Ocho motivos para enamorarse de Toronto
Museos, paseos de compras, delicias gourmet en mercados, arquitectura y fábricas transformadas en polos culturales. Toronto cambia día a día
Es la ciudad más grande, y la más internacional de Canadá. Aunque el invierno es duro de atravesar, cuando llegue la primavera será el momento para descubrir a Toronto y su moderna arquitectura, sus mercados, sus plantas industriales que ahora son motores de gastronomía y cultura y sus barrios donde impera el arte urbano.
Desde las alturas
Si hay una forma de ver la amplia extensión geográfica de Toronto es contemplarla desde las alturas. Y para ello, hay que subir al mirador ubicado a 371 metros en la CN Tower, una de las estructuras más altas del mundo.
En el mirador de la CN Tower, a 371 metros de altura, se puede experimentar el vértigo de pasear por la estructura sujeto a un arnés
Solo para los que no tienen vértigo, se puede pasear por la explanada con suelo de vidrio de 24 metros cuadrados. Pero no hay que tener miedo a roturas, porque su resistencia es capaz de soportar el peso de 14 hipopótamos (aseguran sus constructores).
Las mejores vistas de Toronto se obtienen desde la CN Tower. Foto: Turismo de Toronto
Si hay ánimos de probar la valentía se puede probar el paseo Edge Walk, que consiste en caminar por la cara exterior del mirador sostenido por arneses.
Arte contemporáneo
Además de un abundante número de galerías, la movida cultural de Toronto hay que conocerla en la Galería de Arte de Ontario.
En un edificio diseñado por Frank Gehry se presentan 95.000 piezas de Canadá y el resto del mundo, que van desde piezas del siglo I hasta obras de Matisse y Dalí.
Galería de Arte de Ontario, diseñada por Frank Ghery. Foto: Turismo de Toronto
Si se camina por el paseo lacustre hacia el sur, en el Harbourfront Centre, se encuentra The Power Plant, que como la Tate de Londres se transformó en una meca del arte moderno, con trabajos de artistas canadienses y de otras latitudes.
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Otras perspectivas de la cultura se pueden obtener en el flamante MOCA (Museo de Arte Contemporáneo), dedicado a los pintores, escultores, fotógrafos y realizadores más innovadores de la actualidad.
Barrio de Kensington
A pesar de la ola de gentrificación que vive esta ciudad el barrio de Kensington resiste como si fuera la aldea de Ásterix.
Casas victorianas pintadas de colores en Kensington. Foto: Turismo de Toronto.
Su carácter bohemio y multicultural persiste en sus calles angostas, llenas de tiendas de diseño, de moda, tiendas y cafés gourmet.
Una de las postales más divertidas es ver la escena multicultural en las calles angostas del barrio de Kensington
A lo largo de la avenida Kensington se concentran varias casas de estilo victoriano pintadas de colores vivos, y si hay que visitar este animado barrio un día, que sean los últimos domingos de cada mes, cuando las calles se convierten en un intenso mercadillo al aire libre.
Mercado de St. Lawrence
Aquí estuvo el primer ayuntamiento de Toronto, y luego fue una prisión. Pero luego se convirtió en un mercado que es de visita obligada para los amantes de la gastronomía.
Venta de quesos en el mercado de St Lawrence. Foto: Turismo de Toronto
En sus paradas docenas de vendedores ofrecen desde carnes a panes artesanales, pasando por quesos, especias y platos de todas partes del mundo.
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Entre las preparaciones que hay que probar destaca la estrella de la casa, el bacon Peameal (aquí llamado bacon canadiense) en pan de sésamo.
Cada sábado, el mercado de St. Lawrence presenta el mayor mercado de granjeros local, ideal para encontrar productos de gran calidad; y los domingos cambian de tercio con la venta de antigüedades.
Paseo por Queen Street West
El corazón de la escena independiente y cultural de Toronto se encuentra a lo largo de la calle Queen Street West. Es cierto que los sectores cercanos al ayuntamiento y al Eaton Centre son donde se concentran las franquicias de moda más importantes, pero conforme se camina hacia el oeste se encuentran tiendas más alternativas, así como locales de comida que compiten por ofrecer las preparaciones más vanguardistas.
Centro comercial Hudson’s Bay. Foto: Turismo de Toronto
Hacia ese sector se encuentran varios bares musicales, donde tocan grupos en vivo y que es una buena oportunidad para saber qué hay de interesante en la escena local.
Museo de Ontario
El Royal Ontario Museum es el más grande de Canadá, y no solo es un punto imprescindible para los amantes de la cultura y la historia natural, sino que cualquier interesado por la arquitectura debería ver cómo el arquitecto Daniel Libeskind resolvió la tercera ampliación con la inclusión de El Cristal, con varios volúmenes que parecen gigantescos triángulos encajados en el edificio de ladrillos.
La innovadora silueta del Royal Ontario Museum. Foto: Turismo de Toronto
El ROM (Royal Ontario Museum) tiene una colección de seis millones de piezas de cultura e historia
La impresionante colección tiene seis millones de piezas, que van desde dinosaurios y meteoritos hasta cerámica china, pasando por arte africano y de la antigua Roma. Incluso organiza muestras de estética moderna como dedicadas a grandes marcas de moda o la evolución de los tatuajes.
Arte urbano
El antiguo poblado de Islington fue absorbido por la expansión urbanística de Toronto, pero la villa logró conservar su identidad y ser conocida en el mundo gracias a una original propuesta de arte urbano.
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Uno de los murales con escenas históricas de Islington. Foto: Bo Saldaña.
En vez de dejar los muros libres para que cualquiera pinte lo que quiera, la oficina de Mejoras de Negocios de Islington subvencionó a los artistas que recrearan escenas sobre la historia de este antiguo pueblo, que actualmente se refleja en 28 obras que muestran postales costumbristas, personalidades locales y recreaciones de momentos históricos.
La Destilería
La transformación de la antigua destilería de whisky Victorian es un excelente ejemplo de reciclaje urbanístico. Su estructura de ladrillos se convirtió en un pequeño barrio con diez calles peatonales, llenas de comercios y restaurantes.
Distillery District, la nueva meca de gastronomía. Foto: Turismo de Toronto
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Cuando se pusieron manos a la obra sus dueños advirtieron que no querían franquicias,
por lo que abrieron la puerta a la llegada de diseñadores de ropa, tiendas de antigüedades, fabricantes de vela o de cerveza artesanal.