The Egg Lab: la renovación del brunch empieza desde el huevo

En el barrio de Sant Antoni, uno de los polos gastronómicos de Barcelona, hay un local especializado en brunch que se propone reformular estos platos que están a mitad de camino del desayuno tardío y la comida a destiempo.

En su nombre The Egg Lab ya anticipa su objetivo: hacer del huevo un laboratorio de aromas y sabores. O sea, en vez de apostar por los clásicos platos de tostada con aguacate y rúcula, el benedict de toda la vida y la tradicional panqueca, prefieren experimentar nuevas elaboraciones tomando como eje a ese derivado de la gallina.

Tercera generación en el mismo lugar

The Egg Lab está en la esquina de Sepúlveda y Calabria, ubicación que permite un diáfano paso de la luz natural, en un local de sillas con respaldo de mimbre, colores claros y lámparas laterales que recuerdan…a los huevos.

La elección del lugar no es casual: Oriol Martínez, dueño del restaurante, es la tercera generación que ocupa el solar; que su abuela inició con la Granja Giol y que continuó su madre.

La idea de The Egg Lab es darle un giro a los tradicionales platos del brunch con nuevas fórmulas en torno al huevo

Los ingredientes clave

La materia prima de sus platos son huevos camperos de granjas de Calaf, pueblo ubicado a 85 al noroeste de Barcelona, que llegan al local a las pocas horas de haber sido puestos por las gallinas.

El pan, en tanto, proviene del Forn de Sant Josep, elaborado con masa madre artesanal para darle un toque diferente a los platos.

Recetas caseras

Uno de los rasgos destacados en The Egg Lab es que gran parte de los ingredientes se elaboran in situ, como el pastrami casero que inició la ronda de degustaciones, en la Western Toast, que se sirve en un pan tostado acompañado por cebolla caramelizada, mayonesa de mostaza ahumada, rúcula y huevos fritos.

Martínez busca que los platos sean de buen comer pero sin traicionar el equilibrio de sabores y aromas. Por ello con la chef Adnaloy Osío diseñaron preparaciones con ingredientes que pueden ser contundentes pero con raciones precisas para evitar el agobio.

El equilibrio en aromas y sabores

Así lo vimos con los Mexican Eggs (huevo con frijoles caseros, pollo guisado, pico de gallo con crema agria y totopos elaborados con maíz azul), también presentado como nachos deconstruidos.

O con el exquisito Smokey York Benedict, donde los dos huevos pochados llegan con un poco de cerdo desmechado, bacon, puerro crujiente y salsa holandesa, acompañado de patatas fritas.

Platos del mundo

En la carta se pueden encontrar platos inspirados en las cocinas del mundo, como el Korean Chickens, con pan brioche, ensalada de col, pollo frito dos veces para darle el toque crujiente típico de Corea y huevo poche; un toque picante pero sin pasarse.

El menú presenta 10 platos de brunch, pero además de estas preparaciones saladas, hay algunos dulces para conocer, como el Cynamon Roll Sweet Feast (elaborado con canela, con crema de vainilla y mermelada casera de frutos rojos) o el Sweet Apple Pancake (relleno de manzana confitada, con dulce de leche casero, manzana fresca y caramelo).

Varios de los platos de The Egg Lab son preparaciones inspiradas en las cocinas de EEUU, Francia, Suecia o Asia

El café es clave, y para ello el maestro torrefactor, el holandés Guido Buitenhuis, se decanta por la marca Tornado Coffee Roasters para lograr el mismo equilibrio de sabores que los platos.

Otra alternativa, colorida para presumir en Instagram, es pedir algunos de los batidos détox, refrescantes y recomendados para balancear la combinación de ingredientes, como el Go Green (espinaca, pepino, manzana y limón) o el Vitamine Sunrise (plátano, zanahoria, jengibre y naranja).