Can Matons: 3 nuevos espumosos nacidos a la orilla del mar

La colección de vinos de Can Matons, en la pequeñísima DO Alella (Barcelona) crece con tres nuevos espumosos nacidos a la orilla del Mediterráneo

Espumosos de Can Matons

Los tres espumosos de Can Matons.

Heredero del emblemático y prestigioso Marqués de Alella, Can Matons es un proyecto vitivinícola que elabora vinos de viñas históricas, con pequeñas producciones. Pero, sobre todo recupera la tradición y el gran legado de una de las D.O. más antiguas y pequeñas de la península: la D.O. Alella (Barcelona).

Asomada al mar, en una zona en la que los romanos en el siglo II ya elaboran vinos, está formada por 31 municipios que se reparten unas 300 hectáreas del Maresme y el Vallès Oriental, tierras de mar y montaña con sus epicentros vitivinícolas en Alella, Tiana, Martorelles y Santa Maria de Martorelles.

Sus vinos -blancos, rosados, tintos y espumosos- elaborados especialmente con la variedad pansa blanca, manera propia y muy personal de presentarse el xarel·lo, además de garnacha blanca y tinta, cabernet suavignon, garnacha peluda y merlot, destacan por su mineralidad, frescura y elegancia, así como por una notable personalidad.

Viñas de Can Matons
Muy cerca del mar están las viñas de Can Matons. Foto: Raventós Codorníu.

Nuevos espumosos Can Matons

Entre las bodegas de esta pequeña denominación marinera destaca el proyecto de Can Matons. Probar sus vinos es tener la sensación inmediata de que nunca se ha catado nada igual, entre otras cosas porque en ellos abunda una uva emblemática de la D.O. Alella -y en todo el Maresme- como es la pansa blanca, una manera propia y muy singular de variedad de xarel·lo, que proporciona a los vinos frescura, mineralidad y elegancia.

Can Matons, con sus viñas históricas muy próximas al Mediterráneo elabora vinos con pequeñas producciones y respetando la tradición y el enorme legado de una de las D.O. más antiguas de la península.

La bodega nació en el 2021 y se la llamó Matons, como la masía histórica (siglo XVIII) de las viñas de Santa Maria de Martorelles, y actualmente forma parte de Vins de Llegat (Vinos del Legado), una apuesta de Raventós Codorníu para dar destacar pequeñas joyas vitivinícolas del territorio.

Interior Bodega Can Matons
Interior bodega Can Matons.

Calidad artesana y ancestral

Ricard Rofes, responsable del proyecto, nos explica el proyecto de los Vinos del Legado como “Una apuesta por la calidad, que reivindica que los vinos de esta D.O., a pesar de ser pequeña, tienen mucho que decir”. Una apuesta, además, “que busca revalorizar productos muy singulares que nacen en entornos únicos”.

“Bodegas que tienen especial cuidado de sus vinos, desde la viña hasta la mesa, y la manera de hacer de siempre, artesana y ancestral”. Dentro de esta iniciativa se enmarcan las bodegas más pequeñas de la firma: Portal del Montsant, Bodegas Scaladei, Abadía de Poblet, Montargull (Parxet, Mont-Ferrant, Titiana) y Can Matons.

Los primeros vinos

Can Matons se estrenó en el 2021 con cinco vinos monovarietales de pansa blanca: dos vinos de pueblo, dos vinos de viña única y uno genérico. El denominador común era la variedad autóctona de la zona (pansa blanca) y la singularidad de las viñas, todas ellas históricas y donde se podían encontrar también las variedades garnacha blanca, garnacha tinta, cabernet sauvignon, garnacha peluda y merlot.

Vinos tranquilos de Can Matosn
Vinos tranquilos de Can Matons. Infografía: Jordi Català.
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Y, de los primeros, a los últimos: la nueva colección de vinos espumosos gastronómicos llamada Titiana de Can Matons, que recuperan la marca Titiana: Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016, Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018 y Titiana de Can Matons Vino de Guarda 2013 (chardonnay y pinot noir).

Como siempre para Can Matons, apuntan los responsables de la bodega, “lo más importante es el origen, la viña, no el método de elaboración. En este caso, las viñas, cercanas al mar, nos dan una uva perfecta para hacer un excelente espumoso que se sale de lo corriente: un vino gastronómico con burbuja. Un espumoso de terroir, que reivindica su origen de Alella.

Can Matons vinos tranquilos
Vinos tranquilos Can Matons. Infografía: Jordi Català.

Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016

Entre las novedades, Titiana de Can Matons Pansa Blanca es lo más genuino de la colección, el más maduro, afrutado, el que respeta más la variedad. Un espumoso 100% pansa blanca, plantada en el pueblo de St. Fost de Campsentelles, a la falda de la cordillera de la Marina.

De color amarillo subido por la edad, envejece durante 40 meses dando aromas de fruta blanca y de frutas de hueso y notas de flores secas. Un vino bien estructurado y equilibrado, en boca es amplio, de final largo y sabroso.

Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016
Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016. Infografía: Jordi Català.
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Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018

Titiana Pinot Noir 2018 es un espumoso 100% pinot noir de una viña con más de 20 años situada entre Alella y Tiana. Se envejece unos 24 meses y tiene como resultado es un vino corpulento y sabroso, rosado pálido con aromas de frutas rojas del bosque donde destaca la nota de frambuesa. En boca y con un puesto-gusto muy largo. Ideal como aperitivo. Se elaboran entre 10.000 y 15.000 botellas.

Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018
Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018. Infografía: Jordi Català.
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Titiana de Can Matons Vino de Guarda 2013

Titiana Vino de Guarda 2013 es un espumoso fruto de una selección de chardonnay (64%) y pinot noir (36%) plantadas en Alella y con una larga crianza. Da un vino de burbuja fina, color amarillo paja, dorados y aromas de fruta blanca muy madura.

Titiana de Can Matons Vino de Guarda 2013
Titiana de Can Matons Vino de Guarda 2013. Infografía: Jordi Català.
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Alella: la D.O. más pequeña

La D.O. Alella, a muy pocos kilómetros de Barcelona, donde se encuentra Can Matons, es una de las denominaciones de origen más pequeñas, y una de las más antiguas de la Península Ibérica. Ya en el siglo II zarpaban barcos romanos con ánforas de vino almacenadas cerca de Tiana, que se dirigían a la península itálica y a todo el Mediterráneo.

Y cuando la filoxera arrasaba en el siglo XIX, algunos terruños de Alella fueron de los pocos que se salvaron, tanto por por su ubicación privilegiada como por algunos de sus viticultores que crearon la Cooperativa Alella Vinícola.

Actualmente, esta denominación que acoge a 31 municipios y unas escasas 300 hectáreas se reparte en dos zonas de mar y montaña: de Badalona a Mataró y de Arenys de Mar a Calella. Con viñedos repartidos entre dos comarcas: el Maresme, junto al Mediterráneo y el Vallès Oriental, en el interior y sus epicentros vitivinícolas son Alella, Tiana, Martorelles y Santa Maria de Martorelles.

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