Adobo, cocina de toda la vida con un twist de elegancia

El restaurante, ubicado en una fuera de los circuitos gastronómicos, brilla con luz propia con su relectura de la cocina mediterránea

Adobo está decorado como el taller de un artista

Adobo está decorado como el taller de un artista. Foto: Adobo

En los cuatro años de vida que tiene Adobo ha sabido ganarse un lugar por mérito propio, teniendo en cuenta que está en una zona elegante, sí, pero fuera de polos gastro como el Paseo de Gràcia, Enric Granados o la avenida Paral·lel. Su ubicación en la calle Milanesat 19, en una antigua casa señorial del barrio de Sarrià, está un poco escondida para el público en general, y así y todo, ha crecido gracias al mérito de su cocina, la esmerada atención de su servicio y la comodidad de sus espacios.

Desde que el grupo Boadas sumó al restaurante a su portolio decidió conservar su esencia, a lo sumo con el añadido de una carta de cócteles diseñada por el tándem de Marc Álvarez y Simone Caporale, el dúo detrás de la laureada coctelería Sips.

La terraza es uno de los espacios más buscados en primavera
La terraza es uno de los espacios más buscados en primavera. Foto: Adobo

Cuando fue abierto por Enrique Valentí en 2021, el restaurante se llamaba Adobo-Adobar, por su oferta dual: el restaurante y la terraza con una agradecida sombra para los días primaverales y estivales. Esta combinación sigue presente, en un local decorado con sensibilidad por Cristina Carulla, quien usando una gama cromática de colores crema y tierra imita al taller de un artista.

La carta de Adobo

Por suerte, la carta de Adobo juega al minimalismo: media docena de platillos para compartir, un número igual de entrantes, y luego, cuatro opciones de pescados y otras tantas de carnes. Y punto. El equipo sabe que con esta relectura de la cocina mediterránea el comensal se retirará contento.

En nuestra experiencia, que se realizó con un maridaje iniciado por el cava rosado reserva María Rigoll Ordi, desplegaron una cecina de Astorga con pan con tomate, las suaves anchoas del Cantábrico maridadas al estilo Adobo y las croquetas de jamón ibérico Arturo Sánchez. Buen inicio de un capítulo de la carta donde se encuentran las berenjenas fritas con miel, la tabla de quesos y el matrimonio de anchoas con boquerón.

Adobo, decorado como si fuera el taller de un artista, se encuentra en una antigua casa señorial de Sarrià

En el apartado de entrantes, cambiamos de tercio con el Savinat, un interesante Sauvignon blanc de la bodega Mas Escorpi, con un dejo aromático de albaricoque y piña. Junto con este blanco, llegó la terrina de foie con tostadas; uno de los entrantes de Adobo que dialogan con las alcachofas a la brasa y salsa romesco, los mejillones al beurre blanc o los fideos a la cazuela con costilla y butifarras.

Cada plato se elabora con precisión coreográfica
Cada plato se elabora con precisión coreográfica. Foto: Adobo

Los pescados y carnes de Adobo

Menos mal que solo fuimos con el foie, porque después aterrizó un exquisito atún rojo a la brasa con emulsión de piñones, una de los cuatro alternativas de pescados del restaurante, como el rodaballo con agua de Lourdes, la lubina o el calamar relleno de cebolla caramelizada; todos ellos elaborados a la brasa.

Las suaves anchoas maridadas al estilo Adobo
Las suaves anchoas maridadas al estilo Adobo. Foto: Adobo

Y no nos podíamos ir sin probar algunas de sus carnes. En este caso, junto con el tinto Lo Imposible de la bodega Viñedos de Gredos, llegó un steak tartar combinado con pepinillos, chalota (similar a la cebolla pero de gusto más suave), emulsión de mostaza de Dijón, yema de huevo, salsa Perris y un toque picante de tabasco. Y unas delgadísimas galletas carasau para empujar, junto a un cuenco de patatas fritas.

La bodega tiene más de 100 referencias
La bodega tiene más de 100 referencias. Foto: Adobo

Si se quieren más opciones cárnicas, en Adobo preparan el cap i pota a la catalana con garbanzos, la butifarra de Cal Rovira con mongeta de Santa Pau, y el onglet a la brasa con salsa Café de París. A tener en cuenta.

En los postres, elegimos un flan cremoso con chantilly de vainilla y un soufflé de chocolate con helado, pero bien podrían haber sido la piña osmotizada con espuma de piña y toffe o la tarta de quesos.

Cocina mediterránea y de toda la vida
Cocina mediterránea y de toda la vida. Foto: Adobo

La carta de vinos supera el centenar de referencias, entre ellas casi una veintena por copas, con una predominancia de DO catalanas (Montsant, Empordà, Priorat, Cava, etc.) y de otras regiones como Rioja, Valle de la Orotava, Menorca o Ribeiro. Atención a las propuestas de vinos ecológicos y de productos premium, de orígenes españoles o franceses. Si se quieren dar un capricho, hay una quincena de cavas y champagnes que sirven para alzar la copa en nombre de la nueva propuesta de Adobo.

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