Ocho espectaculares rutas en moto por los Pirineos

Además de los hermosos paisajes de valles y montañas, el otoño es ideal para conducir por los Pirineos antes de que llegue la nieve y el hielo invernal

La soledad del Pas de la Casa. Foto Sergio Morchon – Flickr

El otoño es la última oportunidad del año para poder viajar libremente por las carreteras de los Pirineos. No es que no se pueda en invierno, pero la llegada de las nieves, más los problemas que puede causar la presencia del hielo y la molesta compañía del viento complican un viaje de placer.

Además se trata de eso: de disfrutar, y no se puede negar la belleza cromática que desprenden los valles montañosos que cambian del verde a las gamas de marrones, amarillos y rojos; un entorno romántico para descubrir curva tras curva.

Con 400 km de punta a punta, los Pirineos cuentan con toda clase de rutas para realizar en moto, desde sencillos caminos hasta exigentes trazados de curvas y fuertes pendientes

Para elegir posibles caminos rescatamos el libro Las mejores carreteras de para recorrer en moto de España y Portugal, escrito por el experto viajero Pedro Pardo.

La aventura de recorrer los Pirineos en moto. Foto E.R.R. – Flickr

Para la franja de 400 km de los Pirineos propone 30 caminos, desde los puertos de Izpegui, Otsondo e Ibañeta en el País Vasco hasta los sinuosos trazados del Cabo de Creus, en el extremo noreste de Cataluña.

De todos ellos, tomamos los ocho mejores, elegidos tanto por la belleza de los paisajes como por el estado de las carreteras.

Valles del Roncal y de Belagua

Estamos en dos valles navarros que se suceden sin solución de continuidad. Es una ruta de 59 km, donde se acompaña al río Esca y se trepa y trepa hasta el puerto de la Piedra de San Martín (a 1.731 mts).

La carretera NA-140, que atraviesa un bonito bosque de pinos albares, es un trazado tranquilo y que excepto el puerto de Lazar, no requiere grandes esfuerzos, describe Pardo.

Jaurrieta, en el valle de Roncal. Foto Joan – Flickr

Puerto de Somport

Según el autor las panorámicas de las cumbres de esta ruta de 34 km “brindan una de las mejores experiencias motoristas en el Pirineo”.

Las rutas al puerto de Somport y al de Portalet son dos “joyas de la corona” de las rutas por el Pirineo

La conducción de la franja española es relajada, pero la del tramo francés es más complicada, apunta. Y hay que prestar atención es esquivar el túnel para tomar la franja de 20 km a Etsaut, y contemplar los macizos de roca caliza.

Puerto de Portalet

Otra ruta que considera como la “joya de la corona” de la cordillera fronteriza. La cara española ofrece carreteras que no requiere grandes exigencias, que permite contemplar la belleza del embalse de Búbal.

Carretera en Somport. Foto Alain Muller – Flickr

En tanto la parte francesa es una “retorcida carreterita de montaña” rodeada de una densa vegetación, que luego desemboca en la vista del Pic du Midi d’Ossau, de 2.884 mts.

Aquí se sugiere tomar un desvío para conocer el balneario de Panticosa, un sitio encantador oculto al final de una garganta tras 10 km de curvas.

Valle de Benasque

Esta ruta de 26 km conduce a “uno de los valles con mejores vistas de la cordillera fronteriza”, un trazado serpenteante rodeado por la mayor concentración de cumbres que superan los 3.000 mts, como el Maladeta (3.312 mts), el Aneto (3.048 mts) y el Posets (3.369 mts).

El recorrido culmina con el bonito paraje de los Baños de Benasque.

El valle de Benasque. Foto Xuanxu – Flickr

Congosto de Ventamillo

Este tramo, también de 26 km, tiene algunos kilómetros que pasan por un desfiladero “estrechísimo” donde no hay espacio para detener la moto y realizar fotos. No queda otra que seguir entre las “esbeltas paredes verticales” donde casi no entra el sol.

Tras este sector de gran belleza se llega a un recorrido más agradable que conduce a dos puertos que, esta vez sí, son recomendados para hacer una pausa y contemplar el paisaje, como son el collado de Fades (1.471 mts) y el de Espina (1.407 mts).

Andorra

Cruzar Andorra “es un clásico para los motoristas”, pero como todo recorrido extenso -en este caso, de 90 km- hay puntos a favor y en contra.

En el lado menos positivo está el intenso tráfico del principado, pero entre los apartados a destacar están el estado de sus carreteras y la belleza de sus paisajes.

Si se entra desde el lado francés la N-20 pasa por zonas de alta densidad urbana hasta el col de Puymorens, donde hay que soportar los inconvenientes del tráfico.

Salida en motos enduro por Andorra. Foto Antoni Molné

En tanto llegar al puerto de Envalira, a 2.408 mts -la cota más alta de los Pirineos– es un hito que todos los motoristas deberían cumplir.

Atravesar Andorra de punta a punta es un “clásico para los motoristas”, señala Pardo

Si la opción es entrar en Andorra desde la Seu d’Urgell hay que cruzar en diagonal el pequeño territorio andorrano hasta este último puerto, en la frontera con Francia; donde hay que echar mano a la habilidad para sortear los pronunciados desniveles.

Uno de los momentos más hermosos, acota Pardo, son las vistas del Pico Oriental de la Font Negra; siempre y cuando la niebla no fastidie las panorámicas.

Sierra del Cadí

Ya en Cataluña, este recorrido de 87 km es “uno de los más fascinante” al norte de esta comunidad autónoma, donde se conjugan “espectacularidad y emoción, pero también paisajes dulces y carreteras amables”.

El Congosto de Ventamillo. Foto Gerard – Flickr

Con la moto se puede llegar al col de la Trava y el del Port, de 1.480 y 1.636 mts respectivamente.

Cabe tener en cuenta que desde la Seu d’Urgell a Adraén el camino está “en un estado penoso” y hay un intenso tráfico de camiones; y para colmo la carretera es muy angosta.

Pero tras ese último pueblo el camino a Sant Llorenç de Morunys es más tranquilo, en una conducción placentera que tras enlazar con la LV-4241 llega a Solsona.

Románico en Queixans, cerca del Port del Comte. Foto Angela Llop – Flickr

El Prepirineo Catalán

Según Pardo, el trayecto que pasa por las sierras de Carreu y el Port del Comte “es uno de los más fascinantes que pueden recorrerse en moto en muchos kilómetros a la redonda”.

Son 45 km con un tráfico casi ausente, donde la soledad se magnifica en el cruce de los puertos como el coll de Faidella (1.250 mts) y el coll de Bóixols (1.380 mts).

Al tomar la angosta L-401, donde no queda otra que atravesar varios túneles, se asciende al coll de Jou (1.470 mts), donde una densa formación de árboles acompaña el camino.

a.
Ahora en portada