Cuatro restaurantes con estrella Michelin donde menos te lo esperas

No todos los restaurantes españoles con estrellas Michelin están en las grandes urbes; algunos se ubican en pequeñas ciudades e, incluso, recónditos pueblos

Existen restaurantes galardonados con estrellas Michelin que se asientan en lugares recónditos de la conocida como España vaciada y defienden su cocina desde pueblos donde probablemente nadie imaginaría uno de estos santuarios gastronómicos.

Es el caso de los cuatro excelentes restaurantes que recomendamos, Maralba, Molino de Urdániz, La botica de Matapozuelos y Venta Moncalvillo, situados en pequeñas localidades de Castilla-La Mancha, Navarra, Castilla-León y La Rioja.

No hace falta estar en una gran ciudad para mantener un restaurante en lo más alto

[Para leer más: Dónde comer con el sello de la guía Michelin (y por menos de 35 euros)]

Maralba

Es el único restaurante de Castilla-La Mancha galardonado con dos estrellas Michelin y además es poseedor de dos Soles Repsol. Maralba abrió sus puertas hace poco más de 15 años en Almansa (Albacete), y desde el primer momento sorprendió a propios y extraños por su capacidad para reinterpretar la cocina castellano-manchega, dotándola de una fuerte impronta mediterránea.

Salmonete de roca con emulsión de sus espinas y alcaparras. Foto: Maralba.
Salmonete de roca con emulsión de sus espinas y alcaparras. Foto: Maralba.

Al frente de un lúcido y sugestivo armazón culinario se encuentran el chef Fran Martínez y su esposa Cristina Díaz, sumiller y jefa de sala.

Fran Martínez es un cocinero con las ideas muy claras que sabe cómo tratar el producto y cuyas especialidades son las elaboraciones con aves y caza, así como los pescados que llegan diariamente desde Alicante.

Guisos de aves y caza están entre las especialidades de Maralba, así como pescados

Entre sus platos se cuentan maravillosas creaciones como gelée de aguacate con sésamo e hígado de rape y jugo de alcachofas ahumado, salmonete de roca a 65 grados con emulsión de sus espinas y alcaparras, o postres tan gustosos y personales como el azafrán de la mancha con frambuesa y helado de leche “agarrá”.

El comedor fue reformado hace unos pocos meses para darle un aire todavía más elegante y funcional, un proyecto desarrollado por MBVB arquitectos de Almansa.

Maralba es el uÌnico restaurante con dos estrellas de Castilla La Mancha.
Es el único restaurante con dos estrellas Michelin de Castilla-La Mancha. Foto: Moralba.

Martínez propone a sus clientes tres menús degustación con un suplemento en el precio si se desea acompañarlos con los meritorios maridajes de vinos propuestos por Cristina Díaz: Maralba a 50 euros, Festival a 69 euros, y el impresionante Gran Menú de Fran Martínez a 90 euros, en el que el chef da rienda suelta a su ingente creatividad y a un talento innato.

Molino de Urdániz, con dos estrellas Michelin y dos soles Repsol, se ubica en una localidad de unos cien habitantes

Molino de Urdániz

Para muchos, el mejor restaurante de Navarra es Molino de Urdániz, un antiguo y primoroso caserón familiar construido en piedra y madera y decorado con todo lujo de detalles en el pequeño pueblo de Urdániz, que cuenta con un centenar de habitantes, y se ubica en un bello paraje natural junto al cauce del río Arga.

Pechuga de pichoÌn, bizcocho aireado de algas, huevas de Jerez y trufas. Foto: Molino de Urdaniz.
Pechuga de Pichón, acompañada de un bizcocho aireado de algas, huevas de Jerez y trufas. Foto: Molino de Urdániz.

Y no es baladí decir que es uno de los mejores lugares donde comer en Navarra, pues así le avalan sus dos estrellas Michelin y los dos soles Repsol, conseguidos por el chef David Yárnoz, cuya llamativa cocina de autor transcurre por los sabores y los productos de proximidad de la tierra, empleando en sus elaboraciones las últimas técnicas en cocina y una creatividad reconocida y admirada.

David Yárnoz firma la carta de Molino de Urdániz, con una cocina de autor que no duda en combinar productos de la tierra, las más sofisticadas técnicas y grandes dosis de creatividad

La mejor forma de conocer la visual y gustosa propuesta de Molino de Urdániz es abandonándose a sus dos menús degustación: ‘Últimos Clásicos’, menú fundamentado en propuestas que se han convertido en insustituibles de su cocina, en 11 platos (10 pases salados y 1 dulce), a un precio de 90 euros. Y el menú Origen y Evolución (14 platos, 11 salados y tres dulces) por un precio de 120 euros.

Detalle de la sala. Foto: Molino de Urdániz.
Detalle de la sala. Foto: Molino de Urdániz.

Como bien dice David Yarnoz: “a través de estos menús degustación mostramos nuestra evolución realizando un recorrido por los platos más representativos de otras temporadas y también dándole la máxima importancia a las últimas incorporaciones marcadas por la estacionalidad y la magia del momento”.

Excelente carta de vinos y un servicio impecable completan una oferta que bien merece un viaje a esa tierra de ensueño y amabilidad llamada Navarra.

[Para leer más: Cuatro bodegas con restaurante para amantes del vino y la cocina]

La Botica de Matapozuelos

En Matapozuelos, pequeña localidad de de poco más de mil habitantes, emplazada en la provincia de Valladolid -justo en el epicentro de la D.O. Rueda-, y en la zona de mayor producción de piñón blanco del mundo se sitúa el restaurante La Botica de Matapozuelos.

La Botica de Matapozuelos es un negocio completamente familiar que regentan un padre, Teodoro, y sus dos hijos, Miguel Ángel y Alberto, los dos primeros a cargo de la cocina y el tercero de la sala

Unbicado en una antigua casa de labranza restaurada, que data de 1872, se divide en dos espacios: un pequeño comedor donde se encuentra un antiguo mueble de botica que da nombre al local y otra sala, mucho más grande, en la que se aprecian los materiales de construcción originarios (adobe y madera de pino).

Los platos de La Botica de Matapozuelos traen recuerdos evocadores
Sus platos traen recuerdos evocadores. Foto: La Botica de Matapozuelos.

La Botica es un negocio completamente familiar. En la cocina padre e hijo –Teodoro y Miguel Ángel de la Cruz-,  y en sala, y a cargo de una acertada carta de vinos, Alberto, hermano de Miguel Ángel.

Entre padre e hijo han creado una carta que discurre entre los productos de proximidad y la naturalidad en las elaboraciones, teniendo siempre muy en cuenta los productos que brinda cada estación del año. Una cocina hecha con pasión, que trae recuerdos evocadores al comensal y que agrada por su realización.

Un trabajo que ha sido reconocido con una estrella Michelin y dos soles Repsol y que merece ser conocido en sus dos menús degustación: De la piña y el piñón 2019 (58 euros más 25, si se desea acompañar el menú con una selección de cinco vinos de la zona), y el menú: Un largo paseo por el entorno 2019 (85 euros más 25 euros con cinco vinos de la zona).

Comedor La Botica de Matapozuelos.

Detalles del comedor de La Botica de Matapozuelos.

Magnífica la sopa blanca de piñón y cebada fermentada, trucha y helado de piñones asados, el solomillo de ternera con salsa de queso azul de Valdeón o el maravilloso lechazo churro asado en horno de leña al estilo tradicional, especialidad de Teodoro, el patriarca de una familia que sabe cómo hacer felices a los demás.

Daroca de Rioja, a 19 km de Logroño y con solo 30 habitantes, cobija un restaurante con una estrella Michelin y dos soles Repsol: Venta Moncalvillo

Venta Moncalvillo

En el pequeño municipio de Daroca de Rioja, situado a 19 km de Logroño, con una población que supera por poco la treintena de habitantes, se emplaza el restaurante Venta Moncalvillo, premiado con una estrella Michelin y dos Soles Repsol. Un espacio de absoluta satisfacción gastronómica y referente de la gastronomía de La Rioja, comandado por los hermanos Echapresto -Ignacio al frente de los fogones y Carlos en sala y bodega-.

Colmenillas, espárragos trigueros y foie gras de pato. Foto: Venta Moncalvillo.
Colmenillas, espárragos trigueros y foie gras de pato. Foto: Venta Moncalvillo.

Ignacio Echapresto, que construye una cocina en la que se manifiestan los sabores y todo lo bueno que ofrece La Rioja, lo ha aprendido todo de su madre Rosi.

Una cocina reconocible y reconocida, que a su chef le ha traído muchas venturas, pues entre otros premios, fue distinguido en el 2006 como Mejor Cocinero de La Rioja.

El espacio del restaurante presume de luz y juega con los tonos ocres y grises, con la madera y con el ambiente propicio.

Dispone de un salón principal con dos amplios ventanales con vistas a la huerta del restaurante, un ‘salón retiro’, con una interesante luz natural e idóneo para celebraciones familiares, y un gran salón de eventos con vistas a la naturaleza, y pensado para realizar presentaciones empresariales o eventos gastronómicos.

Sala Venta Moncalvillo.
Desde sus ventanales se aprecia una naturaleza radiante. Foto: Venta Moncalvillo.

Ignacio demuestra sus amplias virtudes como chef en sus diferentes menús estacionales, cuyos menús se mueven de los 45 hasta los 125 euros. Excelente la sopa fría de calabacín, mejillones y cítricos, las cocochas de merluza asadas al sarmiento o la vaca a la parrilla, zanahoria, cebolletas y hierbas del entorno, entre otras delicias.  

También satisfactoria la carta de vinos con más de 1.300 referencias diseñada por Carlos Echapresto, uno de los tres mejores sumilleres de España, según el Premio Nacional de Gastronomía del 2013, y mejor sumiller Wine Challenge 2016.

a.
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