Siete joyas para descubrir en el tacón de Italia

La región de Apulia es un viaje por la historia, una gastronomía inolvidable y una serie de rincones en la cara más auténtica del sur de Italia

Vista de Matera desde una antigua casa en la roca. Foto Luca Micheli – Unsplash

El tacón de la bota italiana, esa península que se extiende entre el Golfo de Tarento y el mar Adriático, es una tierra de geografía escarpada cruzada por carreteras secundarias que presenta una recomendada combinación de arte, historia, gastronomía y paisajes.

La idea, según se sugiere en el libro Crea tu Viaje (GeoPlaneta – Lonely Planet), es realizar un recorrido de poco más de 500 kilómetros bordeando los hermosos caminos costeros de Apulia, desde Bari a Matera; tocando las villas de Lecce, Bríndisi, Otranto, Gallipoli y Tarento.

Disfrutando del atardecer en el sur de Italia. Foto Matthaeus | Unsplash

Bari

La capital de la región es Bari, donde la vida más animada fluye alrededor de su puerto pesquero. En los restaurantes del lugar preparan unos calamares y ostras que son un espectáculo en sí mismos.

La ‘tiella’, la pasta ‘orecchiette’, las focaccias, los calamares y las ostras de Bari son sus mejores embajadoras gastronómicos

Costa de Bari. Foto Maria Bobrova | Unsplash

Otras opciones son probar la tiella, plato de arroz, patatas y mejillones; o las orecchiette, pasta con forma de orejas que compiten con las focaccias por el reinado de los platos recomendados.

El Bari Vecchia (barrio viejo) cuenta con interesantes edificios históricos. Entre ellos destaca la basílica de San Nicola, donde según la tradición, están los restos del santo que inspiró el personaje de Papá Noel.

Otro templo que vale la pena visitar es la catedral construida en el siglo XIII, que conserva su estética románica.

El camino del Adriático

Camino a Lecce, a 150 kilómetros, se despliega una fascinante carretera que bordea el Adriático, puente vial con numerosos pueblos para quedarse a vivir si uno pudiera, como el rocoso Polignano a Mare.

La roca protege a Poligono a Mare. Foto Kirsten Velghe | Unsplash

También está Monopoli, meca turística lleno de discotecas y restaurantes de moda, que queda reservado para los que busquen un turismo de glamour y copas.

En todo caso, son más bonitos Conversano con su castillo, o Turi más hacia el interior.

Bríndisi

Bríndisi es otra ciudad portuaria, capital de su provincia, que cuenta con importantes atractivos como el monumento Marinaio d’Italia que presenta hermosas vistas del Adriático y del sector urbano.

Del otro lado del puerto se divisa un castillo del siglo XIII construido por los suabos y la escalinata de Virgilio, coronada por columnas romanas.

Paseo marítimo de Bríndisi. Foto Reise nach Apulien – CC.

No hay pueblo que no tenga murallas o castillos de la Edad Media. O anteriores. La región fue codiciada y conquistada por numerosas civilizaciones

Para poder capturar el espíritu de esta ciudad portuaria se recomienda caminar por el paseo marítimo Regina Margherita, y dejar pasar el tiempo con una copa viendo el Adriático.

Lecce

En Lecce llama la atención el color miel de las piedras caliza que revisten los palacios, iglesias y plazas; característica del barroco leccese, autóctono de esta ciudad.

Paisaje de Castro Mare, cerca de Lecce. Foto Alioune Thiam – Unsplash

En los paseos por el casco antiguo hay que conocer la basílica de la Santa Croce, con su abundancia de detalles decorativos entre perros, dragones, ángeles, gárgolas y flores; así como el anfiteatro construido por Adriano en el siglo II.

Aquí hay que probar la cocina pobre (cucina povera), la sabia receta ancestral de aprovechar ingredientes como legumbres, tubérculos y granos en proporciones justas sin menoscabar el sabor; recursos vitales en tiempos de hambruna.

Otranto

Otranto es la siguiente parada. Se encuentra 50 km más al sur, ya en el extremo del tacón italiano: es la península de Salento.

Su posición estratégica ha sido codiciada por numerosos pueblos que la conquistaron, como da fe el Castillo Aragonés, que cuenta con corredores subterráneos que valen la pena visitar.

Costa de Otranto. Foto Massimo Virgilio – Unsplash

Las antiguas casas rurales cerca de Otranto y Gallipoli, llamadas ‘masseries’, se han reconvertido en elegantes alojamientos rurales

La ciudad también cuenta con una catedral normanda del siglo XI que luce un extraño mosaico del árbol de la vida que cubre todo el suelo. Hay que pasar un buen rato descubriendo los animales y vegetales representados.

El templo también guarda reliquias de los 800 habitantes muertos por los turcos en 1480.

Gallipoli

En el camino a Gallipoli, otros 54 km, se divisan antiguas casonas rurales llamadas masserie transformadas en elegantes alojamientos.

Puerto de Gallipoli. Foto Pixabay

Además de las playas que hay a lo largo de la costa también hay recomendadas grutas marinas para descubrir en el verano, como las de Castro o Santa Maria di Leuca.

Gallipoli significa ‘ciudad bella’ en griego, una acertada descripción para este pueblo que brilla en la costa de Salento, caracterizada por sus casas blancas.

La ciudad vieja se encuentra en un saliente rocoso protegido por un imponente castillo angevino. En este barrio, lleno de callejuelas angostas, hay iglesias de gran valor histórico como la de Santa Cristina, San Francesco de Paola o la de Santa Maria della Purità, aunque la más importante es la catedral de Santa Ágata, digno ejemplo del barroco.

Su paseo marítimo es una cita obligada, y allí sirven unas gambas rojas recién pescadas que son de cine.

Tarento

Para llegar a Tarento hay que hacer 90 kilómetros al norte por el golfo homónimo, en uno de los caminos costeros más deslumbrantes del tacón italiano, donde se pasa por pueblos como Sant’Isidoro, Porto Cesareo o Campomarino; aunque más rápida es la carretera que va por dentro y atraviesa Manduria.

La ciudad fue una colonia espartana llamada Taras, fundada en una isla que hace de tapón entre el Mare Piccolo y el Golfo de Tarento.

Tarento fue fundada por los espartanos en una isla que hace de tapón entre la laguna de Mare Piccolo y el golfo

Castillo aragonés, en Tarento. Foto James Ward – CC

Su milenaria historia se puede descubrir en el Museo Arqueológico Nacional de Tarento, que presenta la colección más grande de arte en terracota del mundo griego.

En la ciudad vieja hay otro castillo levantado por la corona de Aragón que vigilaba su estratégica posición.

Matera

El último punto es Matera, donde desde tiempos inmemoriales había presencia humana, como atestiguan la red de casas-cueva (llamadas sassi) excavadas en la roca de la región, fácil de horadar.

El laberíntico trazado de Matera. Foto Sterlinglanier Lanier – Unsplash

Allí hay dos barrios, el de Sasso Barisano y el de Sasso Caveoso, de calles laberínticas donde es fácil extraviarse. En todo caso, hay que tomar como referencia el campanario de la catedral, fácil de distinguir.

Seguramente uno de los puntos más famosos de la región actualmente sea el puente de Gravina di Puglia, usado en la última película de James Bond, que se encuentra a 26 kilómetros de Matera.

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