Santa Marta, una joya escondida la Costa Brava

En una playa algo oculta entre Lloret de Mar y Blanes se encuentra este histórico hotel de cinco estrellas que es un destino en sí mismo

El hotel Santa Marta está casi oculto en un bosque en la Costa Brava. Foto Hotel Santa Marta

Una curva, y otra, y otra más. ¿Pero dónde queda este hotel? Pareciera que el emplazamiento del Santa Marta fue creado a propósito para sorprender al viajero, pero la razón es más prosaica: este alojamiento de cinco estrellas se encuentra en un balcón natural que da a la playa Santa Cristina, en el municipio de Lloret de Mar, que le permite tener un despliegue visual único de este rincón del sur de la Costa Brava.

En el litoral norte catalán hay un puñado de hoteles históricos de alta gama, que se han resistido frente al aluvión turístico de otras localidades y la llegada de establecimientos de lujo de grandes cadenas.

Los orígenes de Santa Marta

Uno de ellos es Santa Marta, fundado en 1958 por Josep Noguera Espasa y Marta Batlló Canadell, quienes adquirieron la residencia de una tía y la adaptaron como un pequeño hotel que desde sus principios supo sacar provecho del paisaje.

Hotel Santa Marta histórico.
El hotel tras su primera ampliación. Foto: Hotel Santa Marta.

Santa Marta es uno de los pocos hoteles familiares de alta gama que resistieron al aluvión turístico y el desembarco de cadenas de lujo

“Aquí solo había un par de residencias y alguna caseta en la playa para cambiarse, nada más”, recuerda la consejera delegada Andrea Noguera a Tendenciashoy.

Nieta de aquel matrimonio, vivió en el lugar hasta su adolescencia; y excepto el paréntesis de una década empleada en la banca, toda su carrera laboral la hizo en el Santa Marta, hasta ocupar el puesto de máxima responsabilidad en 2018 tras el fallecimiento de su padre Jordi Noguera.

Piscina del hotel Santa Marta.
La piscina y tumbonas del club de playa. Foto: Hotel Santa Marta.

“Este es un hotel que busca ser un destino en sí mismo. No queremos ser un ‘todo incluido’, pero aquí el huésped tiene todas las facilidades para pasar el día, una semana o el tiempo que quiera”, describe.

Claves para disfrutar del hotel

El relativo aislamiento de Santa Marta lleva,sobre todo en verano, a que uno no quiera ni moverse de la finca de ocho hectáreas.

El día puede comenzar con el clásico desayuno buffet entre embutidos y quesos autóctonos, panes, lácteos, frutas y esos añadidos potentes como bacon, huevos u omelettes que tanto gustan a los clientes anglos y sajones; para disfrutar en la terraza con vistas al Mediterráneo.

Terraza Hotel Santa Marta.
Vistas desde una de las terrazas. Foto: Hotel Santa Marta.

Una serpenteante rampa en la abundante vegetación de pinos mediterráneos, palmeras y cipreses desciende hasta la primera línea de la playa, donde el hotel tiene un club de playa con piscinas, tumbonas, camas balinesas, pista de tenis, barra de bar y el restaurante SantaMar con carnes y pescados para comer bajo la sombra de los árboles.

Algunos prefieren refrescarse en la piscina, pero otros caminan un par de metros y ya están en la playa Santa Cristina, lengua de arena algo gruesa de unos 500 metros de largo con un par de sectores rocosos que emergen del agua como dedos pétreos, espacios ideales para explorar con máscaras de snorkel (sobre todo a la mañana, que sopla poco viento).

Relax en el spa

En algún momento de la jornada, o si es que el día amenaza con nubes o lluvia, se puede seguir apostando por la desconexión con una visita al Wellness & Spa Santa Marta.

Spa Hotel Santa Marta.
Piscina del spa. Foto: Hotel Santa Marta.

El spa de 400 m2 tiene un circuito de aguas y saunas y toda clase de tratamientos para desconectar

En este espacio con 400 m2 de instalaciones se encuentra el circuito de piscina con jacuzzi y cama subacuática, el rápido impacto del baño de agua fría para seguir por la sauna finlandesa, las duchas de sensaciones y el hammam; para luego relajarse y casi dormitar en las tumbonas.

Allí se ofrecen clases de yoga y toda clase de tratamientos, como los masajes shiatsu o los bio détox, los baños sonoros o la ceremonia del cacao para dejar el cuerpo y la mente como nuevos.

Yoga en el hotel Santa Marta.
Clases de yoga. Foto: Hotel Santa Marta.

La propuesta gastronómica de Santa Marta

Con el cuerpo en un estado cercano a la levitación se puede rematar la tarde tomando una copa en el bar de la terraza superior mientras el día deriva al crepúsculo, o ir a conocer la propuesta gastronómica del restaurante 58.

Su carta está basada en una relectura de la cocina mediterránea, con entrantes como el tartar de atún con aguacate o el de ternera al estilo de Santa Marta, además del salmón marinado con salsa de miel o las verduras de temporada salteadas con hummus.

El restaurante 58. Foto Hotel Santa Marta

Los amantes de la cocina autóctona pueden probar el arroz del señorito con pescados y mariscos de la lonja de Blanes. Y ya que estamos con productos de mar, atención al suquet de rape, la lubina con verduras, el pulpo en dos cocciones o el atún rojo a la plancha.

En nuestro caso, la apuesta fue cárnica, y probamos dos tiernas piezas, la ternera a baja temperatura y el prensado de espaldita de cordero. Muy recomendadas.

Y de postres, ojo a la curiosa versión de la tarta de queso con helado de coco y mango y el helado de requesón con frutos rojos y miel del cercano jardín botánico de Marimurtra.

Relax en el balcón de la habitación. Foto Hotel Santa Marta

Las habitaciones

El hotel cuenta con 76 habitaciones de diversas categorías, con vistas al Mediterráneo o al bosque que rodea las instalaciones.

A pesar de sus 65 años de vida, las suites y los dormitorios presentan una estética moderna, con todos los detalles que se espera de un cinco estrellas, desde camas king size a TV de 49 pulgadas o productos de tocador de L’Occitane.

Otro tipo de lujo

Pero que aquí nadie se espere encontrar grifos dorados, alfombras rojas y detalles de opulencia. Más bien se conserva la sensación de estar en una casa familiar con décadas de historia, de espacios amplios y la luz del mar que entra por todos los ángulos.

El hotel cuenta con 76 habitaciones de diferentes categorías. Foto Hotel Santa Marta

“No buscamos el lujo a nivel decorativo. Para nosotros el lujo se tiene que dar en la atención al cliente y al servicio”, apunta Andrea Noguera.

A modo de ejemplo, recuerda que muchos empleados llevan años y años en Santa Marta, una fidelidad que también se refleja en los huéspedes.

Hay quienes concurren cada año desde los primeros tiempos, y lo siguen haciendo de la mano de sus hijos, nietos y bisnietos.

“Hay tantos clientes que están identificados con el hotel que no avisan que este verano viajan a España o a la Costa Brava o a Lloret. Directamente dicen que en el verano van a Santa Marta”, dice Noguera.

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