Casa Telmo, vuelta a los platos de toda la vida en clave de alta cocina

El restaurante, que ocupa el antiguo espacio de una nave industrial en Sant Gervasi, gana su lugar con porciones abundantes y sabores de raíces familiares

La sala presenta un espacio diáfano en una antigua nave industrial. Foto: Casa Telmo.

Lo del lema de ‘bueno, bonito y barato’, al menos cuando hablamos de restaurante de buena calidad, es un espejismo. En todo caso, sería más justo hablar de -como dice la guía Macarfi-, de precios razonables, porciones generosas y carta apetecible. La descripción acierta con Casa Telmo (Milanesat 19, Barcelona), el restaurante que en su nombre sintetiza su pasado y futuro: “Casa es porque queremos recuperar los sabores de los hogares, los que teníamos con las familias. Y Telmo porque pertenece al grupo San Telmo”, nos explican ni bien nos sentamos en el espacio diáfano de una de sus salas.

Este grupo gastronómico, que además del San Telmo de Diagonal y Buenos Aires, cuenta con Tantarantana, Palosanto y Bistró Mato -entre otros restaurantes-, tomó las riendas del local que hasta mediados del año pasado era conocido como Adobo Adobar, y que previamente estuvo ocupado por el A Tragaluz.

El plato de gambas cristal es uno de los entrantes recomendados. Foto: Casa Telmo.

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Con la llegada del grupo San Telmo hubo cambios, pero a grandes rasgos se mantiene la línea de cocina de calidad, espacios cómodos, atención profesional y una carta que, como decíamos, busca volver a aquellas mesas familiares de sabores tradicionales.

Además de la terraza interna que será muy buscada cuando vuelvan los días agradables, el restaurante cuenta con dos salas, una llamada La Pecera -por lo general, destinada a grupos- y otra principal, a las que se les han incorporado líneas de largos bancos corridos que incrementan la capacidad de comensales sin perder comodidad.

Los puerros confitados, otro platillo que se debe descubrir. Foto: Casa Telmo.

Comer bien a toda hora

La carta (precio medio, 40€ a 50€ sin bebida) se organiza con una docena de platillos para el picoteo, media docena de entrantes, un puñado de cazuelitas, y ocho principales entre carnes y pescados, además de seis postres. Dado que la cocina está abierta desde las 13:00 a las 22:45, el lugar está abierto para el tapeo, para comer al mediodía (ojo a su Menú de Mantel a 24,5€), o para cenar, ya sea en horario guiri o español.

El restaurante está fuera de los circuitos gastro de la ciudad, pero apunta a consolidarse entre vecinos y residentes de otros barrios de Barcelona

Para el tapeo, se puede empezar con sabores de la tierra como el lomo o el jamón ibérico Joselito, las croquetas de pollo rustido o el surtido de quesos Carpinelli; o del mar como la ostra Sant Lluis Nº 2, las anchoas o, subiendo un peldaño en tamaño de la porción, los calamares a la andaluza o las deliciosas gambas cristal.

Las cazuelitas son contundentes, se recomienda compartir. Foto: Casa Telmo.

Nosotros empezamos por esos minúsculos crustáceos, luego acompañados por los elegantes puerros confitados con stracciatella y botarga; opción de entrante que se codea con los corazones de lechuga, la berenjena escalivada con sobrasada, y dos futuros clásicos de Casa Telmo: las tortillas abiertas, que pueden de ceps con panceta ibérica, o de gamba roja y ajos tiernos.

Platos que apuestan por la abundancia

No se dejen engañar con el diminutivo: las cazuelitas no son pequeñas, están pensadas para compartir, sobre todo si es de un plato calórico como el estupendo rabo de toro con parmentier; alternativa de un capítulo donde se encuentran los macarrones a la cardenal con carrillera ibérica (un guiño a su hermano mayor San Telmo) y las albóndigas Strogonoff.

La cocina apuesta por recuperar los sabores tradicionales. Foto: Casa Telmo.

Es recomendado no lanzarse de lleno a los entrantes y las cazuelitas, porque los principales también son generosos. Y muy divertido el toque de servirse en una sartén. Así llegaron los calamares con patata enmascarada y setas, plato de mar donde también se encuentra la corvina a la putanesca o el rodaballo a la mantequilla negra. Y si hablamos de carne, hay que echarle el ojo al steak tartar de carne de la Cerdanya, la milanesa ibérica con huevo poché, los dados de solomillo de ternera, la hamburguesa de Angus o el potente entrecot al Café París.

Si la comida fue abundante, será difícil remontar la cuesta con tentadores postres como el helado de nata con chocolate fundido y garrapiñados de nueces, o el chocoboom (relectura de coulant). Por ello, bajamos un cambio a favor de flan casero con nata y la tarta tatin de manzana de Girona. Para otra vez quedará la tarta de queso Idiazábal.

La Pecera es la sala pensada para grupos. Foto: Casa Telmo.

La cena la acompañamos con el Mustillant Blanc (DO Penedès), una buena elección de una carta de 50 referencias de tintos, blancos, rosados y cavas de DO de Cataluña en su mayoría, seguidas por otras de La Rioja, Galicia y Castilla y León.

Aunque Casa Telmo está lejos de los circuitos gastro de la ciudad, fuera del radar del turismo, seguro que consolidará su lugar no solo entre los vecinos del barrio de Tres Torres, sino también de otras zonas de Barcelona que buscan restaurantes con personalidad pero sin estruendo.

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