Viña Pomal: todo el placer del Rioja clásico en una copa

Nombre mítico de vino donde los haya, Viña Pomal se asocia a la centenaria marca Bodegas Bilbaínas, la decana de todas, la firma embotelladora más antigua de España y también la primera bodega en obtener el distintivo de viñedos singulares. Fundada en 1901 sus inicios estuvieron muy marcados por la vía férrea que pasaba (y pasa) por delante de puertas y mediante la cual sus vinos socorrían a los bordeleses dañados por la filoxera.

Ubicada en el Barrio de la Estación de Haro, para muchos la capital del vino de España Haro, entre otras bodegas de excelencia, bajo su subsuelo se extiende la red de mayor longitud y mayor superficie (3.400 m2) de calados subterráneos, estos túneles tan tradicionales en Rioja.

Siguiendo con los récords, estas bodegas se nutren además, del viñedo con mayor extensión en todo el municipio de Haro: 250 hectáreas.

Aunque elabora muchos vinos, como Ederra, Viñaco o La Vicalanda, su buque insignia es, sin duda, Viña Pomal, nacido en 1904 y que encarna desde su origen las mejores tradiciones riojanas, con vinos excepcionales que siguen manteniéndose fieles al Rioja clásico, tanto en su elaboración como en los resultados.

Viña Pomal 2017

De visita obligada al menos una vez en la vida, las viñas de la finca de Viña Pomal tienen una extensión de 90 hectáreas en las que conviven varios tipo de suelo (calizos y cascajosos de escasa fertilidad) y se encuentran también ubicadas en el término municipal de Haro, justo en una de las zonas más emblemáticas de toda la D.O. Rioja, y muy próximas (apenas a dos kilómetros) de las legendarias Bodegas Bilbaínas en el Barrio de la Estación.

La viticultura aplicada en Viña Pomal es una mezcla entre el sistema tradicional propio de la explotación vitivinícola de la Rioja Alta y una viticultura científica, de precisión, que apuesta por un lado, por trabajo artesanal y el esfuerzo para proteger la naturaleza y por otro por innovación y tecnología.

En este contexto, Viña Pomal Reserva 2017 surge de una vinificación riojana tradicional sin sobresaltos: vendimia muy cuidadosa de la variedad reina de Rioja (o al menos una de ellas), la tempranillo, despalillado de la uva, estrujado y una maceración moderadamente larga.

Tras su paso por barrica de roble americano (20% nueva) para envejecer 18 meses, el vino permaneció dos años en botella antes de salir al mercado. Y ser disfrutado.

El resultado es el clásico monovarietal de tempranillo, el Rioja de siempre. De un color intenso rubí con ribete granate, Viña Pomal presenta una buena lágrima que habla de su madurez, y es limpio y brillante con reflejos violáceos.

En nariz presenta una importante intensidad aromática en donde se perciben aromas de frutas rojas maduras, donde no faltan cerezas, frambuesas que se matizan con algunos torrefactos muy finos y especias dulces como vainilla, regaliz, pimienta, y siguen las notas a café y un importante y envolvedor fondo balsámico.

En cuanto entra en boca imprime sensación de equilibrio y de sequedad, pero también buena acidez, con recuerdos de fruta madura, tostados y especias, pimienta, clavo, caramelo toffee y taninos, claro, pero muy pulidos y ligeros. Tiene cuerpo pero no excesivo. Deja sensación de persistencia. El final es largo, y se reproducen la fruta madura y las especias.

Un vino que casa bien con arroces y risottos, embutidos, verduras, caza y carnes rojas, pero y también quesos y tapas riojanas. La de champiñón da mucho de sí..

Ah, y su precio de 14,95 euros es como para permitirse el placer de saborear la Rioja de siempre a través de uno de sus vinos, también de siempre, que, por cierto estrena un nuevo etiquetaje de marcada elegancia.