Ruta de Carlos V: tres regiones y 550 km tras las huellas del emperador

Seguimos los pasos de Carlos I de España y V de Alemania desde su desembarco en Laredo (Cantabria) hasta el Monasterio de Yuste, en Cáceres, donde pasó sus últimos años

El Monasterio de Yuste fue el último retiro del emperador. Foto: Mar Nuevo.

Carlos I de España y V de Alemania desembarcó en el puerto de Laredo el 28 de septiembre de 1556. La extensa playa de la Salvé, con casi 5 km de arenas finas, dio la bienvenida a su galera, de nombre Espíritu Santo, procedente de Flandes, en el que sería su último viaje rumbo al Monasterio de Yuste (Cáceres), donde se retiró hasta el final de su vida. Por delante tenía un camino de 550 km que hoy recorre tres comunidades autónomas y discurre por hermosas localidades que aún recuerdan su paso a través de la Ruta de Carlos V.

Cantabria, Castilla y León y Extremadura son las tres regiones que atraviesa este viaje histórico, media España que el monarca cruzó viajando durante tres meses, la mayoría del tiempo en una silla de mano sostenida por sirvientes y vecinos.

Laredo, Medina de Pomar, Venta de Baños, Valladolid, Medina del Campo, Peñaranda de Bracamonte, Ávila, Cáceres y Jarandilla de la Vera son las principales paradas del este trayecto, lugares y en los que aún se conserva un importante patrimonio monumental de la época y que siguen recordando esta última ruta del rey hacia su ansiado retiro, a apenas dos km de Cuacos de Yuste.

Parador de Jarandilla de la Vera. Foto: Paradores.

Laredo, punto de partida

El viaje, claro, había comenzado mucho antes, años, incluso. El hombre más poderoso del mundo en aquella época había redactado en 1548 su testamento político y en 1555 abdicaba de todos sus dominios tanto en Países Bajos como en América y España. En 1556 renunciaba asimismo al imperio de Alemania.

Más ligero sin el peso que aquellas dos coronas, a los 56 años emprendió el que llamó “el viaje de su vida” y que tuvo como primer destino en España la villa de Laredo, en aquel momento uno de los puertos más importantes de Castilla, donde desembarcó acompañado de 50 barcos.

Laredo recuerda cada año el desembarco de Carlos V con una fiesta en el mes de septiembre. Foto: Turismo de Laredo.

Además de visitar su casco antiguo y su muralla y ver el busto en honor al monarca se puede participar, si lo visitamos en septiembre, en la fiesta del Último desembarco de Carlos V, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, que incluye un desfile con los vecinos vestidos de época en el que se recuerda el acontecimiento y un espectáculo de fuegos artificiales sobre la arena de la playa.

Medina de Pomar

El monarca estuvo seis días en Laredo antes de partir hacia la actual Castilla y León. Por supuesto, nosotros podemos dedicarle el tiempo que queramos a cada etapa, que nos dirige a las localidades de Agüera y Medina de Pomar, esta última una impresionante villa medieval que conserva un castillo del siglo XIV, el Alcázar de los Velasco.

La ciudad, en la que según cuentan se indigestó Carlos V a causa de un escabeche, es otra de las que sigue recordando aquel viaje, concretamente el tercer fin de semana del mes de octubre, momento en el que la ciudad se engalana y sus habitantes se visten de época para participar en mercados renacentistas y diferentes desfiles.

Arco de Santa Maria en Burgos. Foto: Pixabay.

La ciudad de Burgos, a unos 100 kilómetros de distancia, fue la siguiente en acoger al emperador, que se alojó en la Casa del Cordón. Aquí es imprescindible visitar tres monumentos: la catedral, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, el Real Monasterio de las Huelgas y el Arco de Santa María, que representa precisamente la figura de Carlos V.

Rumbo al sur

Siempre rumbo al sur, el viaje real continúa hacia Valladolid, con paradas en Palenzuela, Torquemada, Dueñas y Cabezón del Pisuerga, donde llega la noche del 20 de octubre.

Sin esperar los 15 días que Carlos V tuvo que reposar en la ciudad, seguimos las huellas del cortejo en Medina del Campo, Valdestillas, Horcajo de las Torres, Peñaranda de Bracamonte, Alaraz, Gallegos de Solmirón y El Barco de Ávila, ya en la vertiente septentrional de Gredos, donde no hay que perderse ni las famosas judías ni las vistas al Tormes desde el castillo.

Castillo del Barco de Avila. Foto: Wikimedia Commons.

Monasterio de Yuste

En la actual Extremadura la ruta nos lleva a las localidades de Tornavacas, Aldeanueva de la Vera y Jarandilla de la Vera, donde el emperador llegó el 12 de noviembre de 1556, después de atajar a través de montañas y por todo tipo de caminos incómodos, tantas ganas tenía de llegar.

Hoy convertido en Parador de Turismo, el Castillo de los Condes de Oropesa en el que residió es un excelente lugar para instalar nuestro centro de operaciones mientras visitamos la zona, además de probar la gastronomía local.

Extremadura celebra la Ruta de Carlos V con diversas actividades. Foto: Turismo de Extremadura.

No tendremos como él que esperar a que terminasen de adecentar el Monasterio de Yuste, construido en 1402, para alojar al insigne invitado, lo cual se demoró tres meses.

En sus habitaciones ubicadas junto al coro de la iglesia, hoy visitables, el monarca asistía a los oficios religiosos y recibía visitas de personajes de la corte, incluido su hijo, el rey Felipe II, hasta su muerte el 21 de septiembre de 1558.

Monasterio de Yuste. Foto: Mar Nuevo.

En esta zona de Cáceres se recuerda su estancia a través de la Ruta del Emperador Carlos V, declarada de Interés Turístico, y que rememora el último trayecto del rey, el 3 de febrero de 1557, desde Jarandilla de la Vera hasta el Monasterio de Yuste en una ruta de 10 km de recorrido a pie que se acompaña de degustaciones de productos tradicionales y representaciones de época, entre otras actividades.

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