5 chiringuitos de Castelldefels que nadie se puede perder

En sus largas extensiones de arena de esta ciudad cercana a Barcelona los chiringuitos son protagonistas. Elegimos cinco para descubrir esta temporada

A Castelldefels habría que denominarla capital nacional del chiringuito. Foto Punta Roca

A Castelldefels habría que denominarla capital nacional del chiringuito y restaurante de playa. O algo así. Porque a lo largo de su Paseo Marítimo, como en la prolongación que tiene en sus cinco kilómetros de playa, se concentra una generosa cantidad de establecimientos gastronómicos.

Allí conviven locales que presumen de sofisticación con los típicos sitios de pizzas y hamburguesas; mientras que en la arena se despliegan varios chiringuitos con propuestas de comidas y bebidas que pueden parecer similares; pero a la que se exploran las cartas y se prueban los platos se perciben las diferencias.

Vamos a esta localidad mediterránea a 20 minutos de Barcelona para conocer sus propuestas para este verano.

Punta Roca

Punta Roca es una rara avis entre los chiringuitos de Castelldefels. No está frente a las largas playas de esta ciudad costera sino en una pequeña cala en un extremo del litoral. Tras atravesar el Port Ginesta, hay que dejar el coche y andar unos minutos en un paraje algo escondido. Si se llega en autobús, la caminata puede ser de 15 minutos.

El local no mira hacia el este sino al sur, y gracias al refugio de las piedras de la bocana del puerto las olas son más suaves que en otros puntos de la localidad.

Punta Roca está en el extremo del litoral costero de Castelldefels. Foto Punta Roca

Punta Roca, que pertenece al Grupo Tibu-Ron, ofrece varias opciones: tomar copas en las tumbonas en la orilla, comer con los pies en la arena en las sillas plegables o en los bancos de madera, o bien en la plataforma de madera bajo los ventiladores -que cuando sopla la brisa son poco necesarios- y el techo de ramas.

A diferencia de los otros chiringuitos de Castelldefels, Punta Roca se encuentra escondida en el extremo sur de litoral costero

Con una decoración de toques tribales, la carta de Punta Roca se especializa en pescados, mariscos y carnes a la brasa (10 a 21,5 euros), como hemos comprobado con una tierna pata de pulpo y una costilla de vaca cocinada a 70º, con unos pimientos asados al carbón de entrantes.

Y basta dar una mirada a la parrilla que siempre habrá sardinas, lubinas, calamares, berenjenas, gambas o alcachofas al calor de los carbones encendidos.

Platos para picar y comer en Punta Roca. Foto Punta Roca

Otras opciones son probar las hamburguesas, los arroces a la llauna con gamba roja (24,5 euros) o la suprema de rodaballo (24,9 euros); combinados con una buena selección de vinos, cervezas o cócteles como la refrescante piña colada.

Suele estar lleno a cualquier hora, por lo que además de tener un poco de paciencia con el servicio requiere que las reservas sean imprescindibles.

Santa Garota

A la altura de la calle 7, cerca de la estación de kitesurf de Castelldefels, el chiringuito Santa Garota se presenta como “el más canalla” entre las opciones playeras de esta localidad del Garraf.

Su decoración recuerda a los puestos de comida callejera (o street food, que queda más guay), con detalles que recuerdan a Hawái.

Ambiente veraniego en Santa Garota. Foto Santa Garota

Su carta es una fusión de sabores del mundo, con una curiosa mezcla entre oriente y occidente, donde todo es para comer con las manos, como los tacos, las hamburguesas, las gambas al coco, las gyozas, los pollos karaage y unos falafel para repetir.

Platos con toques orientales. Foto Santa Garota

Incluso se puede empezar el día con una especie de brunch playero con tostadas con huevos Benedict y terminar pasada la medianoche con uno de los cócteles de autor o uno de los clásicos como el Moscow Mule, el Bloody Mary o los mojitos (atención al Santa Garota), entre combinados de cítricos, afrutados, picantes, frozen o agridulces.

Dolce Vita

A pasos del Club Náutico Castellfedels, en la salida del Carrer de les Ones, Dolce Vita llama la atención a la distancia por su estructura completamente blanca, donde se puede pasar un par de horas entre sus mesas o en las tumbonas que por poco no las alcanzan las olas.

En el lugar se puede iniciar la jornada con el vermout Dolce Vita (Martini Rosso, canela, menta y un toque secreto), compartir platillos como los nachos con salsa cheddar, las gyozas de pollo y verduras, los calamares a la andaluza o los langostinos rebozados en panko.

El chiringuito de Dolce Vita, de un blanco impoluto, se distingue a la distancia entre la arena y el mar

También hay varias ensaladas para elegir, y más elaborados, los pescados y mariscos a la plancha como la suprema de salmón, los filetes de lubina o los calamarcitos; mientras que los carnívoros pueden optar por el entrecot de vaca vieja, la presa ibérica, la entraña con chimichurri o el steak tartar Julius Style.

Tibu-Ron

El restaurante Tibu-Ron (presentado como beach club)es un clásico de Castelldefels. Nació como un chiringuito, y para recordar sus orígenes, conserva un pequeño local de comidas y bebidas sobre la arena.

Allí se puede comenzar la jornada playera con un desayuno como el americano (huevos fritos, beicon, salchicha y patatas fritas); o si se llega al mediodía conocer algunas de sus múltiples ensaladas, desde la de quinoa y burrata a la César o la Tibu-Ron, junto con varios pokes como de atún, salmón o pollo.

El tapeo es un culto, como los potentes nachos Beach Club (con carne, jalapeños, queso crema, guacamole y pico de gallo), las croquetas o el pulpo a la gallega.

Pero quien busque platos más contundentes puede agendar arroces como la fideuá o la paella marinera Beach Club, el entrecot de 220 gramos, la sepia o el salmón a la plancha, o el pollo con salsa de curry y manzana con arroz.

Las diferentes alternativas de caipiroskas y mojitos protagonizan la carta de cócteles, pero nunca fallan los blancos bien fríos o las refrescantes cervezas.

Chalito

Castellfedels tiene una abundante inmigración argentina y uruguaya, y para recordar las influencias rioplatenses se puede visitar Chalito, que pertenece a un grupo gastronómico con tres restaurantes en Barcelona.

Las milanesas y empanadas de Chalito recuerdan la potente inmigración de Argentina y Uruguay a Castelldefels

Ubicado ahí nomás del Paseo de las Palmeras, en su carta se encuentran platos del Cono Sur como las contundentes milanesas de ternera, pollo o berenjena, la entraña con patatas y ensalada, o las empanadas caseras que quitan el hambre a cualquier hora. Con razon le dieron el Solete Guía Repsol en 2022.

También hay varios wraps para elegir (ternera, falafel, pollo o salmón), toda clase de hamburguesas y bocadillos y frescos bowls para comer más liviano, como los de queso de cabra, el César, el Popeye o el de salmón.

Pero como no todo es comida y cócteles, en Chalito se suelen organizar numerosas actividades deportivas entre abril y septiembre, así como suele haber sesiones de DJ para poner un poco de animación a la noche en la playa.

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