojado en una casa-palacio del siglo XVI, puedo admirar el legado de Sarasate en una sala dedicada al virtuoso del violín.

Una música muy distinta, más rockera, alternativa y canalla, es la que puedo disfrutar, al caer la noche y encenderse las luces y las pasiones de los corazones, en las salas Zentral Pamplona y Rockollection, ambos buenos lugares para disfrutar de bandas en directo.

Museo Pablo Sarasate. Foto: Amaya Alcelay | Turismo de Navarra.

Arte y vino

Pero no es la música el único arte que se halla bien presente en la capital navarra.

Al caminar por sus calles más céntricas, como Estafeta o Carlos III, voy descubriendo murales pintados en persianas de negocios de toda la vida.

Pero ninguno es comparable al gran mural (se extiende por tres paredes) que encuentro en Etxabakoitz norte.

Fue creado en 2021 por Carlos Almagro y Javier Murillo y representa, con toques modernos y abstractos, a la Pamplona del futuro.

Pintura en el Paseo Ronda. Foto: Ayuntamiento de Pamplona.

También la pintura, pero de otro estilo, es la protagonista en las salas del templo del arte conocido con el nombre de Fundación Miguel Echauri, cuya galería se halla ubicada en el número 6 de la calle San Antón.

La fundación tiene como objetivo promocionar la vida cultural del casco histórico de Pamplona, así como apoyar la creación artística de los jóvenes pintores locales y recordar el legado del pintor pamplonica, Miguel Echauri.

La mejor manera de conocer este magnífico proyecto artístico en profundidad es realizar una visita guiada por las diversas plantas de la casa de la calle San Antón, que aparecen decoradas, no sólo con pinturas de Echauri, sino también con piezas decorativas de inmenso valor, adquiridas por el pintor en sus diversos viajes y largas estancias en el extranjero.

Museo enológico de Señorío de Otazu. Foto: Bodega Otazu.

Por último, decidí tomar el coche y abandonar el centro de la ciudad para acercarme a la Bodega Otazu, lugar en el que se combinan a la perfección dos de los mayores placeres del ser humano: el vino y el arte.

Bodega Otazu combina los placeres del buen beber, la cultura, la historia y la naturaleza

En un paisaje de ensueño, a los pies de la peña de Etxauri y a un paso de las aguas del río Arga, las tierras del Señorío de Otazu llevan viendo crecer las parras de los viñedos desde el siglo XV. Así lo demuestran los utensilios y prensas centenarias que se exhiben en el museo enológico que se ha dispuesto en la bodega.

Además de elaborar unos vinos estupendos, en Otazu también se apoya a la arquitectura, y en su jardín e instalaciones me sorprende descubrir esculturas y obras de artistas contemporáneos tan cotizados como Anish Kapoor, Ai Weiwei u Olafur Eliasson.

Entre las sierra del Perdón y el Sarbil, Bodega Otazu está a 8 km de Pamplona.

Es imposible no sentirse embriagado por esa combinación de vino, belleza natural paisajística y maravillas artísticas.

Tiendas, bares y restaurantes en Pamplona

Tras la breve incursión por los alrededores de Pamplona, llega el momento de regresar a su casco urbano para husmear por esos negocios especiales que conforman el carácter bohemio de la ciudad. Uno de ellos es la tienda Ame & Art (Tejería, 19), donde la emprendedora Gema Rada ha creado un espacio distinto, bello y alternativo, en el que los jóvenes diseñadores de ropa y complementos pueden vender sus productos.

Además, completa esta oferta con la organización de eventos gastronómicos, culturales y musicales en distintos puntos de la ciudad, entre ellos uno en el claustro de la catedral de Pamplona que tendrá su próxima edición lo días 21, 22 y 23 de octubre de este 2022.

Ame & Art organiza espectaculares mercados, entre ellos uno en el claustro de la catedral de Pamplona.

En La Despensica (Compañía, 15) encuentro una buena variedad de productos ecológicos en un ambiente de corte moderno. Se trata de un negocio fundado por una familia pamplonica que aboga por los productos de proximidad, sanos y de calidad.

De allí me llevé una mermelada que no quise combinar con el delicioso jamón ibérico que probé en el Bodegón Sarría.

Y es que los jueves en Pamplona son los Juevintxos, día en el que todo el mundo sale por el precioso casco histórico de la ciudad para disfrutar de unos pintxos regados con bebidas varias.

No te quedes sin probar la maravilla de los pinchos de Pamplona. Foto: Francis Vaquero | Turismo de Navarra.

Otras buenas paradas en esta deliciosa ruta que anticipa el fin de semana son Iruñazarra (creadores de pintxos que han ganado concursos), La Mejillonera (en la calle Navarrería y expertos en mejillones) y Baserriberri, recomendado por la prestigiosa guía Michelin.

Por último, hay que acabar el Juevintxo y este periplo por la otra Pamplona con un cóctel de verdad, de esos que ganan premios. Para ello, no hay mejor sitio que la terraza de The Beer Garden. Se encuentra en el mercado de Ermitagaña, donde estuvo, durante más de tres décadas, el mítico bar Ciaboga.

The Beer Garden trae a la capital navarra una magnífica propuesta de estupendos cócteles, buen ambiente y música en directo. Un lugar en el que seguro que el bueno de Hemingway se habría sentido realmente a gusto.

a.
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