El Camino de Santiago no termina en Santiago de Compostela

Se supone que el final del famoso camino de peregrinación es la catedral compostelana. Pero hay una ruta que extiende la experiencia de cara al Atlántico, hacia Muxía y Fisterra

El faro de Fisterra, una de las metas de la extensión del Camino de Santiago. Foto Irene Grassi – CC

Quien haya hecho el Camino de Santiago sabe del subidón que ocasiona esta ruta de peregrinaje, que lleva a que haya una elevada tasa de gente que lo repite una, dos o quien sabe cuántas veces más.

También hay un puñado de viajeros que no quieren finalizar frente a la catedral de Santiago de Compostela, tradicional meta de los caminantes, sino que buscan prolongar la experiencia lo más posible.

Pues ahí se encuentran dos rutas para estirar la pasión por caminar (sea religiosa, motivacional, turística o el motivo que quieran) unos días más: seguir por el Camino de Fisterra y Muxía.

Se puede tomar como un micro-camino con el punto de partida en la capital gallega, o como una prolongación de la ruta que se venía realizando.

Estas extensiones ya eran conocidas en la Edad Media, cuando tras haber agradecido al santo por haber llegado sanos y salvos, los peregrinos se lanzaban a conocer el fin del mundo, como se conocía estas regiones en el extremo noreste de la Península.

Peregrina cerca de Finisterre. Foto Escael Marrero – CC

Desde la Edad Media muchos peregrinos seguían hacia Fisterra y Muxía, para descubrir el último confín conocido del mundo

El camino es uno solo hasta llegar a Olveiroa, y luego se bifurca: una rama conduce a Fisterra (Finisterre), al sur, y la otra a Muxía, al norte, en un total de 89 y 87 kilómetros desde Santiago, respectivamente.

Y también se puede hacer una triangulación entre los destinos, para que la vivencia sea más completa.

De Santiago a Negreira

El primer tramo es de casi 21 km. Desde la plaza del Obradoiro se sigue por calles compostelanas hasta el pazo de San Lourenzo (convento franciscano de origen medieval) y de ahí al cauce del río Sarela, por el que desfilan pueblos como Villestro, Roxos, Alto do Vento y Augapesada; donde hay que ascender la cima del Mar de Ovellas.

Tras Carballo, Trasmonte, Reino y Burgueiros se cruza el río Tambre por el puente de Maceira, que conduce por un sendero a A Barca, que luego continúa a Negreira, la mayor población antes de llegar a la costa.

Puente de Maceira. Foto Noel Feans – CC

Esta villa medieval, donde el pazo de A Chancela da la bienvenida, fue citada por Ernest Hemingway en Por quién doblan las campanas. Otros pazos que se pueden visitar, sugiere Turismo de Galicia, son los de O Cotón y el de Baladrón.

De Negreira a Olveiroa

Seguimos en el camino común unos 34 km más, en una senda ascendente que coincide con el antiguo Camino Real a Fisterra, que supera los 350 mts tras A Pena, y luego es un continuo subir y bajar.

Cascada del río Xallas. Foto Jose Luis Cernadas Iglesias – CC

El paisaje rota entre tojos, maizales, eucaliptos y pinos, donde cada tanto se ven hórreos como los de As Maroñas, e iglesias románicas como la de Santa Mariña y San Cristovo de Corzón.

También hay que conocer la tradición en cestas y sombreros de la comarca del río Xallas, y entre los atractivos naturales, está el monte Aro (556 mts) y su magnífico atalaya de los valles gallegos, y ese curso fluvial que desemboca como cascadas en Ézaro.

De Olveira a Corcubión

Esta etapa implica andar otros 20,6 km, que transcurre por un terreno elevado con su punto máximo en Hospital (343 mts) y que tras Cruceiro de Armada desciende abruptamente hasta Cee, el mayor municipio de la Costa da Morte.

Hasta Corcubión el camino es común. Luego el viajero puede decidir si toma la ruta al norte y llega a Muxía, o si encara por la sur hacia Fisterra

Paisaje de Corcubión. Foto Noel Feans – CC

Tras dejar la rotonda que separa los caminos a Fisterra y Muxía se toma el que conduce a este cabo, que tras O Cruceiro de Armada se puede divisar a lo lejos.

Además de conocer el santuario de A Nosa Señora das Neves, del s.XVIII y la ermita de San Pedro Mártir con su fuente de aguas ‘milagrosas’, hay varios sitios de atractivo histórico en Cee como el pazo de O Cotón, el edificio de la Fundación Fernando Blanco y la iglesia de A Xunqueira; en tanto que en Corcubión destaca la iglesia gótica de San Marcos.

De Olveira a Fisterra

Solo separan unos 14,3 km entre estos dos pueblos, en un camino que tras un fuerte ascenso pasa por uno de los tramos más bonitos del litoral gallego, con arenales y partes rocosas que enfrentan a un mar casi siempre enfurecido.

Hay quienes antes de llegar a Fisterra deciden ir por la playa, y la llegada al faro marca el final de este camino. En este punto, los antiguos veían un océano que era la frontera del mundo conocido.

Cruceiro en Fisterra. Foto Noel Feans – CC

De Fisterra a Muxía

Toca subir al norte, en un camino de 32 km que desfila por la bella Costa da Morte, acompañado de aldeas, maizales y bosques, y que asciende más y más hasta Facho de Lourido (269 mts), cuando solo quedan 3,7 km para llegar a destino.

En el trayecto se atraviesa pueblos como San Martiño de Duio y su iglesia barroca, la agreste playa de O Rostro, la bonita ría de Lires y los templos románicos de Santa Locacia de Frixe y Santa María de Morquintián.

El tramo de Fisterra a Muxía, bordeando la Costa da Morte, es uno de los más bonitos de todo el Camino

En tanto en Muxía esperan la iglesia de Santa María, el santuario de A Nosa Señora de Barca y las curiosas formaciones rocosas de Pedra de Abalar, Pedra dos Cadrís y Pedra do Timón.

Faro de Muxía. Foto Noel Feans – CC

De Olveiroa a Muxía

Si es que alguien decide enfilar primero a Muxía y luego dirigirse a Fisterra, habría que hacer este camino de 32,5 km, que tras subir a Hospital va descendiendo poco a poco hasta Nosa Señora da Barca.

En el paso por pueblos y campos se ven iglesias como la de Santa Baia de Dumbría, la Capela da Santiña do Espiño, el gigantesco hórreo de San Martiño de Ozón y el templo de San Xulián de Moraime.

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