El reino del Bauhaus o por qué Tel Aviv es la ciudad que deberías conocer

Aunque estemos en tierras con más de 3.000 años de historia, se nota que Tel Aviv es una ciudad joven. Fundada hace poco más de 100 años (aunque el barrio de Yaffo tiene huellas de los tiempos del Antiguo Testamento), los primeros pasos de la metrópoli más dinámica y cosmopolita de Israel se dieron mirando al centro de Europa.

Esta ciudad donde todo estaba por hacerse fue el terreno fértil para levantar un sorprendente número de viviendas y edificios bajo los cánones de estilos como el Internacional o el Ecléctico, aunque la reina madre allí fue la escuela Bauhaus.

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Miles de viviendas con el sello Bauhaus

Con 4.000 inmuebles registrados (la mitad -por suerte- protegidos), Tel Aviv es conocida como la ciudad blanca, donde en algunos barrios no se puede dar un paso sin descubrir alguna vivienda o edificio con este sello, con su minimalismo decorativo (“la forma sigue a la función”, enseñaba Walter Gropius y compañía en aquella escuela de arquitectura y diseño) y sus suaves formas curvas.

Aunque en gran parte del Tel Aviv primigenio se encuentran ejemplares, hay varios sectores donde se concentran la mayor cantidad de edificios Bauhaus, levantados por los inmigrantes alemanes que llegaron en la década del ’30.

El boulevard Rothschild

Uno es a lo largo del boulevard Rothschild, uno de los paseos más emblemáticas de la ciudad.

En el sector norte, desde la calle Nahmani hasta la plaza de Hatarbut, se levantan las residencias que siguieron los planes de Patrick Geddes, quien concibió a Tel Aviv como una ciudad jardín.

Un gran número de casas de estilo Bauhaus se concentra a lo largo del boulevard Rothschild

Las casas, muchas con elegantes restaurantes y oficinas en sus bajos, resisten con dignidad frente a las torres de cristal que avanzaron en las últimas décadas.

Eso sí: solo hay que tener cuidado con el río de bicicletas y patinetes que van por el carril central.

Casas a tener en cuenta

En el recorrido, se ve la combinación de brutalismo e internacional del Teatro Nacional Habima diseñado por Oscar Kaufmann, en la plaza Hatarbut; donde al girar la vista se encuentran edificios como el centro de artes Heichal Hatarbut, el pabellón Helena Rubinstein y los jardines de Jacobo, entre otros.

Al caminar se contemplan la elegancia y modernidad de edificios como las casas Kiryati (de Shmuel Mestechkin), Rabinowitz (de Joshua Steinbock), la Aharanovich (de Richard Kauffmann), la escuela Bilu (de Ya’akov Ben-Sira) o la residencia de Sara y Shmuel Rapaport (diseñada por su hijo Yitzhak Rapaport).

El paseo sigue descubriendo las fachadas de las casas de Shimon Stern House (actual Centro Rothschild), la Aginsky o la Hendel, entre otras.

Hay que tener en cuenta, por supuesto, las calles laterales y paralelas, como la GaGilboa, donde destacan las casas de Ben-Tsiyon Mossensohn, la Baumel, la Engel o la de Sheinkin Rubinsky.

El hotel que fue cine

Caminando unos minutos por la avenida Dizengoff, frente a la plaza homónima varios edificios Bauhaus rodean a este eje de la vida social de Tel Aviv -pareciera que hay tantos bares y terrazas como en Berlín o Madrid-, entre ellos el hotel Cinema, un cuatro estrellas que recuperó el espíritu del séptimo arte como se ve en la colección de cámaras antiguas, pósters y en la monumental escalera que conduce al lobby. Vale la pena una visita.

En la calle Bialik se encuentra la casa Liebeg, que permite entrar a ver cómo era la vida cotidiana en una residencia diseñada bajo el estilo Bauhaus

A pocos pasos, en el Centro Bauhaus se venden toda clase de libros, objetos de diseño y recuerdos inspirados en este estilo, donde también se pueden ver muestras de arquitectura en su planta inferior.

La calle Bialik

Una breve caminata conduce a la calle Bialik, otro de los epicentros del movimiento Bauhaus, que se expande a las cercanas arterias Idelson, Hess y Pinsker.

Es un barrio tranquilo, donde apenas pasan coches, en que las grandes residencias levantadas entre 1930 y 1950 son prologadas por gigantescos árboles que con sus ramas tapizan el cielo de Tel Aviv.

En el 21 de Bialik está la galería de arte Bauhaus, con periódicas exposiciones relacionadas con este estilo y otras muestras contemporáneas, y cruzando al número 18 se llega a la Casa Liebling.

Esta combinación, residencia de artistas y academia se puede visitar libremente; recomendado para descubrir cómo era (o sigue siendo) la vida de una familia de clase media-alta en estos edificios, donde no hay rincón que no haya sido pensado con una función específica, en que la ventilación y la luminosidad son patrones clave.

Secretos de las casas Bauhaus

Paseando por estas calles las placas en las fachadas avisan al viajero qué tipo de estilo impera en cada una, con datos sobre sus propietarios (entre ellos David Ben Gurión, uno de los fundadores del estado de Israel).

Casi todas son residencias privadas, pero haciendo honor a la mentalidad abierta de muchos residentes de Tel Aviv, no es raro que algún propietario aporte algún detalle de su edificio.

“El nuestro tenía un depósito clandestino de armas en la Guerra de la Independencia en el sótano”, me dice un joven desde el balcón de su casa en la calle Idelson.

Nos quedamos algo perplejos y nos vamos, pensando cuántos secretos más se guardarán en las vanguardistas casas de estos barrios de Tel Aviv.

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