Ribe: tras las huellas vikingas en la ciudad más antigua de Dinamarca

En su casco histórico, casi congelado en el tiempo, aún parecen resonar los gritos de los vikingos, que hicieron de Ribe uno de los puertos medievales más importantes de Europa

Ribe es la ciudad mas antigua de Dinamarca. Foto: Getty Images.

Cierto, no es como la de Ragnar Lodbrok, pero si te encantó Vikingos seguro que estás viendo su continuación en Vikingos: Valhalla, recién estrenada en Netflix, que nos sitúa un siglo después de las luchas fratricidas entre los hijos del guerrero que inició la edad de oro de los vikingos (o la era de terror para el resto de los pueblos del norte de Europa). Para esa época, hacía ya tres siglos que existía Ribe.

Ubicada al suroeste de la península de Jutlandia, en un terreno de marismas muy cerca del Mar del Norte, se considera la ciudad más antigua de Dinamarca, con una fundación que se estima entre los años 704 y 710, a principios de la era vikinga.

Ribe, puerto vikingo

Pronto se estableció como un centro comercial –su nombre deriva de las parcelas en forma de rayas, ripa, en danés antiguo, que se establecieron a lo largo de la calle principal del asentamiento– y desde aquí partieron los barcos que iniciaron el comercio entre Escandinavia y el resto de Europa. También, seguramente, para sembrar el terror.

Pasear por Ribe es como hacerlo por la Edad Media. Foto: Getty Images.

Su prosperidad se extendió durante toda la Edad Media y, de hecho, cuenta con la catedral más antigua de Dinamarca, del siglo XIII, lo que atestigua el poderío local.

Una turbulenta historia de asaltos y saqueos, peste y brujería, inundaciones e incendios junto al surgimiento de otras ciudades y puertos marcó el inicio de su declive, pero no pudo acabar con el sabor medieval que se mantiene intacto entre sus calles empedradas y las casas bajas de ladrillo con fachadas de entramado de madera.

El poderío de Ribe se extendió durante toda la Edad Media y, de hecho, cuenta con la catedral más antigua de Dinamarca, símbolo de su poderío en la época

Tampoco con su esencia vikinga, que se descubre a través de los restos arqueológicos encontrados y una suerte de museo vivo, Ribe VikingeCenter, donde experimentar en primera persona cómo vivían y comerciaban estos pueblos a través de reconstrucciones, teatro, espectáculos de cetrería, tiro con arco o mercados donde beber (en cuernos), comer y hasta dormir como ellos.

El pasado vikingo está muy presente en Ribe. Foto: Ribe VikingCenter.

Además, Riba está a pocos kilómetros del Parque Nacional del Mar de Wadden, patrimonio mundial por la Unesco, donde se alza la joya arquitectónica que es el Centro del Mar de Wadden.

Vida vikinga

Lo mejor para ponernos en situación es comenzar la visita por el Museo Vikingo de Ribe (Odins Plads, 1). Las excavaciones arqueológicas y los fantásticos hallazgos permiten reconstruir la historia de la ciudad desde el asentamiento de los vikingos, poco después del año 700, hasta el 1700.

En el extenso catálogo de objetos figuran elementos de bronce, abalorios y hasta peines que permiten reconstruir la vida cotidiana de los vikingos en este asentamiento y conocer más sobre aspectos relacionados con el comercio, la salud, los oficios o el ocio.

Los principales hallazgos arqueológicos se exponen aquí. Foto: Museo Vikingo de Ribe.

En el edifico de la que fuera central eléctrica de la ciudad, el museo ofrece también experiencias interactivas recreando el ambiente de un día de mercado del año 800, con puestos y una réplica de un barco vikingo a tamaño real al que se puede descender para conocer cómo se transportaban los productos con los que se comerciaba, como el pescado seco.

Otro espacio nos retrotrae a un día de septiembre del año 1500 y una escena con niños jugando y mujeres afanadas en sus tareas, como la actividad en la panadería.

Sin embargo, para sentirse como un auténtico vikingo a golpe de espadazos, lo mejor es dirigirse al mencionado Ribe VikingeCenter (Lustrupvej 4).

Herreros, bufones, halconeros, carpinteros, granjeros, artesanos o la poderosa völva (sacerdotisa) nos esperan para mostrar en vivo la vida de los vikingos a través de recreaciones y teatralizaciones. Aquí es posible ver el mercado tal y como se supone que lucía en el año 750 y el puerto de Ripa, con los temibles barcos de madera con los que llevaban a cabo sus incursiones.

También entrar en alguna de las casas de los vikingos, como el hermoso Thing-hall, o la iglesia de Ansgar, conocido como el Apóstol del Norte, del año 860, en la orilla opuesta del río, que atestigua la llegada del cristianismo a la localidad.

Una reconstrucción de una granja proporciona una excelente visión de la agricultura de la era vikinga, aunque indudablemente más llamativo es asistir en directo a las luchas entre guerreros y ver a los arqueros en acción.

Foto: Ribe VikingCenter.

Tú mismo puedes unirte a muchas de las actividades, que van desde probar el tiro con arco a hornear pan o aprender los juegos vikingos.

Si vas en mayo, además, podrás asistir al Mercado Vikingo Internacional (este año, del 2 al 8 de mayo), el mayor evento anual en el Centro Vikingo de Ribe, donde zambullirse en esta cultura, aspirar el humo y el olor a la comida o escuchar a los caballos y los vikingos rugiendo en el campo de batalla.

Este original parque temático abre desde finales de abril a finales de octubre y la entrada tiene un precio de 130 coronas danesas (17,93 euros).

El casco antiguo y la catedral

Seguro que llevas viendo su torre desde que pusiste un pie en Ribe. La catedral de Ribe, en pie desde el siglo XIII, es la más antigua de Dinamarca. Dedicada a Nuestra Señora, se levantó en piedra de toba renana con tres naves y dos torres idénticas.

Catedral de Ribe. Foto: Visit Denmark.

Tras numerosas modificaciones y añadidos, hoy luce, en sus cinco naves, diferentes estilos y detalles interesantes, como el monumento sepulcral más antiguo de Escandinavia, erigido por el rey Valdemar el Conquistador a un hijo suyo que murió en 1231. En el presbiterio se pueden ver coloridas pinturas y mosaicos de Carl Henning Pedersen (añadidos entre 1982 y 1987).

Para ver las mejores vistas de los alrededores, incluidas las marismas del Parque Nacional del Mar de Wadden, no dejes de subir a la Torre de los plebeyos (Borgertårnet), del siglo XIV y que se eleva 52 metros. Hay que subir 248 escalones pero la panorámica justifica el esfuerzo.

Un museo de las brujas

Tras recorrer la calle principal, donde las construcciones de ladrillo se alternan con fachadas de colores, toca echar un vistazo al puerto, uno de los más importantes de Dinamarca en la Edad Media y el Renacimiento de toda (y que por momentos nos recuerda al Nyhavn de Copenhague), con réplicas de algunos barcos antiguos en Skibbroen.

Puerto de Ribe. Foto: Pim Myten | Unsplash.

También aquí se erige una columna de madera con anillos de roble y sobrero dorado, de nombre Stormflodssøjlen, que marca el nivel de las inundaciones que hubo en Ribe, las peores sucedidas en 1634, cuando el nivel de las aguas llegó a subir 6 metros, arrasando granjas y casas y ahogando a miles de personas.

Terminamos con uno de los museos más curiosos, HEX! O Museo de la Caza de Brujas (Sortebrødregade 1). Inaugurado en 2020, se ubica en la plaza Quedens Gaard, donde también se encuentran el Museo Jacob A. Riis, y está dedicado a las leyendas sobre brujas que recorrieron Europa y, especialmente, Dinamarca, entre los siglos XV y XVII.

Foto: HEX Museum of Witch Hunt.

El terror a estos seres mitológicos hizo mella en Ribe, como se recuerda a través de artefactos que usaba la gente para protegerse de las supuestas brujas o herramientas de brujería.

También fueron famosos los juicios a brujas en esta localidad, con consecuencias nefastas para mujeres como Maren Spliids, la esposa de un sastre que fue quemada en la hoguera en 1641 muy cerca de donde hoy se levanta este museo, protagonizando la que seguramente es la historia de brujas más famosa de toda Dinamarca.

a.
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