Tres brunch de Barcelona para terminar la semana muy feliz
Tarde para un desayuno, temprano para una comida, estos brunchs en hoteles de Barcelona son un capricho que vale la pena darse cada tanto
Hay hoteles de Barcelona que ofrecen un brunch donde es difícil decidirse. Foto: Mandarin Oriental.
No todos los brunch son iguales. Es cierto que cada vez hay más locales en Barcelona -como en las grandes ciudades españolas- que ofrecen esos generosos platos ideales para retratar en Instagram, con panqueques, baguels, cruasanes y todo lo que uno imagine. Por supuesto que los hoteles, en los últimos años, se han sumado a esta tendencia, y presentan propuestas más sofisticadas que los fotogénicos restaurantes. Aquí hay abundancia, claro que sí, pero también un cuidado preciso en la selección de platillos y bebidas. Vamos a conocer algunas propuestas de esta temporada.
Lora
Ni huevos Benedict ni tostadas con aguacate. Ni siquiera quesos o embutidos: el brunch de este restaurante es diferente al de otros locales de Barcelona, porque sigue el camino trazado desde la primavera, como un puente entre Beirut y la capital catalana. “La idea es reflejar la esencia de Lora”, nos señala su chef ejecutivo Juan Gómez.

Cada domingo, este restaurante ubicado en el hotel SLS (Carrer de la Pau 2, 08930 Sant Adrià de Besòs), frente al puerto del Fòrum de Barcelona, despliega casi una cincuentena de preparaciones donde los sabores de Oriente Medio dialogan con los de Barcelona. Algo oculto en una sala contigua están los panes recién horneados, con dips como el babagagnoush o el muhammara (frutos secos); que se acompañan con los flatbreads de berenjena asada con anchoa o el cordero deshilachado. En un extremo, se van sucediendo las ‘estaciones’, como la de marisco con ostras, carpaccio de gamba, salmón ahumado o ensalada de pulpo; o la de ensaladas que incluyen ocho opciones (entre ellas, la de tabbolueh o la fattoush).
Lora presenta su brunch de casi 50 platos donde los sabores de Oriente Medio dialogan con la tradición catalana
Uno de los puntos fuertes es la estación de asados, con carnes de cordero, ternera, salchichas de merguez o langostino de Túnez; platos que son rematados con la larga selección de postres, desde tartas a chocolates y repostería.

Además de la abundante selección de platillos, el ambiente se ameniza con presentaciones de DJs y cantantes, que dan el toque musical a la sala y a la terraza (si acompaña el clima; así como detalles algo extravagantes como la presencia de un tarotista.
El precio es desde 59€ por persona, con precios superiores según las bebidas que uno quiera consumir (desde cócteles a cava).
Mandarin Oriental Barcelona
“Al final, todos comemos por los ojos”, dice la estilista gastronómica Laura Pons. Y tiene toda la razón. Esta experta, que ha rediseñado el brunch del hotel Mandarin Oriental, ha tenido el buen gusto no solo de equilibrar las secciones de fríos, calientes y dulces por sabores y variedades, sino que incluso se percibe una cierta armonía visual, como si fueran los colores de un bodegón elegidos a propósito.

“Quería que el brunch del Mandarin desprendiera elegancia y una sensación cálida”, añadió. Y vaya si lo logra: cada domingo o festivo, entre las 13:00 y las 15:00, el restaurante Blanc se convierte presenta esta exclusiva propuesta, donde hay que tomarse un buen rato en analizar todo lo que se ofrece.
Entre Ponts, el chef ejecutivo Marc de Martin y el chef pastelero Josep Esturi han organizado un brunch que se distribuye en varias instancias: a un extremo, un cortador desliza su cuchillo por un jamón 100% bellota en una estación con panes, aceite y tomate; a unos centímetros de la bollería. En el otro extremo, el buffet frío presenta desde embutidos y quesos catalanes a quiches (de setas y vegetal), carpaccios, pastramis, surtidos de vegetales para ensaladas y baguels (con salmón o crema de remolacha).
El brunch del Mandarin está organizado por estaciones, pero además se nota un cierto equilibrio visual, como si fuera un bodegón
Al centro, está la estación de mariscos, con langostinos, mejillones en escabeche, navajas y ostras, que da paso a las tostadas con pistacho y pavo, o las de tomate seco con aceituna.

Todos estos bien pueden servir de entrantes, porque para los que busquen algo más contundente, desde la cocina van saliendo preparaciones calientes como un tierno jarrete de ternera, fideuá con gambas, alitas de pollo, lomo bajo o croquetas. Y para el remate dulce, otra mesa presenta desde macarrones a tartaletas (de frutos rojo o lemon pie), pasando por tarta de queso, brownies, y si algún valiente se quedó con hambre, churros con chocolate.
Pero no todo está en las mesas: cada tanto, el personal del Mandarin ofrece huevos Benedict, din sum de cerdo o pequeños canelones de pollo.
El precio es de 65€ por persona, e incluye zumos, agua y café o infusión. Aparte, se pueden pedir vinos, cava, cócteles (con o sin alcohol) o vermú de la larga carta de bebidas. O comprar el pack de 30€ donde entran el Cava Mestres Coque, vinos Alta Alella, el vermú MOBCN, y los cócteles Mimosa y Bellini. A tenerlo muy en cuenta.

Sercotel
Ahí está, gallarda y altiva, la Sagrada Familia. Si quieren tener la mejor panorámica del templo creado por Antoni Gaudí, para hacerle mil fotos sin turistas que se crucen, no dejen de subir a la novena planta del hotel Sercotel Rosellón (Roselló 390). Desde la terraza uno puede quedarse extasiado con la imagen de este templo que revolucionó el modernismo. Pero hay más, porque también se puede ir a la parte de atrás y disfrutar de las panorámicas de los barrios de Barcelona que se extienden hasta Colserolla.

De lunes a viernes, de 10:00 a 12:30, este hotel ofrece un brunch que apuesta por las preparaciones clásicas: platos abundantes, muchos colores ideales para retratar en redes sociales, zumos y cócteles. Si se trata de comer las tostadas o los huevos con comodidad, mejor acomodarse en las mesas altas, ya que los sillones con las mesas bajas complican un poco la tarea.
La terraza de Sercotel puede presumir de tener las mejores panorámicas de la Sagrada Familia
En este sentido, hay tostadas de generosas dimensiones, ya sea de pan de semillas o de carbón activado, que se las puede combinar con aguacate, huevos revueltos, salmón ahumado, roast beef de picaña (muy interesante), tomates y champiñones asados. Estos ingredientes también se presentan en los bagels, opciones de panificados donde también se encuentran el raclette de bikini trufado o el llamativo arayes (pan de pita relleno de cordero y con yogur turco).

Claro que hay huevos, y están los clásicos benedictinos con salmón o bacon -en ambos casos, con patatas al horno o ensalada-; los shakshuka (huevos en guiso de tomates, pimientos y berenjenas) o el toque mexicano con los rancheros (huevos fritos en tortillas de maíz) y los chilaquiles rojos (también fritos, con totopos de maíz y queso fresco).
Tres opciones para los hambrientos: el waffle de patata con pollo frito, la torrija afrancesada con crema de pistacho, frutos rojos y helado de vainilla; y los pancakes con dulce de leche y sirope.

La carta de bebidas, aparte de variantes de té y café, tiene media docena de zumos y smoothies, y otros tantos aperitivos, como el bloody mary, el spritz o la mimosa.
Cabe puntualizar que las reservas, sobre todo los fines de semana, son prácticamente obligatorias, porque si no hay plazas no hay forma de acceder. Eso sí, este brunch se hace al aire libre, por lo que a esta altura del año es mejor tener en claro cómo será el clima el día de la visita.